Tlacuilo - Narcoguerra: Callejón sin salida/23 - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

Cuando en Diciembre del 2006 vaticiné en la revista Proceso el fracaso rotundo de la guerra contra el narcotráfico iniciada por Calderón unos días antes, tuve la intención de incluir un párrafo en el que señalaba los riesgos de militarización del país que podría entrañar una medida de tal naturaleza.

No lo hice porque no creí a Calderón tan perverso como para actuar con premeditación en tan grave asunto. Y aunque los hechos hayan confirmado mi preocupación sigo convencido de que la idea no fue suya, sino que fue envuelto en ella por una de las fuerzas que le apoyó para hacerse del poder.

Después de todo lo analizado en la primera parte de esta serie y atendiendo a las tácticas empleadas por la clase dirigente estadounidense sobre todo desde que su gobierno enarboló la mal llamada doctrina Monroe de 1823 -aparentemente dirigida contra Europa pero enfocada en los hechos a desactivar la estrategia de Integración Latinoamericana convocada por Simón Bolívar- es nítida la conclusión de que la guerra contra el narcotráfico es el caballo de Troya utilizado por el imperio para intervenir primero en forma pacífica y luego militarmente si es necesario, en cualquier parte donde esté determinado a mantener su dominio.

Para ello había que trabajar en un asunto político de primer orden:

 

3.9.1 TAREA 1: BIPARTIDISMO

 

La primera tarea prevista consistió en cumplir con la encomienda de una organización fascista estadounidense creada -¡qué coincidencia!- en 1973; la Heritage Foundation: establecer una estrecha coordinación entre el Partido Acción Nacional (PAN) -amasijo conservador neoliberal que ya olvidó su aversión hereditaria y fundacional al gringo liberal y protestante- que desde 1988 apoyó al Partido Revolucionario Institucional (PRI) -cuya ideología revolucionaria también está en el cesto de la basura- con el fraude electoral que llevó al poder a Carlos Salinas de Gortari, para calcar en México el mecanismo bipartidista de Estados Unidos integrado por los partidos Republicano y Demócrata, ambos de derecha -el primero más que el segundo- que mantiene a su pueblo bajo el dominio del gran capital.


Así, bajo la sombra imperial fue como llegaron al poder los más torpes presidentes que hayamos padecido: Fox y Calderón, el primero de los cuales planteó en su campaña (ampliamente analizada y comentada por el autor el año 2000 en el suplemento dominical de “El Sol del Centro”) la famosa “alternancia” -concepto teórico de tercera que tampoco es creación suya porque es marca Heritage- misma que ante el pésimo desempeño del PAN podría convertir al PRI en beneficiario de la elección del 2012, el que a su vez reintegraría el poder a un PAN revolcado cuando conviniera a los intereses del imperio y así sucesivamente.

En el terreno legal, Fox fue incapaz de dañar la plataforma constitucional para sustituirla por otra que permitiera culminar pacíficamente la desnacionalización cualitativa de la Revolución Mexicana. Y en el año que le queda Calderón no podrá avanzar significativamente en la tarea destructora de los puntos clave que son el IMSS y PEMEX.

Y como el imperio no puede confiar plenamente en el PRI, que no es monolítico ni cadáver y aunque medianamente domesticado y ampliamente corrompido podría dar sorpresas, se requerían medidas más radicales para garantizar su propósito estratégico. ¿Qué procedía entonces?

 

3.9.2 TAREA 2: MILITARIZACIÓN.

 

Si bien la guerra contra el narcotráfico es una medida autoritaria impuesta al pueblo para una supuesta protección que no solamente no solicitó sino que repudia porque a raíz de ella la violencia se disparó y el narcotráfico sigue creciendo, la verdad es que ha cumplido eficazmente su verdadero propósito: acostumbrar al pueblo a ver los militares en las calles -desde pequeñas patrullas hasta escalofriantes convoyes- para familiarizarlo con el prospecto de gobierno dictatorial en cuyo principio estamos inmersos -ojo con la tiránica Ley de Seguridad Nacional propuesta por Calderón al Congreso de la Unión- pues aún aquellos ciudadanos enajenados por la propaganda oficial resienten ya esa opresiva presencia condenada drásticamente por las instituciones mundiales defensoras de los derechos humanos.

 

3.9.3 TAREA 3: ENTREGA DE LA SOBERANÍA.

 

En este terreno, el primer paso consistió en permitir -sin reciprocidad- la intromisión de fuerzas extranjeras en territorio nacional con el pretexto de apoyar a Calderón en su lucha contra el narcotráfico. Punto igualmente avanzado, pues independientemente de que desde hace mucho tiempo hay espías y militares estadounidenses disfrazados de asesores en puntos estratégicos, su cantidad ya es tanta y tan evidente, que Obama le pidió públicamente a Calderón que les permita portar armas para protegerse de agresiones como la sufrida por un agente estadounidense asesinado recientemente; y Calderón, sumiso, respondió que trataría de gestionarlo ante el Congreso dejando al desnudo su crasa ignorancia de nuestra Constitución y/o su disposición a violarla una vez más para tranquilidad del emperador.

(Continuará)

México, América Latina

 


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