El Museo de la Insurgencia y la Convención de Aguascalientes
Cronista del municipio de Aguascalientes
Desde luego no tienen nada que ver una cosa con la otra… O sí, por lo que le contaré ahora.
En lo que fue algo así como la aurora de las políticas culturales del estado, el gobernador Enrique Olivares Santana (1962-68) enunció en su programa de gobierno tres metas en este ámbito, cuya administración alcanzó: dotar al estado de un museo, restaurar el Teatro Morelos y fundar una Casa de la Cultura.
La Casa de la Cultura nació ya en el último tramo del gobierno encabezado por el profesor rural, con la transformación del Instituto Aguascalentense de Bellas Artes en Casa de la Cultura. El museo, que fue el primero que tuvo Aguascalientes, fue el de la Insurgencia, y se estableció en la casa grande de la ex hacienda de San Blas de Pabellón, lugar en que, en enero de 1811, el Padre de la Patria fue despojado del mando del Ejército Insurgente. Finalmente, el Teatro Morelos fue restaurado a profundidad, quizá por primera vez en su historia -fue estrenado en 1885- y reinaugurado el 10 de octubre de 1964, en la conmemoración del Cincuentenario de la Convención de Aguascalientes, y en la que fue la última visita que realizó a Aguascalientes el presidente Adolfo López Mateos, ya a punto de concluir su gestión, cosa que ocurrió poco más de un mes después.
Entonces, se aprovechó esta celebración para una gira de despedida en la que también se inauguró esta casa de las musas. La imagen muestra el lugar donde, según la tradición, ocurrió el enfrentamiento entre los jefes insurgentes que derivó en la defenestración de Hidalgo, y que muestra la pintura mural realizada por el fallecido artista Alfredo Zermeño Flores, que además plasmó otras escenas de la independencia en otra sala, el polvorín de diciembre de 1811, la batalla del Maguey y la proclamación de la independencia desde la casa de los Rincón Gallardo, hoy Palacio de Gobierno.
En alguna ocasión escuché la especie de que se le había encomendado a Zermeño el trabajo como reacción al hecho de que se le hubieran encargado los murales del Palacio de Gobierno a un artista extranjero, y no a uno local, lo cual era injusto. Desde luego aclaro que esto no me consta. (Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected]).