Ambientalistas
Ambientalistas en movimiento
No hay una fecha exacta que marque el origen del ambientalismo tal y como lo entendemos hoy en día; sin embargo, se reconoce a Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander Von Humboldt (1769- 1859) como su precursor debido a que fue un gran naturalista que viajó por el continente americano explorando y elaborando descripciones de los territorios a los que llegaba, desde un punto de vista científico, haciendo referencia a las conexiones que había en estos y entre ellos. Para Humboldt el mundo mineral, animal y vegetal, tanto en el fondo del mar como en la atmósfera, están interrelacionados y hablaba de los paisajes como entidades interactivas holísticas, anticipando con ello la noción de ecosistema y sentando las bases de la ecología moderna; además, fue el primero en hacer referencia a cambios climáticos locales ocasionados por el hombre producto de la deforestación y los cambios de uso de suelo. La información por él ofrecida lo han llevado recientemente a que se le reconozca como el padre del ambientalismo y prefundador del ecologismo.
Otro personaje relevante para este tema es Henry David Thoureau (1817-1862) quien ha servido de ejemplo para anarquistas, libertarios, socialistas, liberales, conservadores y ecologistas, pues fue el primero en formular y poner en práctica lo que denominó la desobediencia civil, que es la obligación moral de no colaborar con el mal y, por tanto, de no resignarse ante la injusticia. Thoreau puso en práctica este principio al no pagar sus impuestos en el verano de 1864, dado que que se negaba a colaborar con un Estado que mantenía un régimen de esclavitud, que él consideraba una aberración intolerable contra la que no se podía permanecer indolente, y que además emprendía guerras injustificadas, en en ese momento contra México, hecho que lo llevó a prisión. Esther Peñas, en el artículo Thoreau, el ecologista indómito señala que “nunca fue un radical, era un naturalista convencido. Martin Luther King, Jr. o Kennedy fueron algunos líderes políticos que retomaron su pensamiento. Ghandi, profundamente influido por sus textos, lo calificó como ‘uno de los hombres más grandes y más morales que había dado Estados Unidos’. Su resistencia no violenta calaba en los idearios que trataban de hacer del mundo un lugar más habitable” (https://ethic.es/2017/06/thoreau-el-ecologista-indomito/). Tiempo después Thoreau decidió apartarse del mundo civilizado para demostrar que no era necesaria tanta opulencia para vivir, sino que se podía hacerlo satisfaciendo las necesidades básicas sin provocar impactos devastadores en la naturaleza. De esta vivencia llevó un registro que plasmó en un diario que elaboró y que fue publicado con el nombre de Walden o la vida en los bosques, en el que describe apasionadamente la práctica del paseo, la importancia de la conservación de los recursos naturales y la relación de estos con la economía, la ética, la espiritualidad, y el progreso. En palabras de Esther Peñas “en Walden se descubre a un Thoureau amante y defensor de la naturaleza” (Id) y esto lo ha llevado a ser considerado el padre de la ética ambiental.
¿Cuándo comenzó el ambientalismo en Aguascalientes? Seguramente no existe una fecha precisa, y me atrevo a decir que tampoco un personaje en particular, sin hacer de lado los méritos de nuestra querida Queta Medellín quien refería a su mamá como la principal impulsora del cuidado del medio ambiente en la entidad. Hoy en día me atrevo a citar, con el merecido respeto que me merecen, a Humberto Tenorio, Lupita Castorena, Miguel Vázquez, Gina Ventura, Rebeca Castillo, Israel Roque, Karen Correa, entre otros, como protagonistas de la defensa del medio ambiente en Aguascalientes de unas décadas a la fecha; sin embargo, los detractores de la naturaleza van en aumento, por lo que es necesario acrecentar y renovar este grupo. Es por ello que aplaudo con emoción y alegría la conformación de la Alianza en Defensa de la Naturaleza Aguascalientes (ADN-A) encabezada por un grupo de jóvenes entusiastas comprometidos con la defensa del territorio ante la voracidad corporativa y gubernamental que no vela por los intereses sociales ni mucho menos por el derecho constitucional de contar con un medio ambiente sano. Parecerá banal que se defienda a una rana, pero hay todo un trasfondo ecológico y ético para proteger su especie y su derecho a conservar su territorio en condiciones que favorezcan su subsistencia, ya que aunado a este está el de nosotros también, dadas las condiciones de estrés hídrico que comenzamos a padecer, así como la mala calidad del aire que estamos comenzando a respirar debido al derribo constante de los árboles propios de la región, sustituidos por exóticos con pocos o nulos servicios ecosistémicos.
En suma, es importante saber qué es lo que hicieron los primeros ambientalistas y aprender de ellos, y hoy TODOS TENEMOS LA OBLIGACIÓN DE CUIDAR LA NATURALEZA Y LOS SERES QUE LA COMPONEN de intereses egoístas y mezquinos, así que sumémonos todos a estos movimientos locales, regionales y mundiales, pues de nosotros depende contar con un mundo mejor actualmente y poder heredarlo a futuras generaciones.