Bajo presión
Hipérbole
Nadie vende pan frío, mucho menos en política, aún así, los excesos retóricos con que el oficialismo envuelve sus acciones en la palabra bienestar, para difundir que todo lo hace en beneficio del pueblo alcanza niveles preocupantes.
La hipérbole como corazón del discurso le funcionaba a Andrés Manuel López Obrador como distracción, en más de una ocasión el expresidente confesó que exageraba con el propósito de lograr captar la atención de los medios, como cuando ante el desastre del sector salud, aseguró que México ya había superado a Dinamarca, y tan tranquilo; quedamos tan acostumbrados a la exageración como estrategia que no hubo verificación posible que anulara de la percepción pública, incluso después de una mala experiencia en los centros de salud o ante el desabasto de medicinas, la opinión calificaba con cariño a López Obrador.
Sin duda, Claudia Sheinbaum Pardo está siendo la mejor alumna del expresidente, mantiene en el discurso la exageración como regla. Al día siguiente del mítin dominical en que presentó su informe por los 100 días de gobierno, la presidenta dio a conocer el Plan México, un proyecto con 12 metas con las que se pretende “reducir la pobreza y las desigualdades, con un enfoque en el desarrollo equitativo, sostenible y económico”, alcanzar el bienestar compartido mediante la colaboración entre el sector público y privado, “el objetivo es seguir haciendo de México el mejor país del mundo. Nuestro país es una potencia cultural y nuestro objetivo es disminuir pobreza, desigualdades, pero que cada uno de los mexicanos y mexicanas sepa que hay Plan, que hay desarrollo, que frente a cualquier incertidumbre que venga en el futuro próximo, México tiene un plan y está unido hacia adelante”, agregó la titular del Poder Ejecutivo.
El Plan México es en realidad una guía para estimular la actividad económica nacional, elevar la inversión pública y privada, mediante una estrategia que involucra al sector empresarial y el gobierno.
Las metas principales del Plan México incluyen:
- Convertir a México en la décima economía mundial.
- Crear 1.5 millones de nuevos empleos.
- Incrementar la inversión nacional al 25 por ciento del PIB.
- Reducir los trámites de inversión de 2.6 años a un solo año.
- Aumentar el contenido nacional en productos en un 15 por ciento.
- Destinar el 50 por ciento de las compras públicas a producción nacional.
- Lograr que el 50 por ciento de la producción nacional en sectores clave como textil, calzado, mobiliario y juguetes, sea de origen mexicano.
- Desarrollar vacunas nacionales.
- Incrementar la generación de 150 mil profesionistas y técnicos al año.
- Promover la sostenibilidad ambiental en las empresas.
- Facilitar el acceso a financiamiento para el 30 por ciento de las PYMES.
- Posicionar a México entre los cinco países más visitados en el mundo.
A la cabeza del Plan México está Altagracia Gómez, líder del Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización, quien en la presentación convocó a la Iniciativa Privada para que, en apoyo a este proyecto, se cumpliera con diversos compromisos como la creación de empleos bien remunerados; valorar el comercio justo y la reciprocidad con países con los que tenemos tratado; garantizar la competitividad a través de la capacitación; y apostar por la seguridad y sostenibilidad de las inversiones; recomendaciones alineadas a la proyección de las inversiones que llegarán a México de acuerdo a la presidenta, alrededor de 277 mil millones de dólares con un estimado de 2 mil proyectos registrados para los próximos años.
El cálculo de 277 mil millones de dólares en inversiones en espera, lo realizó la presidenta tras caracterizar el Plan México como una estrategia conjunta del gobierno y el sector privado para atraer inversiones y estimular el crecimiento nacional, definición más cercana a la realidad que la intención de reducir la pobreza y las desigualdades, que serían consecuencias de las metas del proyecto, no su principio.
Entre los analistas hay consenso en los posibles beneficios del Plan México, consideran viable sus 11 metas para el 2030 y las 12 acciones a desarrollar para conseguirlo, de la lectura del plan se desprende que se realizó con la participación de los diversos sectores y que eso asegura que pueda cumplirse; con este programa, una vez más, el gobierno de Sheinbaum Pardo se distingue de la administración de ocurrencias de López Obrador; justo por eso resulta incomprensible que la presidenta insista en presentar sus estrategias con el mismo manto paternal que usaba su antecesor.
La presidenta cuenta con el mismo aparato propagandístico que López Obrador en el sexenio anterior, si bien no ha conseguido ser tan eficaz en el establecimiento de la agenda, Sheinbaum Pardo tiene aseguradas las vías para difundir cualquier mensaje que desee, sin ninguna necesidad de envolverlo en las frases de su antecesor, la legitimidad que le otorgan los votos obtenidos en la elección se extiende a las razones para establecer cualquier proyecto, sus planes de su gobierno no serán vulnerados si se desprende de las figuras retóricas lopezobradoristas; al ser la primera mujer presidenta de México, Claudia Sheinbaum no requiere de frases sensibleras para obtener un mayor reconocimiento y los ciudadanos merecemos ser informados con un lenguaje que permita la participación, en lugar de tratarnos como niños o echando en cara el sacrificio que implica el ejercicio de poder, como en el informe de los 100 días, cuando la presidenta cerró su discurso con: “servir al pueblo y a la patria es el mayor privilegio que podamos tener. Tengan la certeza que estoy dedicada en cuerpo y alma al bien de nuestro pueblo y de la nación. En eso se nos va la vida misma”.
Merecemos que se informe y rinda cuentas lejos de la retórica paternalista.
Coda. Una vez más acudiré a un aforismo de Lichtenberg: “Jamás hay que creerle a quien asegure algo con una mano en el corazón”.
@aldan