Con motivo del desarrollo del proceso electoral local 2012-2013, y con el objeto de documentar las diversas etapas del proceso y la agenda electoral, hoy inicio con la publicación de una serie de análisis de la vida política y de las elecciones en Aguascalientes. Comienzo por rescatar que el pasado fin de semana, el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI), definieron sus métodos de selección interna de candidatos. El año electoral comenzó a tambor batiente, de tal manera que hemos sido testigos de la visión política de los aspirantes y las expresiones o grupos internos que impulsan a sus cuadros políticos para la contienda. Los nombres que se juegan, aunque no todos, son conocidos al interior de los propios partidos.
El PAN anunció que la decisión ya está tomada a favor de Juan Antonio Martín del Campo, miembro del grupo político del Senador de la República, Martín Orozco Sandoval. Ante los hechos consumados, su competidor José Luis Novales, a pesar de aceptar el método previo de selección no estatutaria denominado Encuesta, rechazó la interpretación de los resultados y presiona para obtener la oportunidad de ser el Candidato. Por su parte el ex gobernador del Estado y ex senador de la República, Felipe González González, presiona para obtener no sólo la candidatura de su hijo Felipe a diputado por el sexto distrito local, sino para ampliar su influencia a otros distritos. Para alcanzar su objetivo, decidió desconocer el procedimiento previo y anunciar su registro como precandidato a la Presidencia Municipal de Aguascalientes en cuanto aparezca la Convocatoria a la Convención Municipal. Ante este escenario, se presagia en el PAN un rompimiento entre los grupos que lo conforman, pues si el ex gobernador González no obtiene lo que busca, seguramente estaremos observando que el Partido Movimiento Ciudadano tendrá un candidato competitivo a la Presidencia Municipal en la figura de Felipe González Jr.
En el PRI, la decisión del Candidato aún parece lejana. El proceso de selección que inició con la aprobación del método de selección interna deberá pasar bajo el tamiz del Convenio de Coalición que firmará el PRI, seguramente con el Partido Verde (PV). La duda se encuentra en la improbable Coalición con el Partido Nueva Alianza (Panal), que no quiere correr la suerte del PRI en las próximas elecciones intermedias. En los comicios de 2010, en Coalición con el PRI, el voto del Panal sumó el 3.5 por ciento de votantes (10 mil 207 electores); en cambio para el 2012, sin ir en Coalición obtuvo el 5.8 por ciento (19 mil 700 votantes) en el municipio de la capital. Los dirigentes del Panal suponen que su votación podría crecer en 2013, sobre todo ante una eventual discordia entre las bases del PRI, debida a una equivocada elección interna de su candidato en la Capital. En otras palabras, parecen confiar más en el crecimiento de su voto y en promover una elección de tercios. Quizás de allí proviene la estrategia para que el PRI postule a uno de los suyos. Si esto fuese cierto, se entendería la razón por la cual, a modo de caballo de Troya, fue incrustado uno de sus miembros (Francisco Chávez) en el proceso interno del PRI, haciéndole pasar por un militante priísta, cuando en realidad su militancia corresponde al Panal.
El grupo político local que en 2010 obtuvo la candidatura del PRI a la gubernatura del Estado, parece decidido a colocar a uno de los suyos al frente de la Administración Municipal de Aguascalientes. Pero resulta que sus aspirantes muestran una indecisión evidente, y parece lógico pues a sólo dos de ellos se les reconoce algún antecedente de trabajo entre la militancia priísta. Los cuatro aspirantes de este grupo político permanecen aún al frente de sus cargos públicos. Alejandro Alba Felguérez; Óscar López Velarde; Francisco Chávez; y Enrique Rangel, no cejan en su empeño personalísimo; ninguno de ellos cede su espacio al otro. Alguien sostiene que más parece una estrategia de “echar montón o hacer bolita”, muy al estilo tradicional de los procesos electivos en el municipio de Pabellón de Arteaga. Pero lo cierto es que la posible división entre ellos no conlleva buenos augurios para ganar las internas en una votación de las bases.
En cambio, el grupo político que ganó la candidatura a la Presidencia Municipal de Aguascalientes en el 2010, y que postuló a la Alcaldesa Lorena Martínez Rodríguez, después de un sondeo interno que duró varios meses, se ha mostrado más compacto al proponer un solo aspirante en el proceso interno: El Ingeniero Roberto Tavarez Medina, reconocido ex dirigente estudiantil de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, ex presidente del PRI en el Estado y ex Secretario de Servicios Públicos, y de Integración Social en las administraciones municipales de Gabriel Arellano y Lorena Martínez. Para demostrar la seriedad de sus aspiraciones, Tavarez decidió renunciar a su cargo en el Ayuntamiento de la capital, meter el acelerador a fondo y comprometer el voto de una mayoría de delegados a la Asamblea municipal. Sus competidores Francisco Guel; Luis Fernando Muñoz y Enrique Juárez, ahora se perfilan para participar en la búsqueda de otros cargos en contienda.
Entre los medios de información, el proceso que se avecina hace énfasis en la competencia por la candidatura a Presidencia Municipal de Aguascalientes. Y a ella nos vamos a referir en esta entrega. Tanto el PAN como el PRI, no ocultan la relevancia que tiene la disputa del Ayuntamiento de la Capital, que siendo el centro de la vida pública del Estado de Aguascalientes, presupone que la elección del candidato a esa Alcaldía impactará en la selección del candidato a Gobernador en los comicios de 2016. La lógica política indica que en el proceso de selección interna de esos partidos existen algunos criterios discretos que deben ser observados en toda su dimensión para evitar malos entendidos en el futuro inmediato.
Un primer criterio consiste en no elegir a un candidato a Alcalde, que pudiera crecer demasiado como para intentar postularse como candidato a Gobernador del Estado. Al parecer nadie quiere a otro Gabriel Arellano. De ahí que la estatura política de los candidatos del PAN o del PRI, a la Alcaldía de la Capital, no debe serlo tanto como para brincar la cerca sin autorización. Un segundo criterio consiste en el perfil ideal del candidato quien debe ser un militante con alto reconocimiento interno. Siendo ésta una elección local intermedia, los comicios que se avecinan si acaso sólo concitan y entusiasman al bloque de electores tradicionales, es decir, al voto duro de cada Partido. El tercer criterio es el relevo generacional, así los candidatos deben presentar una imagen de juventud y conducir la participación de los nuevos electores en los comicios. El cuarto criterio, consiste en la experiencia del candidato y del equipo que lo respalda, no sólo con relación con los procesos electorales, sino con el ejercicio de la administración pública.
En cualquier caso, los partidos deben tomar en cuenta que la Ciudadanía ha mostrado un comportamiento muy consistente en elecciones locales intermedias, que va a la baja. Como ejemplo en los comicios en el municipio de Aguascalientes en el año 2001, votó el 42.6 por ciento de la Lista Nominal, esto es, 175 mil 572 electores; mientras que en 2007, sólo votó el 41.4 por ciento, 209 mil 282 electores. Debido al deterioro permanente de la Lista de Electores, (ciudadanos que ya no viven en Aguascalientes), es muy probable que la participación ciudadana en 2013 se ubique en un porcentaje aún menor.
Así las cosas, teniendo en cuenta que según datos del IFE, a diciembre de 2012 la lista nominal estatal ascendía a 822 mil 583 votantes, bien se podría esperar una participación máxima del 42.6 por ciento de ese electorado, lo cual suma alrededor de 245 mil votantes potenciales ya que al municipio de Aguascalientes corresponde aproximadamente el 70 por ciento del electorado del estado, esto es, alrededor de 575 mil votantes.
En un escenario en el cual el PRI vaya sólo a los comicios municipales de 2013, y confiando en la participación de su voto duro, su votación mínima podría ubicarse en un 30.8 por ciento de electores, igual al porcentaje obtenido en los comicios de 2001, es decir, recibiría en las urnas alrededor de 75 mil 460 sufragios; y la máxima votación correspondería a un escenario de tercios donde el PRI sin necesidad de firmar ninguna Coalición alcanzaría el 33 por ciento de la votación que, con respecto de la Lista Nominal 2013, correspondería a unos 80 mil 85 sufragios, lo cual corresponde a un porcentaje similar al obtenido en los comicios locales de 2007, y los de diputados federales en los distritos segundo y tercero de la capital en el 2012.
De igual manera, podemos hacer una proyección de la votación que probablemente obtendría el PAN que le apuesta al voto máximo obtenido en los comicios de 2001 cuando alcanzó el 45.2 por ciento de la votación municipal, y que en relación a la Lista Nominal de 2013, ascendería alrededor de 110 mil 250 votos; mientras que la mínima votación que el PAN puede esperar se presenta en el escenario de tercios de los comicios de 2007, cuando alcanzó el 30.4 por ciento de los votos y que en relación a la lista nominal de 2013, será equivalente a los 74 mil 480 sufragios.