Favorita al Oscar, y con razón, es un hecho indiscutible que Lincoln se pintará de oro en la próxima ceremonia, ahora sólo falta ver a cuál de los 12 posibles. Mientras veía la proyección de esta cinta no paraba de hacerme esa pregunta, pues estoy casi segura de que no los obtendrá todos ellos ¿o sí?
Lo que más destaca en Lincoln es precisamente él, Abraham, el decimosexto Presidente de los Estados Unidos, ese personaje del que muchos hemos escuchado hablar y del que prácticamente todos en el mundo podemos describir su figura –alto, encorvado, con patillas, barba y el infaltable sombrero de copa– ese Lincoln es el que aparece ante nuestros ojos, ni sombra queda de Daniel Day-Lewis, el actor, quien prácticamente se desprende de su piel, su alma y nacionalidad para darle vida al “buen Abe” o ¿de qué otra forma hubiera sido creíble que un Inglés-Irlandés pudiera interpretar al más americano de los americanos? Entonces, ¿será para Day-Lwis el primer oro?… sin duda.
Quizás este largometraje no resulte tan interesante a los mexicanos como lo es para los norteamericanos, pues narra una parte trascendental de su historia que a nosotros nos dice poco como habitantes de una tierra en la que la esclavitud de la población negra acabó justo cuando se declaró la independencia.
La temática central de Lincoln gira en torno al cabildeo que tienen que realizar tanto el presidente norteamericano como sus allegados para lograr que se apruebe la decimotercera enmienda, la cual trata sobre la abolición de la esclavitud y la servidumbre involuntaria, esto, antes de que acabe la guerra civil en la que se ve envuelta ese país. En la cinta vemos cómo el grupo del presidente tiene que convencer, sobornar, manipular, amenazar y engañar para lograr los votos que hacen falta para aprobar la Ley. Así que los espectadores nos vemos arrojados a más de dos horas de puro bla, bla, bla y muy poca acción; sin embargo es un bla, bla extraordinario, estupendamente escrito, lleno de argumentos inteligentes, referencias maravillosas, chistes, historias y dramas con los que el guionista Tony Kushner “vistió” a sus personajes para volverlos reales para que tuvieran, cada uno, la personalidad que le correspondía. Si tienen la posibilidad de ver la película en inglés, sin necesidad de leer la traducción, háganlo, la experiencia será mil veces mejor. ¿Oro para Kushner?… seguramente.
Otro aspecto digno de tomar en cuenta en este filme es el aspecto visual, incluida fotografía, ambientación, vestuario, diseño de arte e iluminación, los cuales bajo la batuta de Spielberg nos transportan a la época. No hay detalle que haya sido pasado por alto, desde los broches en los vestidos, hasta la iluminación de velas, la decoración, los muebles, las calles de Washington y los campos de batalla pintados en verdes, ocres y azules, salpicados por el barro y la sangre de los combatientes. Todos éstos, elementos importantes que redondean el viaje que emprende la audiencia hacia los mediados del siglo 19.
Si además añadimos a esta mezcla la música que acompaña y enriquece la historia, sin apabullarla, apareciendo con grandes acentos en el momento adecuado para reforzar el mood y menguando hasta casi desaparecer con acorde de piano y violín para aumentar el dramatismo, estamos por concluir que el resultado final, el que podemos ver en las salas, se merece, cuando menos otro par de estatuillas.
Un personaje del que sabemos muy poco, pero que al parecer ejerció gran influencia en Lincoln fue su esposa Mary, interpretada magistralmente por Sally Field, quien, al parecer sin esfuerzo, nos presentó a una mujer fuerte, decidida y con el toque exacto de locura necesario para ocupar el sitio que tenía en la vida del presidente, logrando balancear su vida personal con la pública admirablemente. ¿Ganará Field su Oscar?… éste es un tal vez optimista y sólo porque la competencia viene muy fuerte.
Tommy Lee Jones, dando vida a Thaddeus Stevens, un republicano radical, quien a pesar de sus fuertes convicciones políticas, es capaz de sacrificar sus creencias y apegarse a la línea del presidente para lograr la aprobación de la enmienda. La interpretación de Jones, de este hombre y su lucha interior, le tiene merecido el reconocimiento de la Academia ¿se lo darán?
Finalmente me permito transmitir mi opinión del trabajo de Steven Spielberg en general, me pareció maravilloso, se nota que disfrutó enormemente de este trabajo, pues al parecer tiene debilidad por aquéllas en las que la guerra es una de las protagonistas. No en balde las primeras escenas –y algunas de las últimas– nos hicieron recordar Salvando al soldado Ryan. Pero en Lincoln, además de las crudas imágenes bélicas, se permitió marcar un ritmo acompasado que empataba perfecto con la personalidad de su personaje principal, dejó fluir los diálogos y los aderezó de los elementos necesarios para hacer de esta cinta, más que una película histórica, un thriller. ¿Oro para él?… la moneda aún está en el aire.
Productor: Steven Spielberg y Kathleen Kennedy; director: by Steven Spielberg; guión: Tony Kushner, basado en el libro Team of Rivals: The Political Genius of Abraham Lincoln de Doris Kearns Goodwin; fotografía: Janusz Kaminski; edición: Michael Kahn; música: John Williams; elenco: Daniel Day-Lewis, Sally Field, David Strathairn, Joseph Gordon-Levitt, Gulliver McGrath, James Spader, Hal Holbrook, Tommy Lee Jones, Tim Blake Nelson, John Hawkes, Stephen Henderson y Gloria Reuben; duración: 2 horas 25 minutos.