La imagen de Rodolfo “Fofo” Márquez hincado contra una pared, esposado y llorando mientras es golpeado por custodios del penal de Barrientos, ha sacudido las redes sociales y expuesto la brutalidad del sistema penitenciario mexicano. En el video filtrado, se escucha a los guardias humillar al influencer mientras lo golpean en la cara y costillas. “¿Por qué chillas, eh?”, le dice uno de los uniformados, mientras le sostiene del cabello y le lanza otro golpe.
Esta escena no es un caso aislado. Es un reflejo de la violencia sistemática que impera en los penales del país, donde la tortura y el abuso contra los internos son una práctica común. Sin embargo, en este caso, la fama del recluso ha permitido que el escándalo salga a la luz, provocando una respuesta inmediata del Estado de México, que se vio obligado a destituir a los custodios implicados y a la directora del penal.
El debate que sigue es inevitable: ¿“Fofo” Márquez está pagando su condena conforme a la ley o está siendo víctima de un castigo extrajudicial?
VAN a CAMBIAR al FOFO de PENAL
La @SS_Edomex informó q van a trasladarlo a otro para garantizar su seguridad.
A la directora de la prisión en la q estaba y a los custodios ya los destituyeron.
Tb los denunciaron en @FiscaliaEdomex
Esto no interfiere en su sentencia. pic.twitter.com/4EcUpaes1s— Carlos Jiménez (@c4jimenez) January 31, 2025
El 29 de enero, “Fofo” Márquez fue sentenciado a 17 años y seis meses de prisión por tentativa de feminicidio tras golpear brutalmente a Edith, una mujer de 52 años en un estacionamiento de Naucalpan. La agresión quedó grabada en video, lo que impulsó su condena y generó un amplio rechazo social.
Desde su proceso judicial, Márquez intentó minimizar su responsabilidad. Durante su audiencia, insistió en que solo era “un junior” y no un delincuente. “No soy un asesino, no sería capaz de matar ni a un perro”, declaró ante el juez. Sin embargo, la evidencia era contundente y el tribunal dictó una sentencia ejemplarizante.
Lo que no estaba en la condena era la tortura a la que fue sometido apenas ingresó al penal. Su llegada a Barrientos no solo representó el fin de su vida de lujos, sino el inicio de una serie de agresiones que ahora han sido expuestas al ojo público.
La tortura como parte del castigo
El video de la agresión contra “Fofo” Márquez no solo evidencia la corrupción y la impunidad dentro del sistema penitenciario, sino que también plantea una pregunta incómoda: ¿hasta qué punto el Estado permite –o incluso fomenta– la violencia contra los reclusos como una forma de castigo adicional?
En la grabación, se escucha cómo los custodios justifican su violencia con frases como “¿así le pegaste a la mujer?”. Con ello, dejan ver una de las justificaciones más peligrosas de la tortura en prisión: la idea de que ciertos crímenes merecen un castigo fuera del marco legal.
Las cárceles en México han sido señaladas en múltiples ocasiones por organismos de derechos humanos debido a los abusos sistemáticos cometidos contra los internos. De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la tortura es una práctica generalizada en los penales del país, especialmente contra aquellos reclusos que no cuentan con protección dentro del sistema.
En este contexto, “Fofo” Márquez, quien llegó a prisión sin vínculos con el crimen organizado ni influencias dentro del penal, se convirtió en un blanco fácil para ser convertido en “ejemplo” a través del abuso físico.
Reacción oficial y traslado de “Fofo” Márquez
Ante la viralización del video, la Secretaría de Seguridad del Estado de México reaccionó con rapidez. El secretario Cristóbal Castañeda anunció la destitución de los custodios involucrados y de la directora del penal de Barrientos. Además, informó que “Fofo” Márquez será trasladado a otro penal “para salvaguardar su integridad física”.
La Fiscalía del Estado de México también ha iniciado una carpeta de investigación para determinar las responsabilidades legales de los agresores. Sin embargo, estas acciones llegan solo después de que el escándalo se hiciera público, lo que deja en evidencia la selectividad del sistema: si el video no se hubiera viralizado, la tortura de “Fofo” Márquez habría quedado impune, como la de tantos otros reclusos en el país.
¿Justicia o venganza?
La brutal golpiza contra “Fofo” Márquez ha polarizado el debate en redes sociales. Mientras algunos argumentan que “está recibiendo lo que merece”, otros advierten que el Estado no tiene derecho a aplicar un castigo más allá de la sentencia dictada por un juez.
Este caso ha reavivado la discusión sobre las condiciones en las cárceles mexicanas y la normalización de la violencia dentro de ellas. Aunque “Fofo” Márquez es un personaje controversial con una condena legítima, su tortura pone en evidencia que en México la justicia no siempre se aplica conforme a derecho, sino que en muchos casos se convierte en una venganza institucionalizada.
La pregunta sigue en el aire: ¿el castigo por un delito debe incluir tortura? Si la respuesta es sí, entonces el sistema penitenciario mexicano no busca la reinserción, sino la destrucción de los individuos que caen en él.
El caso de “Fofo” Márquez expone la hipocresía del sistema judicial y penitenciario mexicano. Mientras se le negó la posibilidad de un juicio menos severo debido a su privilegio y fama, en prisión se convirtió en una víctima más de la brutalidad institucional.
Si bien la violencia que ejerció contra Edith lo hizo merecedor de una condena firme, la tortura que sufrió a su llegada a prisión no estaba contemplada en la sentencia. Su caso nos recuerda que, en México, la justicia no siempre es justicia: a veces es solo otro tipo de abuso, legitimado por la indiferencia social