La Columna J
Aldous Huxley
“Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia. Las cosas han sido así desde el principio de los tiempos y probablemente lo seguirán siendo; y sin embargo, cada generación continúa tropezando con las mismas piedras, cegada por la arrogancia de creer que, esta vez, será diferente”: Aldous Huxley.
Estimado lector de este reconocido medio LJA.MX, con el gusto de saludarle como cada semana, agradeciendo la atención que pone a mis letras, pero sobre todo gracias a su disposición para leerme, le agradezco en demasía. En estos tiempos en donde la incertidumbre es latente, entre las reyertas que se expresan en las dicotomías y radicalismos políticos, entre el consumismo y el sobre entretenimiento, considero que es necesario el poder vislumbrar posibles escenarios, las hipótesis, prospectivas y futurismos resultan ser un ejercicio asequible para la propia consideración del tiempo presente.
La historia nos ha dado la posibilidad de conocer mentes maestras que han tenido la posibilidad de construir el futuro, Aldous Huxley fue un escritor brillante que dejó un legado excelso a la sociedad y a sus lectores. Desde muy temprana edad se caracterizó por ser una persona abocada al estudio, la literatura y al análisis circunstancial de lo que acontecía en sus días.
Fue un escritor y filósofo británico, conocido principalmente por su novela Un mundo feliz (1932), en la cual exploró una visión distópica de una sociedad futurista controlada por el gobierno y el consumo. Proveniente de una familia de científicos e intelectuales, Huxley fue un pensador crítico que abordó temas como la libertad, la tecnología y la manipulación social. Durante su vida, escribió ensayos, novelas y textos de filosofía, interesándose especialmente por la espiritualidad y la percepción humana, lo que lo llevó a experimentar con sustancias psicodélicas en sus últimos años. Su obra y pensamiento siguen siendo influyentes, especialmente en temas relacionados con la ética de la ciencia y el control social.
En su obra Mono y esencia, plasma por medio de una historia el preámbulo de un contexto humano acuñado al poder y en ciertos clisés a un misticismo. Particularmente me resulta fascinante el hecho de cómo retrata la concentración del poder y de cómo el ser humano tiene comportamientos muy similares a los animales que entienden su existencia bajo el dominio, dicha referencia es una crisis letal para reflexionar sobre los constantes errores que se cometen y la falta de entendimiento de lo que hemos vivido una y otra vez en la vida, el personaje de Moloc acuña un lado oscuro en las ínfulas de quien ostenta el poder en el mundo real.
En la progresión de sus obras tiene un punto confluyente verdaderamente interesante, en la dicotomía o en el dualismo de obras que exponen una narrativa similar, pero una postura contraria. Tal y como lo hizo Alejandro Dumas en sus obras. Los miserables es una historia que retrata el contexto de la revolución francesa, pero uno de los mensajes principales es el perdón. Por otro lado, en su obra El conde de Montecristo versa una historia cuya esencia se define por la venganza.
Así mismo Aldous Huxley en su obra Un mundo feliz plasma la reseña puntual y objetiva del control masivo sobre las personas partiendo de una ingeniería social, en la que existe la libertad sexual y un medicamente llamado “soma”, el cual funge como un remedio general para los malestares de las personas. La obra expresa la esencia de la producción en serie propia de la revolución industrial. Algo fascinante es su año de publicación, 1932, pero sobre todo la similitud que existe con nuestro 2024, la segregación social, la metaestructura de gobierno. Cuando comencé este texto expuse la posibilidad de analizar el futuro, y es que creo que, con las tendencias de la tecnología, redes sociales, IA, no estamos lejos de llegar a reseñas como las de Un mundo feliz, 1984 de George Orwell y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, creo que ahí está una confluencia casi exacta.
Retomando el contexto anterior, Huxley también escribió una obra llamada La isla, en donde se logra apreciar una comunidad en donde la gente interactúa en libertad, hay un orden, pero sobre todo existe una armonía y relación de respeto con la naturaleza, particularmente en esta obra se hace alusión al budismo, del mismo modo hay unos diálogos sumamente profundos en los personajes, me recordaron a algunos de La montaña mágica de Thomas Mann, es la antítesis de “un mundo feliz”, y algo que me fascina es que deja un desliz de esperanza, no como la que critica Nietzsche, sino como la que defiende Charles Dickens.
“La felicidad no es fácil de encontrar; es muy difícil encontrarla en uno mismo, y es imposible encontrarla en otra parte”: Aldous Huxley.
Este gran escritor perdió la vista durante 18 meses y, en ese lapso, aprendió a leer en braille, y se convirtió en un pianista destacado, le encantaba viajar y subir montañas, dentro del misticismo en cual fue instruido, quedó fascinado con El libro tibetano de los muertos; incluso, cuando estaba en su lecho de muerte solicitó dos dosis de LSD y que le leyeran el libro citado.
Estimado lector, me despido de usted no sin antes recomendarle leer el blog de la Universidad Cuauhtémoc: https://blog.ucuauhtemoc.edu.mx/. Iniciativa del coordinador de derecho Sandor Esequiel Hernández, felicidades por el proyecto. Le deseo que tenga una excelente semana.
In silentio mei verba, la palabra es poder.