Bajo presión
Cabos sueltos
Esta ha sido la semana del asombro, sincero e hipócrita, ante el hallazgo del campo de exterminio en Teuchitlán, Jalisco, las autoridades de todos los niveles han mostrado una perplejidad fingida, mientras que la sociedad se sume en el pasmo al reconocer que, pese al discurso oficialista, poco ha cambiado este país en las últimas dos décadas.
Ante la desorganizada guerra declarada por Felipe Calderón, el crimen organizado asumió bien la lección, para mantener la colusión o ganarse la indiferencia los cárteles decidieron desaparecer las consecuencias de su violencia, esconder los cuerpos de los enemigos o aquellos que no soportaron las condiciones de la leva, desaparecidos no había crímen que perseguir. Este comportamiento tuvo la anuencia de las autoridades y, en el discurso, se alentó esta actitud, ya que al descubrir algún asesinato, los responsables de la impartición de justicia se sacudían la responsabilidad señalando que los cadáveres seguramente correspondían a un ajuste de cuentas entre delincuentes o que alguna de las víctimas andaban en malos pasos.
No sorprende que las autoridades digan ahora que no es creíble que no se supiera lo que ocurría en el Rancho Izaguirre, es lo que han repetido desde el descubrimiento de Santiago Meza (apodado El Pozolero por la forma en que se deshacía de los cuerpos, disolviéndolos en sosa cáustica) y el terreno en que vertió los restos de más de 300 víctimas; lo mismo ante las fosas en San Fernando, Tamaulipas: o las de Veracruz; para no ir más lejos, ante la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa y el hallazgo de otro centenar de incinerados. El asombro de la sociedad se mantendrá mientras los distintos niveles de gobierno se hagan los sorprendidos, sin importar que se exhiban como los corruptos o torpes que son.
Torpeza es el antónimo de inteligencia, esa que desde hace décadas nos dicen que va a emplear el Estado mexicano para detener al crimen organizado, esas prácticas que, evidentemente, nadie desarrolla porque suelen dar resultados, y si se acaba con los grupos delincuenciales, se afecta a las familias de la clase política que se aprovecha de esos negocios, como los gobiernos no duran más de seis años, mejor no pisar los callos de quienes, fuera del ámbito político, detentan el verdadero poder.
Total, las víctimas desaparecen, los verdaderos afectados no forman parte del sistema, la sociedad es un daño colateral que finalmente se disolverá en el olvido.
Central
Atamos algunos cabos sueltos sobre el nepotismo y corrupción del presidente municipal de El Llano, Jorge Delgado Ibarra, ya habíamos apuntado que El Profe acomodó a una parte de su familia en Finanzas, ahora echemos un vistazo al DIF municipal:
Por supuesto, como es tradición, al frente del DIF municipal Delgado Ibarra colocó a su esposa María del Consuelo Moreno Delgado, lo que no está mal visto, lo que llama la atención es que la profesora de primaria hasta hace unos meses manejaba un sedán blanco, ahora viaja en una camioneta cerrada en color blanco de reciente modelo, machuchona pues, de esas a las que el morenaje, en público, les hace el feo, pero en privado emplean por la comodidad para evitar el contacto con la chusma.
No todo queda en la comodidad de la camioneta machuchona, la titular del DIF de El Llano también repartió entre sus familiares las plazas de esa institución, ahí cobran:
La sobrina Helen Moreno Valdez (hija de su hermano: Aarón Moreno Delgado).
La sobrina del Profe Delgado y su esposa: Amber Esparza de la Rosa, hija de su prima hermana María del Rosario de la Rosa Delgado.
La otra sobrina y hermana de Amber: Zayra Esparza de la Rosa.
Y Paulina Esparza de la Rosa, hija de su prima hermana Irma de la Rosa Delgado… Tenemos más en la lista, al presidente municipal Varguitas, perdón, Jorge Delgado Ibarra, le quedó chico el DIF, así que dispersó a otros familiares a otras nóminas; porque de otra manera nos faltará espacio para rematar la historia de la secretaria del Ayuntamiento de El Llano, Lorena Edith de la Cruz Muñoz, quien aconsejó la destitución de Oziel Armando de Lara Martínez, por andar molestando al tío del presidente municipal con una auditoría; a lo que hay que sumar que la funcionaria no cuenta con la experiencia suficiente para el encargo y como viene de ayudarle a cargar los folders a una diputada local, considera que su chamba es hacerla de portero de la presidencia municipal, así que si alguien requiere acudir con Jorge Delgado Ibarra, primero debe pasar por el escritorio de Lorena Edith de la Cruz, y por ahí no va.
Lo terrible de estas historias en El Llano es que los asuntos privados se convierten en públicos, cuando establecen relaciones personales que distraen de sus funciones, como la secretaria del Ayuntamiento quien trae como escolta y asistente personal al policía tercero Carlos Abraham Delgado García; habrá que ver qué piensa su jefe en la policía municipal sobre esta situación… En fin, de eso mejor ni hablar, ni de las quejas del personal de la dependencia por los maltratos de Lorena Edith de la Cruz.
Quedan más cabos sueltos por atar, por lo pronto, aquí le dejamos.
Coda. Qué asco los feministas de ocasión (como bien los define Socorro Ramírez O) que hoy en Aguascalientes piden justicia para una víctima de la dirigencia estatal de Morena, qué asco porque sólo se manifiestan en contra de la violencia por así convenir a sus intereses, para que quienes reparten las candidaturas y los cargos vean que sí saben mover la cola cuando se les indica o son capaces de morder la mano de quien los alimentó con tal de mantenerse a la sombra del tetratransformismo.
@aldan