Existen talentos literarios que han dejado y dejarán un importante lugar en la memoria de los lectores, aun al pasar los años, uno de ellos es el escritor Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, mejor conocido como Juan Rulfo, quien el día de hoy cumple un cuarto de siglo de haber dejado la tierra de los vivos, para convertirse en un legado de la literatura mexicana.
Su actividad literaria se desarrolló de los 27 a los 36 años, casi una década en la que a pesar de haber escrito tan sólo dos obras (Pedro Páramo y El llano en Llamas), se posicionó en la gloria literaria como el autor mexicano más traducido, ya que creó la atinada historia a partir de una simple anécdota, la cual vinculó con el arte.
El 19 de marzo de 1955 el Fondo de Cultura Económica decidió publicar en su Colección Letras Mexicanas, la novela de Juan Rulfo con un total de 2 mil ejemplares, mismos que se vendieron como pan caliente, pues cada lector sabía que entre sus páginas existía una realidad envuelta en leyendas de muertos que regresan en busca de sus recuerdos, además de diversas historias sobre un hombre que nunca pudo encontrar el amor y muchas anécdotas convertidas en un fascinación artística. Los temas más abordados por Rulfo fueron el amor y la muerte, ambos de gran interés para los literatos y para la sociedad en general.
Este gran autor inició en el mundo de la literatura en el año de 1940 al publicar algunos fragmentos de El llano en Llamas en la revista América, sin embargo fue hasta 1952 cuando recibió una beca de la Fundación Rockefeller con la que pudo presentar el ejemplar completo editado.
Juan Rulfo, además de escritor, incursionó en el mundo de las artes con la fotografía, llegó -incluso- a presentar varias obras en el Palacio de Bellas Artes. Su estilo era meramente rural, y no me refiero a una fotografía de antaño, sino a la representación de la vida de un México rural, de las zonas más alejadas y menos sofisticadas, tal y como las relataba en sus obras.
A los 68 años, tras el diagnóstico de enfisema pulmonar, un paro cardiaco acabó con su vida y murió en su propia casa, el país y el mundo se desconcertaron con la noticia. México perdió a un ser humano simple, ingenioso y creativo, pero ganó un gran legado que perdurará más allá de la vida.
A 25 años de su partida, los lectores siguen interesados en sus obras y escuelas secundarias, preparatorias y universidades realizan trabajos extensos sobre las mismas, ya que para muchos literatos es un firme ejemplo de la simplicidad y creatividad combinada con paciencia y arte.