La Democracia del limo... Hola, Mr. Trump, again | Desde el Segundo Piso por Ricardo Heredia Duarte - LJA Aguascalientes
23/11/2024

En su ensayo Los hijos del limo (1974), Octavio Paz nos habla de la modernidad y sus contradicciones. A través de una “tradición del rompimiento” y de una “revuelta del futuro”, describe cómo la sociedad occidental, fundada en la tradición judeocristiana, ha construido una modernidad plagada de episodios que, emanados de esas contradicciones, devienen en conflictos intelectuales, religiosos y políticos. Según Paz, estos arquetipos son temporales, ofrecidos a nuestras sociedades como soluciones transitorias que nos ayudan a preservar y construir esa idea de cambio constante en el tiempo, en el que nos toca vivir como individuos y como pueblos.

Las sociedades, explica Paz, están desgarradas por contradicciones simultáneamente materiales e ideales. Por esos conflictos viven las sociedades y también por ellos mueren: esos conflictos son su historia. Una de las funciones del arquetipo temporal es ofrecer una solución transhistórica a estas contradicciones, preservando a la sociedad del cambio y de la muerte. Por ello, “cada idea del tiempo es una metáfora creada, no por un poeta, sino por un pueblo entero”, menciona el fallecido premio Nobel.

Paz reflexiona también sobre el tiempo en que “el tema de la muerte de Dios se ha vuelto un lugar común, y hasta los teólogos hablan con desenvoltura de ese tópico, pero la idea de que algún día han de cerrarse las puertas del futuro… esa idea alternativamente me hace temblar y reír”.

Hoy, en esta “depresión post-parto electoral” de las oposiciones derrotadas en México y Estados Unidos -el PRIAN en nuestro caso y el debilitado Partido Demócrata en el estadounidense- pareciera que para estos partidos se vislumbra la posibilidad de un “cierre de su futuro”. Si no logran reinventarse como opciones electorales cercanas a “la raza electoral”, esa que vota y busca cambiar su destino, con la que al parecer es su única y última herramienta de poder: el voto, elegir en cada proceso electoral, a quien ellos creen que romperá con el pasado gobernante, que no les resolvió sus necesidades.

¿Qué analogías podemos encontrar entre los derrotados electorales allá (USA) y acá, en nuestra patria Mexa?

¿Se cansó el electorado de tradición mayoritaria judeocristiana, de la moda “woke” y sus excesos ?

¿La oferta política derrotada se olvidó del ciudadano de a pie y de los ideales liberales, para ocuparse únicamente de los lobbies de élites que representan modelos de explotación social?

Dicen que el cambio no duele, lo que duele es la resistencia al cambio. Al igual que la Dra. Sheinbaum y Morena, en su elección de junio pasado, se hicieron del control mayoritario del legislativo en nuestro país; Donald Trump también barrió a su oponente Kamala Harris. Asimismo, el magnate contará con el control absoluto de la Cámara de Representantes y del Senado, así como con la condición de que el Tribunal Supremo de su país está ya en manos conservadoras.

Es probable que el mundo no se acabe, como nos ha demostrado la historia una y otra vez, a pesar de sus múltiples contradicciones y rupturas sociales, que al final siembran las semillas de los cambios y avances. En un intento por cerrar las brechas de desigualdad social y económica, las sociedades democráticas han intentado, siempre, construir un mejor futuro. Si bien algunos “histéricos” derrotados pretenden hacernos creer, a través de redes sociales, medios afines, y hasta hace poco desde la Suprema Corte de Justicia de México, que el fin está cerca. Seguramente en unos meses, cuando se instauren las “nuevas tradiciones institucionales”, la vida democrática, económica y social seguirá adelante, para volver a elegir próximamente a los “nuevos salvadores” de la patria y de nuestras realidades.


Si alguien ve a la extraviada oposición mexa, avísenle que, para la siguiente elección federal, Cronos no es su aliado. Cada día que pasa es un día menos, así que dejen de quejarse y lloriquear en redes y tribunas lo que no supieron defender en las urnas, o pronto el “infierno de Dante” y la cancelación de su registro estarán aguardándolos inevitablemente.

“… en los inicios del siglo XXI, la política está desprovista de visiones grandiosas. El gobierno se ha convertido en mera administración. Gestiona el país, pero ya no lo dirige. Se asegura de que a los profesores se les pague puntualmente y que los sistemas de alcantarillado no rebosen, pero no tiene ni idea de dónde estará el país dentro de veinte años”.

Homo Deus, Yuval Noah Harari


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