México en llamas
Así se podría describir el panorama actual del país, en el que la violencia no solo persiste, sino que se ha arraigado como parte de la cotidianidad. Los presidentes municipales y secretarios de seguridad van y vienen, pero las carreteras bloqueadas, los vehículos incendiados, los asaltos, los asesinatos, y las grotescas imágenes de cuerpos mutilados se han convertido en escenas tan comunes que apenas logran sacudir al colectivo social. La violencia, lejos de ser una crisis pasajera, es ahora un elemento integrado en nuestra vida diaria. Ante este panorama desolador, la pregunta que nos debemos hacer es: ¿somos nosotros, como sociedad, parte del problema?
El menos peor
Es fácil señalar a los gobiernos, a los partidos políticos y a las autoridades por su ineficacia y corrupción, pero la verdad es que todas y todos, en mayor o menor medida, contribuimos a este caos. En lugar de aspirar a una verdadera democracia y gobernanza, hemos reducido nuestras expectativas al “mal menor”. Esta lógica del “menos peor” nos ha llevado a aceptar liderazgos mediocres, nacidos de ideologías alteradas y resentimientos históricos, mientras nos contentamos con soluciones temporales que en realidad perpetúan los problemas.
En Acapulco lo que importa es la respuesta
Mientras tanto, la violencia sigue su curso. Sinaloa continúa sumida en un estado de ingobernabilidad que parece empeorar con el tiempo. Esta semana, el periódico Debate fue objeto de varios ataques, desde disparos a sus oficinas hasta intentos de secuestro a su personal. No es un caso aislado; Acapulco también enfrenta una crisis de seguridad alarmante, aunque pareciera que a sus autoridades les importa poco. Abelina López Rodríguez, presidenta municipal de Acapulco, se convirtió en tendencia nacional, no por sus esfuerzos para combatir la violencia, sino por su actitud evasiva durante una entrevista. Mientras se discutía un incendio en el Mercado Central, López Rodríguez, visiblemente desconcertada, se limitó a decir que no es la Fiscalía y no puede hablar de hechos violentos. Para colmo, mientras una persona le soplaba respuestas al oído, la alcaldesa regañó a los reporteros, recordándoles que “lo que importa es la respuesta, o les importan ninguneades (sic)”. En un país donde la violencia cobra vidas a diario, las “ninguneades” (sic) parecen ser el pan de cada día.
Los municipios son actores clave
El episodio es un recordatorio de cómo los municipios, que tienen facultades claras en materia de seguridad pública según el artículo 21 de la Constitución, se lavan las manos cuando la violencia llega a su puerta. Los municipios no son espectadores en esta crisis; son actores clave en la prevención del delito y en la preservación de la seguridad de sus ciudadanos; sin embargo, muchas veces sus autoridades parecen más preocupadas por la imagen pública que por enfrentar los verdaderos problemas de fondo.
No hay indicios de cómo funcionará el nuevo cabildo en Aguascalientes
Mientras tanto, en Aguascalientes, los festejos por el 449 aniversario de la ciudad contrastan con la incertidumbre política que rodea al nuevo cabildo. A pesar de las ceremonias solemnes y los discursos grandilocuentes, no hay claridad sobre cómo quedarán conformadas las comisiones, y el tiempo apremia. El nuevo cabildo tiene hasta el 15 de noviembre para presentar su paquete económico al Congreso del Estado, pero parece estar más preocupado por organizar las comisiones que por discutir los asuntos urgentes. Si no logran consolidar un buen acuerdo político, Aguascalientes corre el riesgo de quedar estancado en un proceso de inacción que afectará el desarrollo de la ciudad.
Más territorio, menos escritorio
En el contexto de la Cuarta Transformación (4T), personajes como Aldo Ruíz, Nora Ruvalcaba, Gil Gutiérrez y Arturo Ávila han comenzado a mover sus piezas en el tablero político, trabajando en la construcción de una estructura electoral mediante apoyos gubernamentales. Después de varias elecciones fallidas, parece que por fin han entendido que la organización social es clave en cada proceso electoral. Y aunque las divisiones internas y los berrinches de la élite partidista siguen siendo un lastre, no se debe subestimar el efecto que puede tener Morena en las elecciones locales de 2027. La 4T tiene una aspiración clara: acceder al poder en Aguascalientes. La pregunta es si sus líderes podrán mantener la madurez política necesaria para lograrlo o si sucumbirán, una vez más, a sus luchas internas y pleitos infantiles. A final de cuentas, lo que está en juego es mucho más que un cambio de gobierno. Se trata de un país en llamas, donde la violencia y la ingobernabilidad se han normalizado y donde el reto de construir una verdadera gobernanza parece cada vez más inalcanzable.
Cónclave panista
El pasado viernes, en el Museo Espacio de Aguascalientes, se llevó a cabo la presentación del libro Los errores de campaña, de Daniel Vázquez, un joven estratega político vinculado al Partido Acción Nacional (PAN) y con experiencia en múltiples campañas electorales. Este evento reunió a una buena parte del panismo de Aguascalientes, pues acudieron figuras como Paulo Martínez, Alma Hilda Medina, Eduardo Blas, Álex Monreal, Gabriela Caudel, Fernando Herrera e incluso llamó la atención la presencia del exgobernador Martín Orozco y su esposa Yolanda Ramírez. Por supuesto, también destacó Margarita Zavala, quien fue una de las comentaristas del libro, además de otros funcionarios y líderes del PAN local. El ambiente en el Museo Espacio parecía más un cónclave político que un evento editorial, ya que las discusiones sobre los errores de campañas pasadas, los aprendizajes obtenidos y las estrategias que no funcionaron marcaron la tónica de la presentación. Entre las reflexiones que salieron a la luz, destacó el comentario de Toño Martín del Campo, quien reconoció que en muchas ocasiones el PAN no supo transmitir adecuadamente su mensaje durante las campañas. Este tipo de autocrítica es esencial si el partido desea fortalecerse y conectar mejor con la ciudadanía, pero también es un recordatorio de que la política no solo se trata de propuestas, sino de la forma en que se comunican.
Pedradas que dieron en el blanco
Margarita Zavala aportó una visión más personal y señaló que se sintió aludida por algunas de las pedradas que el libro arrojaba, una clara referencia a las lecciones que se pueden extraer de campañas pasadas, no siempre exitosas. La honestidad con la que habló del reto de conectar con los votantes a través de las brigadas fue un llamado a no subestimar la importancia del contacto directo con el electorado, un aspecto que, según ella, fue clave en campañas previas. Además, Zavala recordó que, en un entorno político tan competitivo, cada error puede tener un costo enorme para los involucrados, una realidad que el libro de Vásquez refleja con gran claridad.
Lealtades y votos divididos
Un momento notable durante la presentación fue cuando se mencionó que, en su momento, Daniel Vásquez le había sugerido a Toño Martín del Campo que abandonara las filas del PAN, ya que existía la posibilidad de competir bajo otras siglas partidistas; sin embargo, Martín del Campo decidió mantenerse fiel al PAN, una decisión que, con el tiempo, se ha debatido si fue la correcta o no. Este tipo de decisiones, que pueden parecer pragmáticas en su momento, son un recordatorio de cómo la política a menudo está marcada por la lealtad a los principios, aunque también por el cálculo estratégico.
Todo es una persecución política
Más allá de las reflexiones sobre el libro y el partido, el evento también dejó ver los ecos de una tendencia preocupante en la política actual: la creciente percepción de persecución política. En los últimos años, cualquier acusación o proceso legal en contra de un político se ha etiquetado rápidamente como persecución, lo que genera una duda constante sobre si las acciones judiciales son legítimas o simplemente una herramienta para silenciar a los opositores. En este sentido, el evento no solo fue una reunión de políticos que reflexionaron sobre sus errores, sino también un escenario donde se manifestó la desconfianza hacia el sistema judicial. Es fácil decir que alguien es víctima de persecución política sin mostrar pruebas concretas, y en el contexto actual, la percepción pública parece más relevante que la verdad. Los políticos, según les convenga, glorifican o atacan al Poder Judicial, dependiendo de si sus sentencias o fallos favorecen o perjudican sus intereses. Así, el sistema judicial se ha convertido en un arma de doble filo en la arena política mexicana, donde los juicios se interpretan más como maniobras políticas que como procesos en búsqueda de justicia.
Lealtades y votos divididos
Al final del día, lo que se puede concluir de la presentación del libro de Daniel Vázquez es que el PAN tiene mucho trabajo por delante si quiere corregir el rumbo. No se trata solo de reconocer los errores del pasado, sino de encontrar una forma de reconectar con la ciudadanía, de dejar atrás la narrativa de la persecución y de fortalecer las instituciones democráticas. Porque, si algo quedó claro en ese cónclave panista, es que el futuro del partido, y tal vez del país, depende de cómo se enfrenten los retos que vienen, con honestidad, autocrítica y una estrategia bien pensada.