La vida sin música sería una tragedia | La Columna J por : Roberto Ahumada - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Estimado lector de este reconocido medio LJA.MX con el gusto de saludarle como cada semana y aprovecho la ocasión para agradecer su tiempo y disposición para leerme, en esta ocasión quiero abordar la reseña de la importancia de la música en la sociedad.

Sin duda alguna, cada momento histórico refiere ciertas peculiaridades, lo que pasa en el ámbito político, los movimientos sociales y las propias resistencias, la misma economía, y es justamente la música la que retrata de un modo más allá de la estructura del lenguaje a la idea convertida en sentimientos, a la situación convertida en melodía, a la tentación traducida en rima. La música es un modo de expresión, es la extensión de lo que no decimos.

Gillie Lipovetsky refiere que toda circunstancia social tendrá la intromisión del mercantilismo y del mismo modo que la moda, tendrá una implicación que trate de satisfacer el deseo capitalista, pero sobre todo en la música existe una influencia de mayor proporción que tiene la capacidad de convocar a las multitudes en la participación y atención de un ritmo, pues el sentido común se aleja de la lógica, se vuelve percepción, entonces la vida te impone y expresa una semántica de melodías.

La música es una expresión de la conciencia, es un modo de canalizar los sentimientos, el amor, la melancolía, la nostalgia, cada canción evoca a un recuerdo, sin importar el género o el artista. Las canciones son recuerdos de la seducción que hace la música con nosotros. 

La música tiene un poder de convocatoria de alcances mayúsculos, es como la flauta mágica, desde la inspiración romántica de Wagner hasta la voz de Freddie Mercury, la música llena estadios de gente que, sin conocerse, se toma de las manos, repite con sentimiento una canción que todos cantan, en un momento en donde todos cierran sus ojos o empiezan a saltar por lo que provoca la música, las canciones siempre llevan dedicatorias, son el vínculo a alguien.

La música nos hace aceptar una realidad más sublime, construye paradojas, emula a los sentimientos más introspectivos en nosotros. La música es poesía, es conquista, es luminosidad, es inspiración. Cada género de música refiere una segmentación social, expone y dilata un modo de actuar, un modo de vestir, incluso un modo de hablar, en el péndulo que explica el devenir histórico podemos encontrar una evolución completamente palpable de los géneros musicales, desde el arpa de los griegos hasta una fender stratocaster, desde los tambores africanos hasta las consolas que utiliza Dj Tiesto. La música es magia, son vibraciones que llegan directamente a nuestro cuerpo y a nuestra mente y nos hacen vivir y nos hacen soñar.

Cuando Nietzsche refiere que la vida sin música sería una tragedia, tiene razón, ¿qué sería de la vida sin el jazz por la mañana?, ¿qué sería una ceremonia religiosa o mística sin los sonidos que envuelven a las acciones que discurren en un tiempo que olvida? En el sentido nihilista de la vida, muchas cosas perderían su esencia sin la música, pues ella detona en los espíritus libres, engrandece a los momentos y deja una vibración conquistada en la memoria. Si la música fuera política, sería absoluta. 

El poder que tiene se traslada a la capacidad de reducir la ansiedad y el estrés, contribuye a reducir la sensación de dolor físico, ayuda a mejorar la memoria, sube el estado de ánimo, el género clásico puede influir en que las plantas se desarrollen con mayor velocidad, ciertamente el vocalista de U2 Bono decía: “La música puede cambiar al mundo, porque puede cambiar a las personas”.

La música vence al posmodernismo, traspasa lo que expone Deleuze, Derrida o Claude Lévi Strauss, pues va más allá del propio lenguaje, esta mega estructura queda limitada ante el alcance, ya que la música puede expresar aquello que no tiene nombre y comunicar lo desconocido. Estimado lector, hace unas semanas tuve la oportunidad de ir al festival hell and heaven, y puedo decirle con toda la fuerza de las palabras que fue una experiencia inolvidable, el haber visto a Guns n roses, Muse, Remember the day, entre otras bandas mexicanas y extranjeras fue algo excelso.


Fueron tres días en donde fueron más de cincuenta mil personas a escuchar metal y rock, un ambiente de calidad y respeto y en donde las bandas dieron lo mejor de sí. Algún día en mis tiempos de secundaria soñé con escuchar la canción “Don’t you cry” y casi 25 años después pude cumplir ese sueño, el momento fue inédito, Slash tomó su guitarra e hizo su magia, a la voz de Axel Rose, estuvieron las 50 mil personas presentes, iluminando el lugar con su celular. En gustos se rompen géneros, le invito a tomar a la música como una herramienta de inspiración, de seducción, sería genial si nuestra vida la pudiésemos encajar en una canción, piense usted ¿cuál sería?.

In silentio mei verba, la palabra es poder, la música es inspiración.


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