El 20 de enero de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que designa a los cárteles de la droga mexicanos como “organizaciones terroristas extranjeras” (FTO, por sus siglas en inglés). Esta decisión marca un punto de inflexión en la relación entre ambos países y plantea interrogantes sobre las repercusiones para la soberanía mexicana.
Clasificar a los cárteles como FTO otorga al gobierno estadounidense herramientas legales más contundentes para combatir estas organizaciones. Entre las medidas posibles se incluyen el congelamiento de activos en Estados Unidos, sanciones penales para quienes brinden apoyo material y restricciones migratorias para sus miembros. Además, esta designación podría justificar el uso de la fuerza militar estadounidense contra los cárteles, incluso en territorio extranjero.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su rechazo a la medida, enfatizando la importancia de la soberanía nacional y la no injerencia extranjera. “México es un país libre, soberano e independiente; no aceptaremos intervencionismos”, declaró Sheinbaum. Por su parte, figuras de la oposición, como el senador Marko Cortés, señalaron que la decisión de Trump resalta la necesidad de una colaboración internacional efectiva para enfrentar la violencia desmedida en México.
La posibilidad de que Estados Unidos emprenda acciones militares unilaterales en territorio mexicano bajo el pretexto de combatir al terrorismo es una preocupación latente. Aunque la Ley Antiterrorista de 1996 permite al presidente estadounidense utilizar “todos los medios necesarios” contra amenazas terroristas, cualquier intervención sin el consentimiento de México sería vista como una violación a su soberanía. Además, esta designación podría afectar la cooperación bilateral en materia de seguridad, generando tensiones diplomáticas y posibles repercusiones económicas.
La designación de los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas por parte del gobierno de Donald Trump abre un nuevo capítulo en las relaciones entre México y Estados Unidos. Si bien la intención es fortalecer la lucha contra el narcotráfico, las implicaciones para la soberanía mexicana y la dinámica bilateral son profundas y requieren un análisis cuidadoso para evitar escaladas de tensión y garantizar el respeto mutuo entre ambas naciones.