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- La maestra Johanna Zambrano utiliza dinámicas innovadoras para conectar con sus estudiantes y hacer que el aprendizaje sea una experiencia integral
- Considera que los adolescentes deben encontrar su verdadera pasión y talento para ser felices y tener un impacto en la sociedad
- La retroalimentación constante es vital en su proceso educativo, y su esfuerzo ha sido valorado positivamente por sus estudiantes
Johanna Zambrano comenzó a dar clases desde que estaba en su carrera, lo que le permitió enfrentar desde joven el reto de enseñar en secundaria y preparatoria. A los 23 años y con una licenciatura en Filosofía como respaldo, dio sus primeros pasos en la docencia, y hoy, con más de una década de experiencia, tiene claro que las y los adolescentes son una de las claves para el futuro. Según ella, muchos se alejan de la enseñanza en estos niveles por miedo a la disciplina, pero ella considera que la verdadera tarea está en ayudar a los estudiantes a encontrar sus pasiones y sus talentos: “Es en la preparatoria donde más tienes impacto, porque es cuando los chicos están formando sus ideas”, afirma.
Para Johanna, la creatividad es fundamental. Su enfoque se centra en conectar con cada alumno según sus inquietudes y habilidades, sin imponerles un único camino: “La sociedad quiere que todos seamos buenos en lo mismo, pero es importante que cada uno descubra lo que realmente le apasiona”, explica. Desde su perspectiva, el objetivo final de la enseñanza no es solo formar profesionales, sino también seres humanos plenos y felices.
En su aula, las dinámicas son clave. Johanna no cree en la enseñanza tradicional, donde el maestro es solo un transmisor de conocimiento. Para ella, el aula debe ser un espacio donde los alumnos se involucren activamente con su entorno y cuerpo. Recuerda con cariño una de sus dinámicas durante la pandemia, cuando usó las redes sociales, especialmente TikTok, para hacer que sus estudiantes se vistieran como los personajes de los libros que estaban leyendo: “El aula puede ser cualquier lugar, no solo el salón. Debe ser un espacio donde se reconozcan las necesidades emocionales y físicas de los alumnos”, dice.
Además, Johanna destaca la importancia de las evaluaciones y el feedback de los estudiantes, ya que esto le permite mejorar constantemente. Su labor ha sido reconocida por sus alumnos, quienes en ocasiones piden un aumento de sueldo para ella en las evaluaciones: “Es un gran impulso saber que mis estudiantes aprecian mi trabajo, especialmente cuando me dicen que soy una de las mejores evaluadas”, señala con una sonrisa.
Aunque la docencia presenta sus retos, especialmente en cuanto a las largas jornadas laborales y las dificultades económicas, Johanna ofrece un mensaje claro a sus colegas: “Que se acuerden de su adolescencia, que se pongan en el lugar de los estudiantes”. La empatía, según ella, es clave para una enseñanza efectiva y enriquecedora.
nadas laborales y las dificultades económicas, Johanna ofrece un mensaje claro a sus colegas: “Que se acuerden de su adolescencia, que se pongan en el lugar de los estudiantes”. La empatía, según ella, es clave para una enseñanza efectiva y enriquecedora.