Para que empecemos bien / Jorge Izquierdo en LJA - LJA Aguascalientes
16/11/2024

 

Entiendo perfectamente que la mayoría de la sociedad mexicana no alberga muchas esperanzas con respecto al cambio en el gobierno federal, y que a pesar de que existe una invariable necesidad de creer en algo, para poder seguir afrontando la situación de violencia, desempleo y deuda, que castiga a una parte importante de los mexicanos, en esta ocasión quiero aprovechar este espacio para tratar de contagiar a quien esto lea, de que la única forma de avizorar una mejor situación para todos nosotros, será cuando decidamos participar de manera decidida en todos los asuntos que nos atañen.

En la actualidad las más de las personas viven un acelerado proceso de atomización que nos ha hecho poco interesados en lo que nos afecta como comunidad, de esta forma nos hacemos poco proclives hacia la participación, así sin adjetivos, porque cada vez que escucho que alguien le quiere endilgar adjetivos al término participación, no dejo de pensar en automático que quien lo hace, ya está maquinando alguna perversa idea para generar algún tipo de clientelismo que le permita favorecerse de esa participación, para alimentar proyectos personales o de grupo, que nada tienen que ver con una verdadera construcción social.

Así que en aras de facultar una participación auténtica, no existe nada como el impulso individual a inmiscuirse de forma directa en ciertas iniciativas que sí sean verdaderamente ciudadanas, los temas son interminables, y no tienen por qué estar caracterizados por modas o fines baladíes, podemos encontrar un sinnúmero de alternativas y en las cuales no encontraremos a “líderes” o “ejemplos ciudadanos” que terminan por echar todo por la borda, y que llegan incluso a aceptar candidaturas políticas, demostrando cuáles eran sus intereses verdaderos.

Podemos empezar por preocuparnos por participar en grupos ciudadanos que se interesan en el cuidado de los educandos, y hacen las veces de policías honorarios, para cuidar el acceso y salida de niños y adolescentes en escuelas públicas en zonas de alta incidencia delincuencial, o participar en grupos de ciudadanos a favor del cuidado del medio ambiente, o en brigadas ciudadanas que hagan colectas de libros para donarlos a las escuelas de zonas socioeconómicas bajas, y ayudar a que entre las niñas y los niños de nuestras ciudades se genere la cultura de la lectura, y con ello abatamos el ridículo porcentaje per cápita anual de lectura de libros que tiene nuestro país; y así en muchas iniciativas que sean realmente ciudadanas.

Cualquier cosa que hagamos será un avance, ya que partimos de cero, la nuestra es una sociedad que por muchos años vio cancelada su posibilidad de participación, las fechas y los años de la represión a movimientos de diversa índoles son muchas, y en la mente de millones de mexicanos se quedó grabada la imagen de muchas de esas situaciones vergonzantes, que no debemos olvidar jamás.

Pero esas imágenes de represión deben empezar a ser contrarrestadas con imágenes de participación, sólo así nos daremos la posibilidad de sin dejar de recordar esa absurda represión, le endilguemos a su lado, el empuje de un pueblo, que se sabe firme en su deseo de salir adelante, ya no es el tiempo de asumir el papel de espectadores, es el momento de que todos seamos actores del nuevo escenario y que olvidemos la desidia, que tanto ha lastimado nuestro proyecto como nación.

Si quisiéramos empezar por interesarnos en los asuntos comunitarios, nos convertiríamos en una fuerza que tendría un peso específico, y sin falsos cometidos, podríamos establecer una dinámica social que nos ayudaría a solucionar asuntos que en muchas ocasiones sólo se resuelven con voluntad ciudadana.

Esto no es asunto de mesiánicos, ni de falsos adalides de la participación ciudadana, es un tema de aceptar que el ciudadano tiene derechos y deberes, y que puede comportarse con madurez, que se ejemplifica cuando hace valer los primeros, sin evadir los segundos. El ciudadano debe entender la importancia de asumir su rol, y sólo así será un verdadero ciudadano.


Termino esta colaboración con un pensamiento de Ikram Antaki excepcional mujer siria que decidió radicar por muchos años en nuestro país, y a la cual sus lectores seguimos añorando siempre. “…Un día nos volvimos por fin un país ideal, instalamos la razón en lugar del delirio y el derecho en lugar del abuso. Entendimos el papel, dignificador, del Estado; protegimos la República, que es la madre, para poder amar la democracia, que es la hija; domamos las pasiones políticas y definimos y vivimos los valores comunes. Los maestros volvieron a ser los arquitectos, los húsares del país; el último mentiroso emigró a la Conchinchina y el último ladrón fue encerrado en el reclusorio. Dimos lugar y respeto al trabajo y entendimos que el conformismo puede disfrazarse de revolución. Despreciamos el recurso de la violencia. Los medios de comunicación prefirieron ser antipoder, a ser nuevo poder abusivo. Un día nos pusimos a construir una civilización original y tolerante, y dejamos de utilizar como bandera deshecha, aquella que otros, en el pasado, hicieron…”.


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