Como cada segundo viernes del mes, el pasado 11 de octubre se llevó a cabo la vigésima primera sesión del Seminario Permanente de Ética Ambiental y Animal, con la conferencia titulada “Justicia y legalidad: comprendamos la diferencia”, impartida por la Lic. Sandra Segovia, activista fundadora de las organizaciones Todos Somos Animales y México Sin Toreo, además de ser parte del Consejo Independiente Animalista de México.
La ponencia de esta ocasión se enfocó en explicar cómo las leyes en torno a la protección de los animales en México y América Latina, además de otros países, no necesariamente plantean acciones justas para el fin por el que fueron creadas, ya que demuestran una serie de contradicciones y actitudes especistas que determinan tratos selectivos y no igualitarios. En este sentido, la afirmación de la Lic. Segovia es inapelable: “Que sea legal, no significa que sea bueno”. Recordemos que las leyes son creadas mediante acuerdos sociales, por lo que responderán a lo que una comunidad considere apropiado delimitar según sus ideales o necesidades. Siendo así, las leyes reflejan los intereses de una sociedad y, por lo tanto, exponen sus prejuicios y también las carencias en cuanto a principios morales y/o éticos que podrían mejorar la calidad de vida, no sólo de los humanos, sino de todas las especies bióticas y abióticas que comparten con nosotros un lugar en el mundo.
Así pues, la Lic. Segovia indicó que, efectivamente, puede haber leyes injustas, por lo que resulta importante crear reformas que amplíen los derechos de los involucrados en lugar de reducirlos, ya que, como explicó la ponente, “las leyes animalistas son especistas” y “protegen las funciones de esas especies pero no al sujeto”, pues muchas de ellas determinan qué tipo de tratos están permitidos hacia los animales con base en la utilidad que estos tengan para la vida humana. Es decir, “su prioridad no son los individuos, sino los beneficios que representan para el ser humano por la explotación”. Al respecto, la Lic. Segovia demostró con fragmentos de la Ley General de Sanidad Animal y la Ley de Protección a los Animales CDMX, entre otras, cómo es que, a pesar de que en algunos artículos se reconoce la capacidad de los animales para sentir y tener consciencia, varios artículos determinan que, dependiendo de si estos son animales de compañía, domésticos o de consumo, sus derechos serán respetados en diferente medida. Por ejemplo, mientras se dice que los caballos deben ser transportados evitando que se muevan lo mayor posible y sin velar por su comodidad, se señala que los gatos o perros deben transportarse en espacios placenteros donde puedan moverse libremente y no tengan estrés. Incluso, estas leyes indican en qué casos se puede matar a los animales y cuál debe ser el procedimiento, lo que puede ir desde aplicar una inyección hasta la muerte por desangramiento, la cual suele ser destinada a los animales que son criados para consumo humano y que, como sabemos, reciben tratos crueles durante toda su vida y, como ya vimos, hasta en su muerte.
Además, la Lic. Segovia abordó el tema del estatus jurídico que suele ser aplicado a los animales, ya sea como seres semovientes, sintientes o sujetos de derecho. El problema con estas etiquetas es que no garantizan la total protección a los animales y los mantienen como seres susceptibles a toda clase de abusos. Por ejemplo, el estatus de ser semovientes simplemente afirma que se trata de un sujeto que es capaz de moverse por sí mismo, y la etiqueta de “ser sintiente” simplemente describe una cualidad de los animales, pero no implica cambios significativos en la legislación en torno a sus derechos; en este sentido, hace falta cambios más profundos que demuestren una transformación en la percepción que se tiene de los animales a través de estas leyes, de manera que estos “huecos” paren de impedir la protección total de sus derechos. En cuanto a esto, la ponente explicó que en diferentes declaraciones, como la Declaración de Cambridge 2012, la Declaración de Montreal 2022 y, más recientemente, la Declaración de Nueva York sobre la Consciencia Animal 2024, ya se habla de que los animales no humanos, incluyendo vertebrados e invertebrados, poseen características cerebrales que les permiten generar estados de consciencia y presentar comportamientos intencionales, lo que nos obliga a condenar las prácticas en las que se les trata de manera cruel e injusta, y a transformar nuestras consideraciones éticas hacia sus intereses, dejando de verlos como meros bienes o mercancías que nos aportan beneficios económicos. Asimismo, la Lic. Segovia destacó la Declaración de Toulon 2017, donde se propone la renovadora idea de que los animales sean reconocidos como personas físicas no humanas, esto en términos jurídicos, con lo que podrían llegar a ser considerados “víctimas” en los casos de abuso y maltrato, garantizando así un mayor cuidado de sus derechos mediante la correcta resolución de las denuncias, que actualmente son demasiadas comparadas con la cantidad de sentencias decretadas.
Para finalizar su intervención, la ponente señaló que en algunos países como México, Chile y Argentina ya se están creando propuestas para garantizar una verdadera protección a los animales y lograr su consideración como personas físicas no humanas, además de que, en el caso de México, aún se busca la igualdad legislativa en todo el país, de modo que en cada estado los animales gocen de los mismos derechos y no exista la discriminación por especies. Así pues, la Lic. Segovia concluyó la ponencia recordándonos que todos somos iguales, y que es momento de comenzar a ver el mundo a través de la mirada de esos animales, cuya existencia es tan preciosa como la nuestra. En esta misma línea, invitamos a los lectores a que se planteen la posibilidad de tratar a los animales no humanos como los seres vivos maravillosos que son, que sienten, conocen y comprenden el mundo. La ilusión de superioridad que muchos de nosotros poseemos nace de la poca atención que le prestamos a nuestro entorno, lo cual nos lleva a actuar de manera egoísta, apática e, incluso, hipócrita. Por ejemplo, cuántos animales no hemos visto atropellados al viajar por la carretera, arrojados por los autos que, como la humanidad, no detienen su marcha en mira de sus propios intereses, los cuales siempre resultan ser más importantes que una valiosa vida. Ustedes pregúntense, si fuese un ser humano el que estuviera tirado a un lado de la carretera, agonizando, asustado, ¿la situación sería la misma? ¿sentiría la misma apatía? Es hora de replantear dónde está la humanidad en nuestro “ser humano”, y de tomar conciencia de que no somos más importantes que el resto de los seres que habitan el planeta. Si tenemos la capacidad de ser mejores, entonces, hagámoslo.
Para ver la conferencia completa, puede consultar el siguiente enlace: https://youtu.be/4I8i0jBLuxo?si=1Y98fV1KWeRrmhGm.