Rocío Aguilar Rosales, una instructora con 25 años de experiencia en el mundo del danzón, ha dedicado su vida a enseñar este tradicional baile que no solo evoca el pasado, sino que también ofrece una actividad recreativa para las personas adultas mayores en Aguascalientes.
“Antes se bailaba el danzón libre y tú podías disfrutar cómo las parejas hacían una coreografía en cada pieza”, relata Rocío, mientras recuerda que su historia como instructora de danzón comenzó desde la primera vez que vio a dos personas mayores disfrutar de este baile de salón, pues se sintió inspirada a aprender. Al presenciar el danzón coreografiado, decidió que quería formar parte de ese movimiento. Para perfeccionar su técnica, viajó a diferentes lugares de nuestro país, como Veracruz, Querétaro y San Luis Potosí, donde aprendió de maestros reconocidos.
Hoy, Rocío imparte clases en la Escuela Municipal de Danzón en Aguascalientes, ubicada en el Barrio de la Salud. Desde hace 25 años, ha trabajado incansablemente en este espacio, que recientemente ha recibido mejoras gracias al apoyo del municipio: “Nos están dando más apoyo, sobre todo en tener un salón limpio, amplio, con ventilación, porque antes estábamos olvidados”, comparte la instructora de danzón.
Uno de los principales retos de Rocío ha sido trabajar con personas adultas mayores: “Cuando empecé a dar clases aquí, me decían que no pusiera coreografías, que la gente mayor ya no aprende. Y yo decía: claro que aprendemos”, afirma con convicción. A sus 70 años, ella es un ejemplo de que nunca es tarde para aprender, y su dedicación ha sido un motor para que muchas personas mayores se animen a bailar danzón, pero sobre todo a aprender coreografías.
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Para Rocío, enseñar danzón forma parte de sus metas de vida y, desde esta pasión, anima a quienes aún no se atreven a dar el primer paso: “Muchos me dicen ‘Maestra, es que no sé bailar’. Y yo siempre les respondo: ‘por eso viene a aprender, porque no sabe’”. Además, no solo se limita a enseñar a bailar a personas adultas mayores, pues ya desde hace algunos años el danzón ha tenido un impulso especial que atrae a las y los jóvenes: “Ellos aprenden rápido”, asegura Rocío, pero también destaca que, mientras los jóvenes tienden a aprender y luego seguir adelante, las personas adultas mayores han hecho del danzón un plan de vida. Gracias a iniciativas como la de Rocío, el danzón sigue vivo en Aguascalientes, con presentaciones en comunidades, iglesias, y centros comerciales, además de la tradicional reunión en el Jardín de San Marcos los sábados por la tarde.
Rocío Aguilar no solo es una instructora de danzón, sino una defensora incansable de la cultura y la inclusión: una muestra de que la edad nunca es un obstáculo para aprender y disfrutar de la vida.