El día de los santos inocentes apareció la noticia de que el Ayuntamiento pretende vender el Parián para comprar parquímetros. Como no encontramos la consabida frase “inocente palomita…” llegamos a la conclusión de que la noticia podría ser real.
Antes de someter a juicio la olímpica decisión veamos qué es un parián y qué significado tiene para nosotros. El diccionario nos dice que la palabra viene “Del tagalo parian, mercado chino”. El tagalo es el idioma del pueblo al que los conquistadores españoles le impusieron el nombre de Filipinas para adular a Felipe II.
Así pues, el término nos llegó de Filipinas vía Acapulco hacia 1565 con el Galeón de Manila, hecho que provoca dos acontecimientos famosos: la Feria de Acapulco que Alejandro de Humboldt calificó como la “más importante del mundo”# el P arián que funcionó en el zócalo de la ciudad de México, en el que se vendían las mercaderías que el galeón traía de Asia, así como las europeas que llegaban de Cádiz vía Veracruz.
La Feria de Acapulco decayó pero surgieron otras, de las cuales la que más influyó en Aguascalientes fue la de San Juan de los Lagos.#
A principios de noviembre de 1828 (precisamente el año en que es destruido por saqueo el Parián de la ciudad de México por los instigadores del Motín de la Acordada)# s e inaugura el Parián construido especialmente para alojar la primera “Feria Mercantil” de Aguascalientes,# m isma que se trasladó al Jardín de San Marcos 20 años después con el nombre de Exposición -en imitación de las exposiciones universales iniciadas en París- aprovechando para cambiar la fecha al mes de abril, de donde surge el nombre definitivo de Feria de San Marcos.
Por su parte, el parián continuó fortaleciendo su personalidad no sólo de carácter mercantil sino también de dinámica interacción social, artística y deportiva, en todo lo cual se manifestaba la vitalidad estudiantil ya que el Instituto de Ciencias se encontraba enfrente.
Así se mantuvo como uno de los edificios públicos emblemáticos del centro histórico, hasta que en la segunda mitad del siglo XX llegó un gobernante “progresista” del que contaban, en anécdota divertida, el diálogo que supuestamente sostuvo con alguien que iba a darle el parte del día:
-Señor gobernador: con la novedad de que ya incendié el parián.
-Pero cómo serás bruto: la orden que te di fue que incendiaras el mercado…
Como quiera que haya sido, el incendio fue el pretexto no para reconstruir y mucho menos restaurar, sino derruirlo para levantar el modernísimo mamotreto que está en su lugar, que nada tiene que ver con el entorno arquitectónico y que acabó con aquel simbólico espacio participativo, convirtiéndolo en un frío lugar de transacción mercantil por más gente que haya.
Por todo lo anterior y muchas vivencias más que podrían agregarse a esta breve reseña, queda constancia de que aunque haya perdido su apariencia original, no se trata de una simple construcción más con un vulgar valor monetario -aportado por el pueblo- sino de un patrimonio cultural rico en historia que también al pueblo pertenece.
Pero eso no le interesa a la siniestra era neoliberal que padecemos desde 1982 bajo los auspicios de Carlos Salinas de Gortari, ejecutor del mandato imperial que asegura que el Estado es pésimo administrador y por tanto debe vender, prestar o malbaratar su patrimonio a la iniciativa privada para que ésta lo explote de manera eficiente… en su beneficio.
Los resultados están a la vista: el salinismo promovió la reforma del artículo 27 constitucional encandilando a los ejidatarios para que vendieran sus parcelas; ahora están en calidad de peones y hasta esclavos de las agroindustrias empacadoras extranjeras en sus propias tierras, o de jardineros indocumentados en EU… los banqueros a los que rescatamos nos traicionaron vendiéndolos al extranjero y quedándose con el rescate, que seguimos pagando… Zedillo nos traicionó malbaratando Ferronales al extranjero y ahora sólo vemos pasar los convoyes que salen de México con todo cuanto nos saquean, pues ni servicio de pasajeros dejaron… Fox y Calderón hicieron grandes avances en la entrega de Prmrx al extranjero con los inconstitucionales “contratos de servicios múltiples”… y así podríamos continuar mencionando una lista interminable de traiciones que están consolidando un neoporfiriato con todas sus ominosas consecuencias.
¿Nos va a pasar lo mismo con el Parián sólo porque nuestros funcionarios municipales están reconociendo ser administradores ineficientes?
Esto sólo sería el principio. Pronto venderían el mercado Terán y todos los demás mercados; y así nuestras escuelas, nuestros museos, nuestros templos y todo patrimonio del pueblo.
Pero si hemos de aceptar nuestra insensatez ¿por qué no mejor empezamos vendiendo el Palacio Municipal, que es por donde empieza la ineficiencia? Seguramente se vería muy mona, ondeando en su asta, la bandera de City Bank, Walmart o Bilbao-Vizcaya.
Aguascalientes, México, América Latina