“Un mundo nuevo no es más que un nuevo modo de pensar”.
William C. Williams
Ante la complejidad de una sociedad global y el avance de nuevos elementos y problemáticas que se van incorporando día con día, los líderes se han visto en la necesidad de utilizar con mayor frecuencia los servicios de organizaciones que agrupan expertos en diferentes áreas del saber, con la finalidad de tomar decisiones bien documentadas y sustentadas. Si bien no es algo nuevo, resulta interesante conocer el origen, desarrollo y la forma en la que operan estas organizaciones, que han proliferado enormemente y que cada vez son más imprescindibles. Son los famosos Think tanks (centros de pensamiento o laboratorios de ideas).
Los Think tank son organismos independientes compuestos por grupos de reflexión que se dedican al análisis, la investigación y la discusión de temas estratégicos con mayor impacto social y mediático, ya que también tratan de influir en la opinión a través de los medios de comunicación. Trabajan sobre política, medio ambiente, tecnología, pobreza, economía, educación, entre otros. Su finalidad es ofrecer propuestas de solución e influir en las políticas públicas del Estado. Estos grupos tienen su origen en el Reino Unido y en Estados Unidos.
Su autonomía no parece demasiado clara puesto que su financiamiento depende de donaciones privadas, de organismos internacionales y en algunas ocasiones del mismo gobierno o de diferentes partidos políticos. Esto ha sido un elemento de crítica puesto que sus investigaciones pueden obedecer a intereses económicos o políticos.
Los Thinks tank no son los únicos organismos dedicados a pensar, pero sí tienen un rasgo distintivo en su actividad, mezcla de teoría y práctica, en temas socialmente relevantes y, aunque utilizan la misma metodología de las ciencias sociales, su objetivo es influir en la toma de decisiones y en la creación de políticas públicas. Los estudiosos de los Thinks tank establecen que son cinco sus funciones: 1. Generación de ideas sobre políticas públicas. 2. Evaluación de propuestas de política pública. 3. Evaluación de programas gubernamentales. 4. Formación de expertos. 5. Autoridad técnica.
Los centros de pensamiento con capacidad de liderazgo vienen siendo poco más de 5 mil en todo el mundo: América del Norte tiene el 37.87%; Europa Occidental el 23.58%; Asia el 11.83%; Europa Oriental el 9.51%; América Latina el 8%; África el 5.39% y Medio Oriente 3.78%. En México existen desde los años cincuenta y son pocos en comparación con otros países de Sudamérica. Tal vez la razón principal estribe en la poca importancia que se le da a la investigación de las ciencias sociales y el bajo presupuesto que se le asigna. No obstante los Thinks Tank mexicanos están ganando influencia e importancia y se pueden mencionar algunos como: el Centro de Investigación para el Desarrollo A.C. (CIDAC); Instituto Mexicano para la Competitividad, A.C. (IMCO); Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, A.C. (CEESP); Centro de Diálogo y Análisis sobre América del Norte (CEDAN); Instituto de Pensamiento Estratégico Ágora (IPEA); Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE); Consejo Mexicano para el Desarrollo Económico y Social (COMDES); Centro Nacional para el Desarrollo Económico (CNDE); Transparencia Mexicana, entre otros.
En el ámbito de la educación podemos destacar el Consejo de Especialistas para la Educación (CEPE) que fue creado en 2005 por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y cuya función es pensar la educación, reflexionar y presentar estudios que permitan mejorar las políticas educativas de México. Su primera obra publicada fue: Los retos de México en el futuro de la educación (2006) en la que vale la pena destacar las recomendaciones sobre la educación en nuestro país: 1) profesionalización de docentes y directivos; 2) gobernabilidad del sistema educativo, aludiendo a los problemas entre el SNTE y las autoridades educativas y 3) el financiamiento de la educación, su eficiencia y la rendición de cuentas sobre el buen uso del mismo.
Los cambios se dan a tal velocidad que alguien tiene que pensar cuando no hay tiempo para hacerlo y los Thinks tank cumplen esa función. Hoy día se han vuelto indispensables y ya no se concibe que determinadas decisiones puedan ser tomadas sin su asesoría. La educación mexicana no ha sido ajena a estos cambios ni a la influencia de los Thinks tank, que seguramente serán de mucha calidad, sin embargo, es evidente el fracaso de las políticas educativas de nuestro país y la educación no parece tener un rumbo claro y definido.
La educación debe pensarse desde un gran cambio estructural, determinando con claridad quiénes son los actores principales y a quiénes corresponde tomar decisiones. Sin ese cambio, las recomendaciones serán letra muerta y todo se reducirá a lo que hoy estamos viviendo, una serie de modificaciones en la forma pero ninguna de fondo que oriente la educación hacia una calidad que sea patente en resultados.
Una vez identificados los protagonistas y quienes realmente deben tomar las decisiones, hay que pensar en una educación de calidad y a largo plazo. Partir de todos los logros que se han tenido y corregir lo corregible, que también es mucho. Es necesario dejar que los expertos piensen la educación y seguir sus recomendaciones. Existe mucha bibliografía, generada por los Thinks tank, sobre el rumbo a seguir. Son estudios serios y muy bien documentados y que, de haberlos seguido, otra sería nuestra situación. Decía Ugo Fóscolo “Una parte de los hombres actúa sin pensar y la otra piensa sin actuar”.
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