Todo es cuestión de percepción, a esta obviedad permítanos sumar otra: una cosa es la opinión publicada y otra la opinión pública. Hace algunos años, Rubén Aguilar Valenzuela, quien se desempeñara como vocero de Vicente Fox (“lo que el presidente quiso decir”) explicó la estrategia con que el gobierno foxista decidió manejar su relación con los medios de comunicación (opinión publicada) y analizar la aceptación o rechazo de sus actividades (opinión pública). Explicó Aguilar Valenzuela las distintas formas con que se percibían las acciones del entonces presidente desde el círculo rojo y el círculo verde, en el primero, formado por un “pequeño” grupo de editorialistas y comentaristas, se criticaba duramente a Fox Quesada cuando incumplía con las formalidades a las que obligaba la investidura, rituales que se fueron consolidando a lo largo de 70 años de priísmo, mientras que los ciudadanos, festejaban las irreverencias y el irse por la libre del panista dueño del copyright de frases como “El conflicto en Chiapas lo solucionaré en 15 minutos”, “Y yo por qué?” y “Comes y te vas”.
El vocero del presidente que ofreció “’Honestidad, trabajar un chingo y ser poco pendejo” señala que “La crítica que articularon los medios, que en muchas ocasiones hacían la gran noticia que se trasmitía en los noticieros de televisión y radio y que ocupaba las primeras páginas de los periódicos, no hacía mella en la ciudadanía. No tocaba, por más que la crítica estuviera presente y se reprodujera, la simpatía que los ciudadanos tenían al mandatario y su gobierno”. Y que no lo hacía porque no refería “a los temas que la ciudadanía sí consideraba como inadmisibles y condenables: la corrupción, el autoritarismo y la represión. Esto explica, es un tema fundamental, el porqué del bajo impacto que tuvo la opinión publicada en la generación de una opinión pública negativa en relación al presidente Fox y su administración”. Aguilar Valenzuela firmó este artículo en 2007 en la revista etcétera (http://goo.gl/coQex), quién sabe si podría asegurar lo mismo seis años después.
Comentamos lo anterior porque el panismo local parece creer que si los medios reflejan sus pleitos y berrinches, no va a influir en los electores el próximo 7 de julio, confiados en que pueden repetir la hazaña de una joven desconocida Teresa Jiménez al ganarle al primer golfista de la entidad, Alfredo González González, a últimas fechas se han dedicado al pleito perdulario.
Amor prohibido murmuran por las calles porque somos de distintas sociedades, así, al ritmo de Selena, en la rutinaria rueda de prensa del grupo parlamentario del PAN, José Luis Novales Arellano regresó a la escena después de un breve retiro para calificar de “absurdo y estúpido” el pragmatismo que llevaría al PAN a aliarse con el PRD, tras señalar las enormes diferencias ideológicas entre cada partido, el diputado dijo que la posible unión de izquierda y derecha “equivale a pactar con el narco para que nos enseñen cómo exportar eficazmente”.
Defenderé mi candidatura como un perro, poco le faltó a Novales Arellano cuando arremetió contra la dirigencia panista y la acusó de tener planchada la salida legal para que fuera como candidato a la alcaldía capital Felipe González González, agregó: “me avergüenzo de la dirigencia panista” y de los tejes manejes de Jorge López Martín. Fue tal la enjundia del diputado en la rutinaria conferencia semanal del grupo parlamentario, que para deslindarse, Alfredo Reyes Velázquez citó al filósofo “Boltair”, con una frase que se parece mucho a lo que dicen que dijo pero no dijo Voltaire, acerca de no estar de acuerdo con una idea, pero defender el derecho a expresarla. El miedo no anda en burro, hasta el francés olvidó el Mosco Reyes.
Jorgito, como varias veces llamo Novales Arellano al dirigente estatal del PAN, ya contestó, vía ventrílocuo, a través del delegado municipal Rodolfo Téllez Moreno, que si le sigue, lo van a correr.
A todo esto, ¿importa?, todo indica que sí y mucho, lo que los aguascalentenses perciben, más allá de que los amigos de la prensa demos o no juego al festín de insultos y la guerra de lodo en que están inmersos los panistas por seguir los caprichos de Martín Orozco Sandoval y contra la pared por el empecinamiento de Felipe González González, es claro que la ciudadanía no podrá dejar de ver cómo la pugna por el poder desnuda a los blanquiazules, cómo la avaricia los pinta de cuerpo entero.
De nuevo, ¿importa? Creemos que sí, más allá de la opinión publicada y el círculo rojo, quienes salen ganando con el jaloneo de medias panista son Felipe de Jesús González Ramírez, quien siempre jugó la carta de presentación de un candidato que sumaba, sereno y conciliador, habrá que seguirle la pista para saber si espera que la carambola lo beneficie y el PAN (desde el centro, por supuesto) lo llama a sus filas para ungirlo como candidato de forzosa unidad, o si bien, los otros partidos de oposición se dejan de veleidades y lo convocan a encabezar una alianza que bien podría presentarse como una tercera vía, un representante de lo que podrían ser las candidaturas ciudadanas a las que la partidocracia aguascalentense tanto miedo tienen.
Otro de los ganadores, claro que sí, es el Partido Revolucionario Institucional, no ha tenido que meter las manos en lo más mínimo para que su rival solito se despedace, ¿quiénes serían los más interesados en difundir y amplificar las luchas intestinas del PAN?, pues los tricolores de hueso colorado. En las oficinas de Guadalupe Ortega y en Palacio de Gobierno se sigue con risa contenida la telenovela blanquiazul, cada golpe entre Novales Arellano y López Martín se traduce en una preocupación menos.
De ahí que los anuncios del tricolor acerca de las fechas y programas caigan en blandito, puede el PRI señalar a los colaboradores de Carlos Lozano de la Torre y Lorena Martínez que tienen que dejar sus cargos públicos entre el 24 y 28 de febrero para poder contender en la elección de candidatos, sin que pase nada, sin que se hagan olas.
Los del PRI siguen al pie de la letra la dieta que promueve el suspirante Enrique Rangel Jiménez: por la mañana, unidad; por la tarde, unidad; por la noche, unidad; y de colación: unidad. Al grado que cualquier desavenencia (porque de que las hay, las hay), incluso si es evidente o pública, es “arreglada” con invitaciones al diálogo, como la que lanzó ayer la alcaldesa Martínez Rodríguez, quien bien podría exigir ser atendida por el rol que juega en la selección de candidatos, pero prefiere el trato suave, ayer en entrevista colectiva, sólo dejó escapar: “yo espero que en estos días el Comité Ejecutivo Nacional nos llame a tener una plática en torno a las decisiones que se tengan que tomar y ojalá que podamos construir una candidatura de unidad, creo el PRI necesita salir unido y el PRI necesita salir muy fortalecido, y creo que el diálogo y la construcción de acuerdos es lo que debe de prevalecer en los próximos días y yo estoy en la mejor disposición de que el Comité Ejecutivo Nacional pueda invitarnos a platicar sobre cuál deba ser la mejor propuesta que haga el PRI para ganar la contienda electoral”. ¿Así o más terso?
La del estribo. Inmediatamente después de publicar su plataforma electoral, los del Verde Ecologista de México, en voz de Sergio Augusto López Ramírez, amagaron con que si no hay firma de alianza irán solos a las urnas. Tómame o déjame, ni te espío ni te quito libertad, le cantan al PRI… El diputado ya hasta le puso fecha al asunto, amenazó que de no llegar a un acuerdo el día 22, los verdes se irán por la libre para registrar a sus candidatos ante el Instituto Estatal Electoral. ¡Uy!, han de temblar en las oficinas de López Mateos, sobre todo cuando se dan cuenta de que la prisa de los verdes es problema de los ecologistas, no de los tricolores: a escasos días del plazo fijado y acostumbrados a ir en combo, no tienen ningún perfil seguro, cuando menos para la Presidencia capitalina, de hecho, el mismo López Ramírez dijo que no podía adelantar las señas del candidato, pues qué tal si éste, a la hora buena, salía con que siempre no… Después “me veo mal”, dijo. Ajá, como si sólo por eso fuera.
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