Circo de tres pistas
Se aceleran los aspirantes priístas
¿Somos hombres o payasos? Para responder a la pregunta, nada como una encuesta, total, al día siguiente de que presenten los resultados, siempre podremos rechazarlos; ésa es la tesis con que los panistas abren al público su circo de tres pistas, donde cualquiera de los aspirantes pide reflectores para, bajo el señalamiento de “importantísima declaración” evidenciar el bajísimo nivel de la clase política.
Como le decíamos ayer, si el movimiento de Felipe González González de cuestionar el procedimiento para abrir la cancha a otros aspirantes (sí, léase Felipe de Jesús González Ramírez) dejaba mal parada a la dirigencia, la réplica de José Luis Novales Arellano y Antonio Martín del Campo ha dejado por los suelos la imagen del panismo, al evidenciar que de lo que se trata es de resolver públicamente la pugna interna de los grupos.
Ayer hubo actividad en las tres pistas del circo panista, primero, Novales Arellano, muy temprano acusó a a la dirigencia estatal del PAN de no saber leer datos estadísticos. Más tarde, Antonio Martín del Campo acusó a su contrincante de que ocultaba información, que porque no había mostrado una “hojita” donde se indicaba claramente que él era el mejor posicionado. Mientras Novales anunciaba que recurriría al CEN, pues allá sí se les da eso de interpretar las gráficas, Martín del Campo, ahijado político de Luis Armando Reynoso, trataba de sacudirse las acusaciones empleando el método Jorge López Martín: yo dije pero no dije y al fin que ni quería.
Ahora, José de Jesús Gómez Espejel, un encuestador yunquista, con habilidad en el manejo de medios y las lecturas políticas, vino a venderle una encuesta al PAN estatal a favor de Antonio Martín del Campo. Poco a poco se configura lo que Manuel J. Clouthier llamaba “el baile de los mapaches”, que ocurre cuando agrupadas, las corrientes dominantes juegan con la voluntad de la gente. Clouthier también se había decepcionado del PAN antes de morir, el 1 de octubre de 1989.
Tienen poco y reparten los panistas, Novales Arellano aseguró que había documentos internos del PAN en que se establece un acuerdo entre Martín Orozco Sandoval, Arturo González Estrada y Fernando Herrera Ávila para repartirse las candidaturas. En ese punto de la conferencia entró al quite José Ángel González Serna (innecesariamente, nomás para refrendar que todo se lo debe a su mánager: Arturo González) para decir que el proceso de selección de candidatos se les está yendo de las manos. José Ángel González explicó que tres o cuatro personas confunden al partido con un botín… coincidimos con él, las declaraciones a diestra y siniestra están siendo una patada en el rostro del propio panismo, y con punta de acero.
Y a todo esto, ¿a quién cree que Gómez Espejel ubica en sus “Resultados de la Encuesta para elegir alcalde en el municipio de Aguascalientes para la elección 2013”,como el priísta mejor posicionado, o al menos, fue el único nombre que usó en su trabajo, contrastándolo con los de José Luis Novales Arellano y Antonio Martín del Campo? A Enrique Rangel Jiménez. Así se puede leer en la copia con enmendaduras y borrones, entregada ayer por Novales Arellano a los amigos de los medios.
En más de esa encuesta, en la versión de Novales Arellano, porque ya sabe que de la misma encuesta hay varias versiones, cada suspirante, bueno, en la de Novales Arellano, él le gana a Rangel Jiménez, le gana 33.1 contra 26.8 y Martín del Campo le gana a Rangel 35.3 contra 29.8. En todas las ecuaciones de la encuesta de José de Jesús Gómez Rangel, prácticamente Enrique Rangel Jiménez nada tiene qué hacer…
Las encuestas, como cualquier otra herramienta ligada a la lucha política, son influenciables, incluso manipulables (ha apuntado Raúl Trejo Delabre) y para sumar al desastre, los panistas confunden sondeo con encuesta y se pasan por el arco del triunfo cualquier metodología, que para darle peso a un instrumento de investigación es necesario presentar las bases y supuestos con que se elabora, así como los posibles sesgos metodológicos… ¿Qué sabrán los encuestadores como para ponerlos a competir contra Enrique Rangel Jiménez?
Quizá atendieron que ante la ausencia de los jefes del priísmo local, los aspirantes del PRI han pasado de la etapa de las vallas y espectaculares, a la confesión pública. Mientras Carlos Lozano de la Torre sigue en su tour de gestiones, que lo ha llevado a encontrarse tanto con dirigentes partidistas como secretarios de estado, de César Camacho Quiroz a Luis Videgaray Caso) y la alcaldesa Lorena Martínez ya dijo lo que tenía que aportar sobre el proceso de elección, tanto Rangel Jiménez, como Miguel Ángel Juárez y hasta Francisco Chávez Rangel han salido a decir que sí quieren (pero respetarán los tiempos).
Los medios impresos llevamos mucho rato comentando las listas de aspirantes (que alegremente infla y desinfla Guadalupe Ortega), pero ya de lleno en el 2013, con el banderazo dado por Georgina Barkigia, los aspirantes han optado por salir a los medios electrónicos, sobre todo la entrevista radiofónica.
Por la chabacanería con que asumen y confiesan sus aspiraciones, pareciera que los aspirantes del tricolor creen que no queda registro de lo que dicen ante los micrófonos, también creen que la audiencia es todavía un rebaño al que se puede engañar pagando o empujando a sus simpatizantes para que hagan llamadas a la estación donde estén dilucidando, ¿alguien se comprará que cuando Miguel Ángel Juárez dice al aire que él no pertenece a ningún otro grupo que no sea el PRI, súbitamente, comiencen a llamar decenas de convencidos para manifestar su apoyo?, ¿alguien seguirá creyendo en la espontaneidad con que en ese mismo espacio llegan otras tantas decenas de llamadas diciendo que votarán por otro candidato?
Imposible escapar a la referencia, ante la primacía de la imagen de la que advierte Giovanni Sartori en Homo Videns, no resta más que defender la permanencia de los medios impresos para que no reine la volatilidad de la información.
