Strumming my pain with his fingers,
Singing my life with his words,
Killing me softly with his song,
Killing me softly with his song,…
En 1973 la gran Roberta Flack, cantante de soul, nacida en Carolina del Norte un 10 de febrero de 1939 endulzó millones de oídos con la canción Killing me softly, en las alcobas, las fiestas, dentro de los autos esta canción se repetía una y otra vez, cientos de parejas bailando se decían al oído “removiendo mi dolor con sus dedos, cantando mi vida con sus palabras, matándome suavemente con su canción, matándome suavemente…”
¿Cómo no rendirnos ante la dulzura del romanticismo? ¿Quién no quiere morir de amor? ¿No es ése el cuento con el que hemos soñado, la media naranja, el complemento? La princesa y el príncipe que fueron felices para siempre.
“Me dijeron que él cantaba una buena canción, que cantaba con estilo, así que vine a escucharle y ahí estaba él, un joven, un extraño a mis ojos…” El 14 de febrero se llenan los comercios de flores rojas, chocolates, muñecos de peluche, tarjetas de San Valentín y un sinfín de regalos que representan el amor.
La idea del romanticismo es distinta para mujeres y para hombres, unas son las que aman, las que se entregan, las que esperan, las que sueñan ser “salvadas”, pertenecer a…..ser la señora de…. Mientras los hombres son los que eligen, los amados, los que conquistan, los que prueban de todos los platillos y quizá nunca sucumban a ninguno, los valientes, los que cuidan el honor.
No quiero decir que para todas las mujeres y para todos los hombres sea así la historia del amor, pero sí quiero hacer notar que una enorme cantidad de relaciones amorosas se plantean este paisaje amoroso adecuado a los clichés heteronormativos del amor.
La idea de complementariedad con la que tanto se casan las parejas tiene enormes beneficios para los hombres como recibir amor, cuidados, comprensión, disposición, placer, autoestima, mostrar fuerza de control, mientras para las mujeres esta misma idea de ser complemento significa algo totalmente distinto, una franca desventaja, ser protegida, no poder ser independiente, quedarse en casa o al menos mantenerse en actividades relacionadas con los doméstico, con lo privado, ser aceptada, no moverse de los parámetros de la feminidad y la fragilidad y siempre esperar, en las condiciones más complejas o absurdas esperar. No es lo mismo ser el complemento dominante que la dominada.
En el tiempo que llevo trabajando la desnaturalización de las violencias encuentro una y otra vez los actos simbólicos que relacionan la violencia de género con el amor. Es frecuente que las mujeres que han sobrevivido a episodios de violencia física o psicológica narren que durante esa etapa de arrepentimiento de los que ejercen violencia, ellos llegan con un ramo de rosas rojas, con una invitación a comer algo especial, con una caja de chocolates o un peluche. Y algo más, la promesa de “voy a cambiar” “no volverá a pasar, te quiero”.
“Me sonrojé tanto hasta sentir fiebre, avergonzada entre el público….pedí a dios que acabara por fin, pero él seguía removiendo mi dolor con sus dedos…”
¿Cuál ha sido el costo del amor romántico para las mujeres? El año pasado en Aguascalientes se registraron al menos en los medios de comunicación locales ocho feminicidios, los agresores habían sido o eran su pareja. Sus hábiles defensas ante la presentación en los juzgados argumentaron la defensa del honor de la que por cierto nunca hemos sabido que una mujer haya recurrido a tal derecho.
“Sí era celoso, pero lo normal” dicen de los agresores sus familiares, “¿controlador? Sí, pero lo normal, quería que lo obedeciera como es normal”, “casi nunca se enojaba, era tranquilo, pero ella lo provocó”, cita la periodista Lydia Cacho cuando documenta el feminicidio de Alí Desireé joven de 24 años en su texto “El amor no mata”.
En 2010 lugares como el Estado de México registraron una mujer asesinada cada dos días, el 80 por ciento de estos feminicidios fueron perpetrados por su pareja hombre. La enorme diferencia con el número de hombres asesinados por otros hombres es que no tienen de por medio una relación afectiva amorosa, es decir no hay razones de género como en el caso de las mujeres. En Ciudad Juárez y Chihuahua de 1993 a 2007 se registraron 553 mujeres asesinadas con violencia brutal. En Chihuahua se han cometido 206 asesinatos contra mujeres de enero de 2007 a noviembre de 2008. En Morelos, 32 casos en 2006 y 26 asesinatos en 2007. En Chiapas se reportan mil 485 asesinatos de mujeres entre 2000 y 2004; y Veracruz con mil 494 en el mismo periodo.
Entre enero de 2007 y diciembre de 2008, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) documentó mil 221 homicidios dolosos contra mujeres y niñas en 12 entidades, y en el 2009 se documentaron 459 asesinatos en 16 entidades de la República Mexicana durante el periodo de enero a junio.
El amor basado en la propiedad/pertenencia/celos/dolor mata a miles de mujeres por todo el mundo, esta idea nociva incentiva a muchos jóvenes a ejercer violencia.
Como dice Margarita Pisano, feminista chilena, “quizá tenemos que relacionarnos de otra forma que no sea el amor porque ese sistema se compone necesariamente del amado y la que ama y porque en este terreno las mujeres estamos condenadas a perder todo”.
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