Las redes sociales no paran de reinventarse, y TikTok es el mejor ejemplo de cómo una tendencia puede volverse viral en cuestión de días. Hace poco teníamos a todo mundo comentando el de Pepe Langostín, pero ahora uno de los últimos fenómenos es el trend “escuchamos, pero no juzgamos”, que, como su nombre revela, promueve la idea de compartir experiencias o confesiones sin temor a ser criticado.
Aunque parece un movimiento cargado de empatía, ha generado una división entre quienes lo ven como un espacio de apoyo y quienes lo consideran un arma de doble filo.
Este trend es bastante sencillo, se trata de que una persona o varias comparten opiniones, secretos o experiencias personales algo cuestionables, pero sin la intención de que se ahonde en el tema ni para que nadie comente algo sobre ello.
“escuchamos y no juzgamos”
yo: pic.twitter.com/fRygrNpBa6— diego’ (@diegoilomilo) December 5, 2024
El lado positivo: un espacio de identificación
Para muchas personas, “escuchamos, pero no juzgamos” se alinea con la idea de generar conciencia sobre la importancia del bienestar emocional. Ya que, por lo general, se habla de comportamientos que le desagradan a alguien, red flags y demás.
La frase invita a crear espacios seguros donde las personas puedan abrirse sin miedo al juicio o la cancelación, un tema especialmente relevante en redes donde las críticas pueden ser instantáneas y abrumadoras.
Además, este trend ha funcionado como un punto de conexión entre usuarios, quienes al escuchar confesiones ajenas pueden encontrar similitudes con sus propias experiencias, creando una especie de comunidad de apoyo virtual.
El lado oscuro: ¿normalización de conductas tóxicas?
Peeeero, no todo es empatía y buenas intenciones. Hay quienes creen que esta tendencia trivializa temas delicados como la salud mental y normaliza comportamientos tóxicos como la infidelidad o la manipulación. El riesgo de malinterpretar “no juzgar” como “tolerar” ha levantado críticas, ya que algunas personas creen que se pierden límites éticos y morales.
Por otro lado, el formato de TikTok, basado en la viralidad y el entretenimiento, puede diluir el mensaje original. Lo que comenzó como un ejercicio de empatía puede transformarse en memes, parodias o incluso en una excusa para compartir contenido polémico únicamente por likes.
Aunque, como muchas tendencias, el impacto de “escuchamos, pero no juzgamos” dependerá de cómo se utilice y hasta dónde lleguen sus límites.