Javier Moro Hernández
Los cuentos de Paola Tinoco son textos en los que podemos encontrar una mirada profunda y aguda que en unos cuantos trazos logra detallarnos la esencia misma de sus personajes, aunado un sentido del ritmo narrativo que nos deslumbra, nos atrapa, haciendo de Oficios ejemplares una inmejorable carta de presentación.
El trabajo no necesariamente dignifica, nos dice la autora a lo largo de los cuentos que conforman este libro editado por Páginas de espuma, y ya sabemos que en México la sobrevivencia diaria puede ser un acto de creatividad pura y los cuentos de Paola Tinoco recorren el escabroso camino que mucha gente tiene que recorrer diariamente para poder sobrevivir con trabajos peligrosos o simplemente denigrantes.
El cuento de Cenicienta Humillada, que abre el libro, es un ejemplo paradigmático: una mujer que descubre que su mayor talento en esa vida es prestarse a ser humillada por sus acompañantes en público, nos da una pequeña probada de lo que después nos encontraremos a lo largo del libro. Cuentos sobre necesidades insatisfechas, sueños rotos, vidas incompletas. Pero cuentos que nunca caen en el empalago emocional. Tinoco nos cuenta una historia y nos deja a los lectores la posibilidad de armar el rompecabezas. Ella nos da pistas, nos muestra al personaje, su vida, sus circunstancias, pero no se casa con ellos, los deja libres. Para ella el personaje es un motivo para contarnos la historia, porqué eso, la historia, es lo más importante para ella.
La capacidad de observación de Tinoco es una de sus máximas virtudes: Su mirada atrapa, congela y sus palabras cuentan. Y nos atrapan, nos llevan de la mano por personajes tan sinceros y fantásticos como el protagonista del cuento Ladrón de libros, que de ser un simple trabajador en una bodega de libros, que de vez en cuando roba algunos para terminar de redondear su quincena, pero que termina por convertirse en un adicto a la lectura. Un hombre que permite que todo su mundo se derrumbe mientras él pueda seguir leyendo plácidamente los libros que ahora solo roba por placer.
Ladrón de libros es un cuento que nos habla de los peligros de cualquier adicción y que además nos sirve de puente para entrar a la otra orilla del libro, la de los cuentos que abordan temáticas cercanas al l trabajo personal de la autora: editora, jefa de prensa, el mundo de Paola Tinoco gira alrededor de los libros.
Así nos encontramos con cuentos como El Escritor, La Esposa del Escritor o Jefa de Prensa, en los que nos encontramos con el mundo en el que se desenvuelve la autora. Un mundo lleno de ejemplares raros, como ese Escritor que regresa de dar clases en alguna universidad de los Estados Unidos y que simplemente es incapaz de cambiar un foco, arreglar una fuga de agua o prepararse una cena decente. Un escritor que solo eso sabe hacer.
Como sucede también en el cuento de La esposa del escritor, en donde entramos a la vida privada de una mujer que vive (y sufre) la intensidad de un escritor famoso, quién escribe a ratos, más ocupado por beber, y que a veces se olvida de terminar los textos que le pagan la renta y ahí nos enteramos que es ella, la esposa, quién tiene que hacer el trabajo, la talacha, para terminar con ellos. Cuento de una relación destructiva que ella ha aceptado a vivir hasta el final.
Al final la autora nos saca de estas dos líneas temáticas bien marcadas para llevarnos hacia historias que tiene que ver con el trabajo, definitivamente, pero que se encaminan hacia otras latitudes, tanto físicas como emocionales: Niñera Sagrada es un ejemplo, pues nos cuenta sobre un soldado Gurkha Nepalí, que a la hora del retiro se enfrenta ante la disyuntiva de tener que regresar a su país para encontrarse con nada o quedarse a vivir en Londres cuidando a los niños de una famosa modelo. Disyuntiva que se parece a la que se enfrentan miles de jubilados en todo el mundo, pero que sin embargo aquí es observada con el humor negro de la autora y la crueldad propia de la situación, pues el problema no solo conlleva pasar al retiro sino también humillar todo lo que se ha sido a lo largo de una vida.
Una vez más nos enfrentamos ante esta situación que ha estado presente en todo el libro: el trabajo no necesariamente dignifica. Pero esta crítica no es el objetivo de Oficios Ejemplares. La intención del libro es contarnos historias particulares, historias que están ahí, pero que sólo la observación aguda de Paola han sabido rescatar y contar, siempre con una dosis sana de ironía, de humor negro, que hacen de estos cuentos historias profundamente humanas, que no se desbarrancan en lo melodramático, sino que al contario, emergen, como un perfecto juego de alegrías y desventuras, de situaciones jocosas e imágenes terribles y duras.
Tinoco tiene en su haber la enorme virtud de concentrarse solo en contarnos las historias, no hacer juicios de valor, no detenerse demasiado en los antecedentes de los personajes. Eso nos lo deja a nosotros, lectores, que en ocasiones nos retorcemos de risa y en ocasiones nos preguntamos que haríamos nosotros ante esa situación. Lo que demuestra lo eficaz de la prosa de la autora, que nos deja regodeándonos en estas historias, estos oficios. Paola Tinoco nos demuestra que es una escritora que ha encontrado en el cuento un territorio por explorar, por explotar.
Oficios Ejemplares
Paola Tinoco
Editorial Páginas de Espuma