Percibir la política como en los años sesenta, donde el espíritu de revolución permeaba la conciencia de la juventud y los estudiantes, es cosa del pasado en tiempos contemporáneos.
A pesar de que el periodo universitario es visto como la etapa de libre pensamiento para la sociedad, existen elementos históricos que sitúan la figura del estudiante en tendencias ideológicas y políticas que refieren por lo regular a la izquierda, el comunismo y la rebeldía.
En el transcurso de una carrera profesional, encontramos diversas vertientes de ideas, pensamientos, inclinaciones y corrientes con las cuales generamos criterios en la formación de conciencia.
Sin embargo, una de las cuestiones olvidadas por la educación en Aguascalientes así como en el país, es la inculcación por la cultura política en el estado, que se refleja en la ignorancia de las diversas comunidades universitarias en muchos de los aspectos que presuntamente son bases de la democracia.
Entre los elementos destacables podemos encontrar el desconocimiento total de la conformación del congreso del estado, el cabildo municipal y las comisiones conformadas por aquellos que hacen nuestra ley, es decir, le restamos importancia al tema que debería de ser la base del pensamiento educativo en el estado, la ciudadanía se ve inmersa en una utópica información.
La implementación de una nueva política y un progreso, son frases que seducen, cautivan y hacen soñar a la población hidrocálida, sugiriendo un mejor futuro y áreas de oportunidad, sin embargo, habría que hacer la siguiente pregunta. Si los universitarios ignoran por completo las funciones de los cargos de elección popular, y esto aunado al analfabetismo en el estado, ¿Quién podrá salvarnos de la corrupción, de la eliminación de los grupos de poder y la constante manipulación de los gobernantes?
Tenebroso futuro, el problema en la calidad educativa es causa de la mediocridad en la que estamos inmersos, es producto de un deficiente sistema gubernamental, de una democracia ventajosa, en la cual, todos pueden elegir gobernantes, el señor de los helados, que no terminó la primaria, pero tiene derecho a elegir, es decir, un sistema que aprovecha la ignorancia de muchos para convertirla en el beneficio de pocos.
Esto ligado al desinterés universitario por conocer más acerca lo que se hace o no se hace en el estado, provoca situaciones que todo mundo sabe, pero nadie comenta, caso interesante, la situación de quien al parecer pinta como perseguido político, Martín Orozco Sandoval, que fue defendido por su partido hasta lograr salir de la cárcel, pregunto lo siguiente: En caso de que el ex candidato blanquiazul a la gubernatura del estado de Aguascalientes fuese inocente y no fuera figura pública y sólo fungiera como ciudadano promedio, ¿Se habría hecho tanta movilización para dejarlo en libertad?
Definitivamente que no, son casos que existen en el estado y el país y que siguen sin definirse, y que muchos dirán: “si conoces a alguien que esté preso y sea inocente, denúncialo”. A esto respondería: “Es como si dijera, ¿conoces a alguien que tenga gonorrea?, sabes que existe, pero no se investiga o indaga, sino se olvida.
Y haciendo una reflexión, a ocho meses del ingreso de una nueva administración gubernamental, definitivamente las autoridades han quedado a deber; desde los tiempos de campaña, ninguno de los funcionarios electos de todos los niveles, se han dado a la tarea de acercarse a la comunidad universitaria con la finalidad de generar procesos de retroalimentación e ideas para bien del estado.
Este alejamiento es parte de cada proceso y etapa de políticos salientes y entrantes, la falta de mesas para debatir e informar han quedado en el aire, se han difuminado con las promesas de campaña, y a los estudiantes se les olvida cada vez más la importancia que adquieren en el entorno político y social.
La noción de generar ciudadanía ha quedado en los años sesenta, ahora los tiempos para las comunidades universitarias han pasado a ocuparse en aspectos mediáticos de la nueva era de las comunicaciones, de la digitalización y la tecnología, que es una parte importantísima, pero nunca lo será tanto como el destino de la entidad donde vivimos, que las cuentas claras de los diversos destinos de los recursos públicos que se obtienen, que el bienestar de los ciudadanos de Aguascalientes.
Lo peor del caso, es cuando el universitario sale a la realidad, y se topa con la muralla de la falta de empleo, donde se comienza a concientizar la gravedad de los hechos, de los votos inconscientes, de la democracia como mera práctica social y no como la herramienta para generar el tan mencionado progreso.
Y por último, se termina en la misma novela, la misma historia sucia y triste, donde los gobernantes salen por la puerta de atrás, expulsados de su partido, millonarios y olvidados por aquella sociedad que les dio el poder.
Y donde los universitarios terminan ganando sueldos bajos, hundidos en aquellas promesas que nunca se preocuparon por monitorear, por la falta de cercanía con la clase política, de acceso a la información, de calidad educativa y petición de cuentas a aquellos que se dicen ser, generadores de nuevas políticas y progreso.
Inmersos en la fantasía, cual niño con su juguete, seguimos siendo partícipes de la mediocridad del estado, de la decadencia social y la desinformación de los estudiantes del estado de Aguascalientes en la práctica democrática.