Es necesario e importante tener en claro la idea de lo que el país requiere para mejorar su crecimiento, desarrollo y calidad de vida de su población, para, entonces, impulsar los cambios que lleven hacia esos objetivos; esta perspectiva es distinta a pensar cómo hacer para ganar el poder político del gobierno de una sociedad sin tener idea de cómo transformarla. Y el presidente de la república Felipe Calderón ha venido mostrando desde hace ya muchos meses y a través de sus constantes expresiones en el discurso político, tanto los problemas que vive el país como las soluciones que nos deben llevar a un mejor estadio de sociedad y país.
Desde luego, y como siempre, tanto sus ideas políticas como las opiniones que mostremos, serán debatibles; el debate y la discusión políticas son el instrumento necesario en un país para lograr un mejor desarrollo en general.
El presidente Calderón sigue dando muestras de que su techo de desarrollo político personal todavía no aparece; es decir, que cada día sigue aportando al país nuevas ideas y nuevas acciones para mejorar la forma de gobernar. Cabe señalar que el personal administrativo de gobiernos como el federal y también de los estatales y municipales, son maquinarias que frecuentemente presentan una inercia de conservadurismo y anquilosamiento que hacen pesadamente difícil el que cambien las acciones al nivel de las necesidades de la vida cotidiana de los ciudadanos.
Las entrevistas del presidente de la república con conductores de noticias han sido un espacio interesante para poder apreciar la evolución de su pensamiento; en los días pasados fue León Krauze, de Foro TV, el que lo entrevistó. En la entrevista podemos apreciar los elementos de la interactividad que tiene el presidente con la sociedad y cómo procesa la información. Un ejemplo fue el cómo trabajó la preparación de la reunión en el Castillo de Chapultepec con el movimiento encabezado por el poeta Javier Sicilia.
El presidente argumenta, no utiliza el recurso de ser autoridad; muestra interés en conocer el pensamiento y las ideas de los otros, escucha y lee los argumentos, los que le permiten, a su vez, construir sus propios argumentos. Se ha manifestado sensible ante hechos dolorosos que viven mexicanas y mexicanos, en ocasiones teniendo que “aguantar vara” como fue en los varios diálogos sostenidos en Ciudad Juárez, cuando una madre de jóvenes asesinados en Salvarcar le dijo, entre otras cosas, que no era bienvenido.
La alta inseguridad y la violencia de la delincuencia organizada ha sido uno de los campos en donde el presidente Calderón ha impulsado un nuevo federalismo: son los gobernadores y presidentes municipales los que han solicitado al presidente la presencia de las fuerzas armadas y de la policía federal; sin embargo éstas no están siendo la solución definitiva al problema que padecen varios estados. La solución de fondo impulsada por el presidente –con programas y recursos y en el seno del Consejo Nacional de Seguridad Pública donde participan gobernadores y presidentes municipales- es la renovación del federalismo.
La vuelta del ejército y la marina a sus cuarteles se podrá dar en el momento en que las policías estatales y municipales estén en capacidad de proporcionar a la población el suficiente resguardo y seguridad; no obstante, ya son menos gobernadores los que, ante la insuficiencia de sus policías, utilizan el recurso casi ya superado de referir al presidente la responsabilidad, y son más los que están comprendiendo que la solución está en sus propias manos.
Maneja temas tabú como son las circunstancias vividas en el acuerdo con la profesora Elba Ester Gordillo en el año 2006, expresando sus propios argumentos –que serán discutibles- y sin rehuir la realidad de los hechos; el punto base fue ganar una elección y poder desarrollar la Alianza por la calidad de la educación para propiciar un efectivo proceso de cambio.
El realismo de la política, practicado por muchos gobernantes pero no siempre aceptado, ha sido reconocido por el presidente Calderón; es difícil encontrar veracidad en la buena fe de un gobernante que basa el realismo político en el respeto a la viabilidad de las instituciones y en la necesidad de hacer posibles y eficaces a los cambios que requiere el país, no sólo en la educación sino también en la salud, en la construcción de infraestructura carretera, en la transformación de las empresas de energéticos, en las inversiones extranjeras, en la disciplina hacendaria y la conservación de las reservas monetarias, etc.
Es patente el realismo de su visión político-partidista para decir lo que piensa y no engañar, como sí lo hace el gobernador del Estado de México cuando afirma que el PRI está listo para recuperar Los Pinos en 2012 pero él sigue evadiendo el decir que esa es su aspiración –difícilmente estaría pensando en el senador Manlio Fabio Beltrones-; es el realismo del presidente que lo lleva a propiciar que –a diferencia del presidente Vicente Fox que abrió el espacio a su secretario de gobernación Santiago Creel pero no a su secretario de energía Felipe Calderón- los secretarios de estado que aspiren a la candidatura presidencial lo expresen con toda claridad y la busquen con toda sanidad política, de cara a la sociedad.
Es, en fin, el gobernante que muestra su preocupación porque su partido político va lento en el desarrollo de precandidatos presidenciales y porque, por ejemplo en el caso del Estado de México, en dieciocho años no ha podido renovar liderazgos y presentó un candidato a gobernador no atractivo; además de que también muestra confianza en que los ciudadanos electores, particularmente los jóvenes, han desarrollado una importante conciencia política que les permitirá conocer con claridad las propuestas políticas innovadoras, distinguiéndolas de las propuestas que sólo mediatizan la toma del poder vía las elecciones.