La historia del Presidente Venezolano Hugo Chávez (cuyo nombre completo es Hugo Rafael Chávez Frías) es propia del realismo mágico de las novelas de Mario Vargas Llosa o de las de Gabriel García Márquez. Hoy en la madrugada, la red de noticias Europa Press, publicó que el aún Presidente de Venezuela sufrió un infarto de miocardio el pasado mes de diciembre y que su estado de salud es crítico (“severo” reza la nota), y agrega que está tan demacrado que es imposible presentar una imagen suya para los medios masivos de comunicación, pues el aviso sostiene que ha perdido más de 20 kilos en su gesta de enfrentar al cáncer que le aqueja. Su tratamiento, según las fuentes oficiales de Venezuela y de Cuba, se está llevando a cabo en el Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas (Cimeq) de la Habana, en la isla de Cuba. Aunque esta noticia sostiene que pese a su frágil estado de salud, Hugo Chávez ha sido cambiado al “Hospital-Bunker” que se encuentra bajo la Plaza de la Revolución en la ciudad de La Habana, y que había sido implementado por Fidel Castro Ruz hacía ya varios años. Para tratar de distraer a la opinión pública el detrimento en la salud de Chávez, los familiares y cercanos de él, han continuado asistiendo a el “Cimeq” para pretender que no había ningún cambio en la salud del mandatario Venezolano.
Con más de un mes desde la última aparición Pública del mandatario Venezolano, las especulaciones no se han hecho esperar. Las similitudes en el modo en que el gobierno Cubano manejó la crisis y enfermedad de Fidel Castro, y la manera en que el Gobierno Venezolano está lidiando con la crisis con Hugo Chávez, van más allá de la mera coincidencia. Con la salvedad de que Fidel Castro tuvo la oportunidad de delegar el poder en su hermano Raúl, quien actualmente encabeza el gobierno cubano, mientras que la sucesión de Hugo Chávez no se pudo implementar de la misma forma. Así, los venezolanos tienen un Presidente fantasma, pues Chávez no pudo rendir protesta para su nuevo periodo como Presidente de Venezuela, y fue la máxima autoridad judicial de ese país la que avaló que se diera la continuidad del poder en ausencia física del mandatario. La cuestión ronda acerca de que si Hugo Chávez aún está con vida o ha fallecido. En caso de que Hugo Chávez ya haya fallecido, el pueblo Venezolano inaugura el primer mandato de la historia moderna en que una persona detenta la Presidencia de un país desde el “más allá”. De por sí la historia de Chávez era muy similar a la de Fidel Castro: ambos fueron detenidos en un intento de “Golpe de Estado” y llevados a la cárcel tras el fallido intento. Ambos, tras llegar al poder, fueron minando y eliminando a sus posibles contrincantes y latentes amenazas con vista de instalarse a largo plazo en el poder. No es decir una calamidad cuando se afirma que Chávez fue el discípulo de Fidel Castro, pues del cubano fue de quien aprendió infinidad de tácticas y modos políticos Chávez. Esta historia, inmersa en el más puro surrealismo, donde el presidente de Venezuela no aparece y el gobierno cubano lo protege formando una cortina de humo para que la información no esté al alcance de los demás, parece más una película de James Bond que una realidad pragmática. Así, entre engaños y verdades a medias, simulaciones, veredictos arreglados, componendas del statu quo, estamos viviendo la “Política del Realismo Mágico” alrededor de una persona que ha polarizado a su país. Porque en Venezuela, si bien un gran sector de la población está a favor de Hugo Chávez y sus procederes, también una significativa parte del país está completamente en desacuerdo con él. Yo he tenido ocasión de sostener pláticas con Chavistas que hablan del “desaparecido” Presidente Venezolano como un verdadero prócer de su patria, y también he platicado con varios venezolanos que se manifiestan en contrario, sosteniendo que el ego de Chávez y su mala conducción no han favorecido al pueblo de Venezuela. Es cierto que en todos los países hay quienes se benefician y quienes no del poder político, pero pocos países latinoamericanos están polarizados como ése.
En pleno siglo XXI, con todo el poder de la información y la comunicación, el poder político sigue haciendo de las suyas para mantener sus privilegios, convirtiendo la enfermedad de Chávez en una telenovela de medios diálogos y escenas censuradas. No se dice la verdad para que el statu quo de Venezuela siga detentando sus privilegios y tenga tiempo de tomar acciones para mantenerlos. Estos manejos políticos de la comunicación y la información me recuerdan el caso del asesinato de Luis Donaldo Colosio en México, donde impusieron la versión de que había sido asesinado por Mario Aburto únicamente y que no se había tratado de un complot, sino que este sujeto actuó como “el asesino solitario” propinando al menos dos impactos de bala al entonces candidato a la Presidencia de México, haciendo piruetas indecibles para justificar las trayectorias disímiles que cegaron la vida de Colosio. La mentira oficial no es exclusiva de los venezolanos, los cubanos, los estadounidenses, los franceses, los ingleses, y mucho menos, de los mexicanos. El poder defiende sus mentiras, por descabelladas que están sean, y terminan imponiéndolas por la fuerza de la metralla y la deshonestidad.