¿Qué significa el verbo planchar en el siguiente tweet: “Cometí un error cuando estaba planchando con mi novia y le dije el nombre de otra”? Es evidente que el significado que tiene planchar está muy lejos del que habitualmente pensamos, es decir, alisar una prenda de vestir, en particular, o un textil, en general. Para ello, es necesario humedecer ligeramente la prenda, luego ejercer un poco de calor y de presión con un algún objeto plano de metal; sin embargo, en algunas zonas de México, planchar significa ‘tener relaciones sexuales’. En el caso de Aguascalientes, la palabra tiene una connotación menos pasional, pues se refiere únicamente a ‘platicar con tu novia, novio o novie’.
Más allá del uso, que pudiera estar más o menos extendido en México, la pregunta es: ¿cómo es que un verbo como planchar pasa a tener esta connotación sexual? La respuesta es muy simple: se trata de una metáfora. Ahora bien, es importante precisar en qué sentido debemos entender el concepto de metáfora, sobre todo, porque cuando pensamos en metáforas, pensamos en ese mecanismo para embellecer frases y palabras, tal y como lo harían los poetas.
Y si bien la poesía, los cuentos, novelas y canciones son las piezas donde encontramos habitualmente las metáforas, lo cierto es que nuestra comunicación está llena de ellas. Incluso, esas metáforas de la vida cotidiana se convierten en nuestra poesía particular y se vuelven, también, parte de la identidad de pueblos, ciudades y países. De hecho, y contrario a lo que pudiéramos pensar, lo raro no es hablar con metáforas, sino hablar sin ellas. Desde esta perspectiva, la metáfora es un proceso cognitivo que consiste en identificar ciertas características importantes en un concepto o en una idea, para luego proyectarlas en otro concepto o idea, gracias a que presentan ciertas coincidencias o semejanzas.
Para ilustrar lo anterior, quisiera mencionar la siguiente expresión: ¡Disculpen! Me confié en mis tiempos. Llegué tarde porque había un cuello de botella. No sabía que estaban pavimentado la avenida.
¿Qué significa la expresión cuello de botella? Palabras más, palabras menos, significa que hay una estrechez en una vialidad, lo que provoca que algunos automovilistas que esperaban transitar por el lado bloqueado tengan que pasarse al carril o carriles disponibles. Este hecho, a su vez, genera una acumulación de vehículos que desean incorporarse a dicho carril, ya de por sí saturado por los automovilistas que ahora se ven obligados a transitar de manera más lenta. La descripción que acabo de proponer contiene poco más de 60 palabras, es decir, para explicar el significado de la expresión cuello de botella, de solo 3 palabras, tuve que recurrir a más de 60 palabras. Y, con toda seguridad, muchos podrían acusarme de que mi descripción no necesariamente fue del todo precisa.
La metáfora es un mecanismo muy poderoso, pues nos permite compactar una gran cantidad de información en unas muy pocas palabras. Para lograrlo, como mencioné antes, es necesario identificar ciertas características importantes en un concepto, idea o expresión, pero también implica desechar algunos que serán totalmente irrelevantes. Además, el concepto resultante suele tener cierta independencia respecto de las ideas o conceptos que le dieron lugar, pues puede replicarse muchos otros contextos. En este caso, nos interesa solo recuperar la parte más estrecha de la botella, el resto de la información no es necesaria para construir la botella. Una vez que identificamos esa forma peculiar, podemos proyectarla en otros lugares que sean similares.
En otras palabras, la metáfora consiste en desechar lo menos importante para quedarnos con las características más importantes y, finalmente, proyectarlas en otros espacios que tengan rasgos similares. Con base en lo anterior, no nos resultará difícil asociar al verbo planchar con su connotación erótica-pasional: basta con reconocer que hay un objeto que entra en contacto con otro objeto para proporcionarle calor, a través de un contacto o fricción constante. De todo el concepto planchar solo nos resulta importante la idea de calor y de contacto constante, que se asocian al calor y al contacto que suele asociarse a una relación sexual. Todas las otras características nos resultan totalmente irrelevantes, es decir, da igual el acero de la plancha, su forma o su color; en principio, tampoco importa el tipo de textil que se relacione con el verbo planchar, aunque también pudiera ser útil para matizar su significado: “El otro día planché un pantalón bien arrugado que tenía ahí desde hace meses”.
En el caso del significado de ‘platicar con la novia, novio o novie’, la base metafórica es la misma, aunque la calidez y el contacto quizá sea menor, porque evidentemente al visitar a la persona amada no se limita a la plática, pues también hay besos, abrazos y otras fricciones.
Finalmente, hay otro significado del verbo planchar, muy usado cuando es necesario cabildear o recoger los comentarios, críticas u opiniones de otras personas para un proyecto o trabajo. Así, decimos que “El proyecto queda planchado”, una vez que se recogieron dichos comentarios y se establecieron los respectivos acuerdos. En este caso, la labor de diálogo se refleja en la función de quitar las arrugas de un textil, esto es, las opiniones encontradas o aquellas ideas que es necesario dialogar o desechar para llevar con éxito el proyecto. Lo interesante es que no es necesario mencionar todas estas características, pues, como mencioné antes, forman parte de lo que las personas reconocen en la acción de planchar. De ahí justamente el poder de la metáfora.