El costo oculto de la IA: arte, agua y trabajo en riesgo por: Christian Méndez - LJA Aguascalientes
18/04/2025

El costo oculto de la IA: arte, agua y trabajo en riesgo

Vivimos en una era donde las imágenes se generan en segundos gracias a la inteligencia artificial. Lo que antes requería horas de trabajo ahora es instantáneo, pero ¿alguna vez nos hemos detenido a pensar en las consecuencias de esta rapidez? Detrás de cada imagen creada por IA hay un costo, no solo artístico y ambiental, sino también profesional y ético.

Las herramientas de IA han revolucionado el mundo creativo y facilitan las labores de diseño, ilustración y producción audiovisual; sin embargo, esta revolución tiene un lado oscuro. Por un lado, los artistas han visto cómo su trabajo es reemplazado por algoritmos que imitan estilos, sin darles crédito correspondiente. Por otro, el mercado se ha saturado de contenido visual que, aunque atractivo, carece del toque humano que hace especial el arte.

El impacto va más allá de los creadores visuales. Profesiones como la edición de imágenes, la publicidad y el marketing digital también se están viendo afectadas. Las empresas, en búsqueda de eficiencia y ahorro, recurren cada vez más a la IA para generar contenido visual sin necesidad de contratar diseñadores o fotógrafos, lo que reduce las oportunidades laborales y precariza el valor del trabajo creativo.

Pero hay un costo menos visible: el consumo de recursos. Para generar estas imágenes, los modelos de IA requieren servidores con una capacidad de procesamiento enorme. Estos centros de datos generan calor y necesitan enfriarse, lo que implica un gasto de agua descomunal. Se estima que entrenar un solo modelo avanzado puede consumir cientos de miles de litros de agua, una cifra difícil de ignorar en un mundo donde la escasez hídrica es una crisis real.

A esto se suma la cuestión energética. La electricidad que alimenta estos servidores muchas veces proviene de fuentes que también consumen agua en su producción. En zonas con estrés hídrico, esto no es solo un problema técnico, sino un dilema ético.

Entonces, ¿vale la pena? La IA tiene un potencial enorme, pero es crucial encontrar un equilibrio. No se trata de rechazar la tecnología, sino de cuestionar su impacto y buscar formas más sostenibles de implementarla. Tal vez la respuesta esté en desarrollar IA más eficiente, en optimizar el uso de recursos o, simplemente, en recordar que no todo debe ser inmediato. Porque, al final del día, lo que toma tiempo y esfuerzo tiene un valor que ninguna máquina puede replicar.


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