Para redescubrir la Patria Chica | Opciones y decisiones por. Francisco Javier Chávez Santillán - LJA Aguascalientes
14/12/2024

Opciones y decisiones

Para redescubrir la Patria Chica

Fue en aquellas tardes de noviembre de 2008, previamente a la puesta del sol, en mis caminatas mirando al horizonte el Cerro del Muerto, que imaginé el nombre con que titularía mis artículos de colaboración con La Jornada Aguascalientes, mi ‘eureka’ fue por: Opciones y Decisiones. Venía de una larga convalecencia de cirugía del colon, que ocurrió de emergencia a causa del estallamiento de un divertículo, con ya inicial septicemia, Grave a todas luces, me vi junto con mi esposa Carmentxiu e hija María Fernanda, ante una decisión perentoria: autorizar la cirugía indicada y la anestesia requerida. Apenas si hubo tiempo de acoplarnos al desafío. Las decisiones se vinieron en cascada, y todas tan apremiantes como impostergables. Hicimos un núcleo de unidad ante lo imponderable, el temor y el amor. Esto ocurrió el primero de julio del 2008. 6 días de terapia intensiva, tres más de intermedia, desintubado al noveno día y al décimo subido a piso, por 6 días más. 

Cuatro meses después, el licenciado Abelardo Reyes Sahagún -mi exjefe en la Secretaría General de Gobierno- me llamó para informarme que estaba por abrirse un nuevo periódico y sus fundadores estaban a la búsqueda de colaboradores de opinión; él fue directamente invitado por José Antonio Zapata Cabral, primer director editorial del diario; y me hizo extensiva la invitación por si yo quería involucrarme. Refirió mi nombre al director y así quede registrado. En poco tiempo, concurrimos cerca de 40 colegas al equipo de Opinión. Fue un vertiginoso acomodo de plumas muy plurales, en la agenda del nuevo diario. Al año de estar editando nuestros artículos por lo general semanales, fuimos invitados por la dirección general a una comida, por primera vez en este rol nos encontramos cara a cara. 

La reunión fue presidida por el titular del diario, licenciado Jorge Álvarez Máynez y su equipo editorial. Estuvo chispeante de ocurrencias y un humor político tan plural como de camaradería. La nota de la tertulia fue puesta por el maestro historiador ‘el Chamuco’ Rodríguez Varela, quien advirtió al respetable, lo curioso y aparentemente involuntario de la formación de alas ideológicas de la mesa. Al centro y presidencia de aquel rectángulo se sentaban el titular y el equipo administrativo del periódico; a cuyos flancos departíamos los profesionistas ya fuera de cargos de gobierno -concluido entonces el sexenio del señor Felipe González-, algunos priístas o volantes independientes y académicos; a su derecha, en estricto acomodo de grupo, la derecha militante notoriamente del PAN y doctrinas afines del empresariado estatal, se incluía el licenciado Florentino Reyes Berlié, hoy secretario general de Gobierno. A la izquierda, en cerrada sillería, la izquierda del PRD, PT y simpatizantes afines, a cuya ala se sumaban muy conspicuos académicos universitarios. Allí departía divertido el ‘Diablo’ Varela. A la postre, a todos nos admiraba la pluralidad de voces y plumas que nos hacía colaboradores concurrentes de un mismo proyecto, se hacía verdad el lema: “La voz de los que no tienen voz” o “Porque alguien tiene que decirlo”. 

A 16 años transcurridos de aquel arranque, ha cambiado la fisonomía de LJA.MX, pronto asumió la dirección editorial el licenciado Francisco M. Aguirre Arias, y más tarde tomó el mando editorial el licenciado Edilberto Aldán, con la supervisión en la redacción por Tania Magallanes. Alrededor de los diez años cumplidos, dejó de ser procónsul de La Jornada nacional, como muchos otros diarios hermanos de la república, al llamarse La Jornada de Aguascalientes, para adoptar el nombre digital LJA.MX. Y en muy cercanos tiempos a las precandidaturas presidenciales últimas, 2 de junio-2024, dejó de aparecer el nombre de Jorge Álvarez Máynez para dejar al frente al maestro Francisco M. Aguirre Arias, y muy recientemente en las postrimerías de la elección general, el licenciado E. Aldán es reemplazado por el actual director editorial Gabriel Ramírez Pasillas. Se acorta la edición semanal impresa completa, a la de lunes a viernes. Muchas caras y plumas de la sección Opinión han cambiado y disminuido en número. La función política se ha llevado su tributo en participantes. Algunos aún persistimos desde aquel origen. 

Siento, en conciencia, mi deber de expresar el reconocimiento a este solidario acompasamiento de editar y ser editado; sin mediar contrato formal alguno, según la libre voluntad de querer expresar una opinión a la escucha del gran público; eso que en periodismo se llama: colaboración “free lance”. En mi caso estoy sumando, al día de hoy, 829 publicaciones de mi columna Opciones y Decisiones. Un acervo del que me gustaría construir un proyecto editorial.

Aquellas y aquellos lectores y lectoras que han tenido la gentileza, paciencia y persistencia de leerme, probablemente comparten conmigo la sensación de la experiencia cíclica que la naturaleza nos rima: el imparable reloj biológico. Su ritmo acompasado, pero lleno de sorpresas; igual en medida, pero diverso en acontecimientos; sucesión predeterminada de términos, pero cargada de contenidos inéditos; mecanismo sucesorio predecible, pero de  ocurrencias inciertas; la sensación de que ya está aquí, pero todavía no. Nos confronta con la voluntad de saber, pero abrigando la intuición de no saber el resultado. Por eso la vida es anticipación y sorpresa. Voluntad de querer poder, mas sin certeza de poder querer. 

La historia da vuelcos y la energía saltos cuánticos, pero la sociedad gravita a manera de péndulo… Lo que ayer fue pasado, hoy reaparece como presente. El autoritarismo caudillista fue sometido a plomo y sangre por la revolución mexicana, pero hoy parece resurgir cínicamente como “futuro esperanzador de México”. El rescate y cambio de régimen prometido del país, en seis años, se cosificó desde una destrucción orgánica del aparato administrativo federal, en una amputación y decapitación pública del Poder Judicial, haciendo lo propio con la Carta Magna, mediante el asalto de “la mayoría constitucional”, sin pudor, rubor ni vergüenza, -el gran embuste actual- para imponer una voluntad todo potente, central-autoritaria en efecto. Que 69.68 millones de ciudadanos no votaron, ni su consentimiento fue pedido; a esto yo le llamo mar de fondo. 


Bien, de vuelta al toro. Me han motivado las palabras de Edilberto Aldán, en su columna Bajo Presión, que titula 16, de este lunes 9 de diciembre. Quien pone fuerte acento en el fenómeno social del temor, cuya ola de choque hace cundir la agregación de muchos en masa. Una especie de refugio colectivo anónimo y sin personalidad propia. Que resulta en una verdadera tragedia para la sociedad en la cual ocurre. Callar y, en los hechos, obsequiar la obediencia ciega, a un ensoberbecido y despótico grupo en el poder. Que el autor pone en voz de María Elena Morera, presidenta de México Unido contra la Delincuencia, no politizar la inseguridad

Su fraseo: “No podemos permitir que la vulnerabilidad nos lleve a transformarnos en la masa”. “No podemos permitir pasar de ciudadanos, sociedad organizada, a eso que un día cualquiera se vuelve contra nosotros y en su bestialidad nos devora”… Nuestro again/otra vez, el Ogro Filantrópico. El autor refiere su nota propia del 7 de diciembre de 2008, “El miedo y la masa”. 

Y concluye con un mensaje de gran generosidad: “Este medio ha sido casa de los periodistas más brillantes, de los columnistas más lúcidos, un espacio de libertad que puedo llamar mi casa, aquí, con quienes estuvieron y están se construye un país mejor. Gracias por tanto”. 

Confieso que pocas veces he visto en un editorialista crítico, un desdoblaje de alma así. Comparto su sentir, cumplidos cabalmente los diez y seis años de oficio, rutina creativa quizá; pero ciertamente de voluntad sincera de querer decir algo, ojalá lo más pertinente. Todos de alguna manera somos observadores de nuestro entorno, algunos nos atrevemos a decirlo en la palabra escrita. Nuestro propio juez más implacable, lo sabemos. 

Si salió de tu boca, estás en el origen de esa cadena de transmisión, no hay duda ni excusa. El receptor del mensaje tiene la libertad milenaria de poner pulgar hacia arriba o hacia abajo; al emisor le corresponde asumir ese veredicto. Y, conste que, el solo defensor imparcial es aquel principio emergente de los maravillosos oradores de la cultura clásica, por eso llamados Hechiceros de la Palabra: “ser artesano de la persuasión”, como se define la Retórica. Convertido en el afán de la comunicación. Por eso, también yo, lo agradezco. 

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