En los últimos años ha acontecido un fenómeno mediático: la atención que la prensa ha prestado a los casos de bullying o malos tratos entre iguales. Esto principalmente por causa de la orientación sexual de los jóvenes, originando temor al asistir a clases, bajando el rendimiento escolar y social, ya que en muchos casos las personas que sufren del llamado bullying homofóbico se alejan de su vida cotidiana cambiando repentinamente sin explicación ante su familia.
Ahora bien, debemos destacar de dónde viene la palabra bullying ya que durante años ha existido, sin embargo hasta estos últimos seis se ha manifestado en grandes cantidades a nivel mundial.
El término fue creado en el año de 1993 por un sicólogo escandinavo llamado Dan Olweus de la Universidad de Bergen en Noruega, quien tras realizar varios estudios desde los años 70 sobre el suicidio de algunos adolescentes, encontró que estos jóvenes habían sido víctimas de agresión física y emocional de parte de sus compañeros de escuela.
Entonces aclarando esto podemos aclarar que el bullying crea un desequilibrio causado por un grupo o individuo que tiene una conducta negativa, agresiva y repetitiva sobre alguien que tiene problemas para defenderse.
Según una investigación realizada por la Comisión Ciudadana contra los Crímenes de Odio por Homofobia, cada mes 15 homosexuales son asesinados en nuestro país. El estudio revela que de enero de 1995 a junio de 2000, se registraron 631 crímenes, la mayoría violentos; mientras que tres de cada 10 víctimas son abandonadas en servicios médicos por sus familiares, a pesar de que los cuerpos hayan sido reconocidos, demostrando una vez más la falta de información y exceso de discriminación inclusive entre los más allegados: la familia.
Los medios de comunicación se han convertido en un arma de doble filo en este tema, ya que por un lado se intenta informar a la sociedad, la juvenil específicamente, sobre la situación en el área educativa, sin embargo, por el otro lado, al mencionar y sacar tanto a la luz pública el tema sin realmente informarse bien, los propios adolescentes toman como ejemplo los casos observados repitiéndolos una y otra vez entre sus compañeros.
Esto aunado a que la sociedad aguascalentense sigue siendo aún en pleno siglo XXI, una sociedad conservadora y cerrada, o más bien con doble moral, donde personas con distintas preferencias sexuales, callan su verdadera identidad por años, inclusive durante toda su vida, viviendo al ritmo de la “normalidad social”.
Tomando como referencia el libro Mort ou fif del sicólogo canadiense Michel Dorais,se menciona un caso del suicidio de un adolescente de 14 años que dejó una nota confesando el gran sufrimiento por no contar con ningún apoyo para vivir su homosexualidad, sin embargo los padres declararon no entender por qué no confió en ellos, ya que al saber hubieran aceptado sin problema alguno.
Esto demuestra cómo los jóvenes observan tanto de los medios como de la propia sociedad, el rechazo que generalmente las familias tienen por integrantes homosexuales, que no se dan a la tarea de investigar ni deciden enfrentarse a la verdadera reacción al conflicto antes de actuar por impulsividad.
Retomando el arma de doble filo, si los medios no se empeñaran tanto en expresar referentes negativos al tema de la homosexualidad sobre todo entre adolescentes casos como el antes mencionado no se verían en gran número.
Durante años, asociaciones tango gubernamentales como privadas han denunciado casos de bullying homofóbico en instituciones de nivel básico. Sin embargo, por cuestiones de burocracia, prioridad y una que otra palanca, los casos siguen abiertos sin resolución alguna.
Esto crea, sin duda, una ley del silencio tanto entre maestros como entre alumnos, ya que ante denuncias sin resolución, los afectados deciden callar y las autoridades garantizar la inexistencias de casos, “lo que no se ve no existe, por tanto no se puede luchar contra ello”.
Si el problema no se ve, es como si no existiera pero realmente existe, y trae consigo cada día más consecuencias graves en la sociedad, como los suicidios de jóvenes menores de 18 años; si una pérdida humana es terrible, imaginemos la de un joven con un largo camino por recorrer.
Mientras las autoridades educativas sigan con esa venda en los ojos, el acoso por la homofobia en las instituciones se elevará, creando culpabilidad silenciosa entre los observadores como los maestros, autoridades e incluso los padres de familia.
Grandes cantidades de supuestas investigaciones oficiales ponen en evidencia las enormes lagunas que todavía existen en el tema de la homosexualidad, evidenciándose en las instituciones de educación básica, donde existe un gran número de estudiantes sin educación sexual correcta, puesto que los cánones sociales mantienen un tabú en las familias para hablar de la sexualidad, dejando que los jóvenes aprendan a su modo. es decir, a través de los medios de comunicación.
En los resultados de la Primera Encuesta Nacional sobre Bullying Homofóbico en México, el Distrito Federal se encuentra en primer lugar, mientras que el Estado de México y Jalisco ocupan los siguientes lugares respectivamente. Aunque no es para presumir, Aguascalientes no cuenta con alto nivel de bullying homofóbico, ya que aparece en la tabla en el lugar antepenúltimo, sin embargo las autoridades educativas estatales han comenzado, luego de ocho meses de anunciada, la instalación en las escuelas de buzones de denuncia contra dicha problemática, comenzando la campaña denominada Yo digo no al bullying, por parte del Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA).
Conforme a una primera etapa, se instalaron 200 buzones en igual número de secundarias, donde se ha detectado mayor riesgo de este tipo de conductas; a la fecha, el titular del IEA declaró haberse recibido 140 denuncias de los buzones establecidos, las cuales más del 50 por ciento han sido atendidas, pero ¿y el otro 50 por ciento, cuándo?, aquí es donde llega de nueva cuenta la burocracia y la impunidad por parte de las autoridades tanto educativas como judiciales.
El bullying por homofobia puede ser observado por la sociedad como cualquier otro acoso de juego por “mocosos inmaduros”, sin embargo, es una problemática real que necesita cortarse de raíz, desde los valores familiares así como de las tradiciones mal heredadas.
La sociedad entera debe exigir una nueva era de valores y justicia, aquellos jóvenes afectados por acoso, así como los que acosan deben de tener voz para manifestar sus inquietudes sin miedo al rechazo o burla. Esconderse no da resultados positivos por el contrario eleva el rezago de valores en la educación.
Autoridades educativas, abran los ojos, no dejen a un lado esta problemática, sean coherentes con la sociedad aguascalentense su trabajo es contribuir a su mejora y desarrollo saludable, no al silencio mortífero.