Durante la inauguración de Expo MAEN, el mayor foro de proveeduría industrial y de manufactura del Bajío, Cuitláhuac Pérez Cerros, fundador de Maindsteel y presidente de Grupo MAEN, compartió el siguiente mensaje a autoridades de los diferentes niveles de gobierno, representantes del sector productivo de la región, así como a las y los asistentes del evento.
Armando Gómez y yo, en un acto casi fortuito, dimos vida a una idea que se apartaba de lo convencional: crear un grupo industrial distinto dentro del sector que todos conocíamos. Era el 2013, y aunque el futuro era incierto, lo intentamos y, contra todo pronóstico, funcionó. Ese primer paso se transformó en un gran movimiento que condujo a que el grupo tomara forma. Así, lo que parecía una pequeña chispa, encendió algo más grande.
Anoche, mientras revisaba la carta que quería compartir con ustedes, me vi en la necesidad de cambiarla drásticamente. No pude evitarlo. Confieso que en estos momentos siempre he hablado desde lo técnico, destacando lo que Expo MAEN significa para el sector industrial y de la manufactura, especialmente en los vaivenes macroeconómicos y sociales que vivimos en este momento; sin embargo, entre los rumores y las especulaciones, hay una verdad que permanece: Aguascalientes sigue en pie, sigue creciendo y sigue atrayendo inversión. Empresas de todo el mundo siguen encontrando aquí un hogar y, nosotros, desde nuestro pequeño rincón, seguimos apostando por estos encuentros que conectan, que proyectan y que sueñan.
Hay algo que hoy me urge decir, porque nos ha costado mucho, pero sobre todo les ha costado mucho a ellas, porque hemos luchado para darles voz y espacio a las mujeres, en un sector en el que, por mucho tiempo y de la forma más injusta, se les había relegado a un segundo plano. En pleno 2024, cuando parecería que hemos avanzado tanto, aún nos enfrentamos a la sombra de quienes menosprecian el esfuerzo, la dedicación y el talento de las mujeres. Es una lucha diaria, una batalla que no podemos ni debemos abandonar.
Como dije hace un momento, anoche desvelé mientras reescribía la carta que quería compartir con todas y todos ustedes el día de hoy, ¿por qué cambié mis palabras? Por una razón muy específica. Este año ha sido muy complicado para mí, pero este año también ha sido de mucho aprendizaje. Varios amigos cercanos se fueron en los últimos meses, todos casi de mi edad, y muchos otros también recibieron noticias desagradables acerca de su salud o su condición personal. Entonces preferí hablar más de la importancia del empresario el día de hoy, pues, con frecuencia, mucha gente no ve el enorme esfuerzo que hay detrás.
Y lo que hay detrás no es el hecho de la organización, porque también le agradezco de corazón a Araceli Valadez el extraordinario trabajo que hizo en la organización de Expo MAEN, sobre todo porque la dejé sola; este es el primer año que la dejo solita, pero agradezco mucho el trabajo que realizó. Pero, insisto, no se trata de la organización, se trata de lo que hay detrás del empresario, de lo que sufre el empresario y lo que sacrifica el empresario para estar el día de hoy, por ejemplo, en un foro de esta naturaleza.
La vida empresarial es enigmática, apasionante, pero complicada al mismo tiempo. Se trabaja duro para llegar a donde se ha soñado, pero no siempre se logra convertir los sueños en realidad. Es común ver al empresario como una persona de éxito, verlo como alguien que lo tiene todo y que nada le falta. Alguien que supuestamente vive en la cumbre de la felicidad por el hecho de tener un proyecto exitoso, pero la realidad es completamente diferente, ya que la vida del empresario está ligada a la soledad y a los sacrificios.
El empresario es una persona que vive con una compleja y ambigua mezcla de emociones. Además, habita en un mundo que invita e inspira a muchos, pero en el que abre sus secretos a muy pocos. Ser empresario no es fácil como se piensa. Es mucho más sencillo, en ocasiones, ser empleado de cualquier nivel. Al final del día, todos ellos tienen la oportunidad de refugiarse en el esfuerzo colectivo, pero el empresario tristemente solo responde a sí mismo, rinde cuentas a su soledad y salda deudas con sus sueños y anhelos.
Cuando el empresario pierde, nadie está dispuesto a compartir su resultado, pero cuando gana, termina por alejarse de la mayoría de los seres que lo rodean, dando pie al juicio especulativo, ya que cualquiera, sin importar si tiene la mínima autoridad moral para hacerlo, se siente con el pleno derecho de diagnosticar y juzgar su éxito, haciendo pedazos, en ocasiones, el esfuerzo de toda una vida.
La soledad es el precio que hay que pagar por ser empresario. Esa soledad que no permite compartir con nadie los miedos a que algo falle, a que algo se venga abajo, a decepcionar a todos aquellos que han confiado en él, ya sean clientes, proveedores, colaboradores, socios, compañeros o familia. Ese miedo de estar expuestos y vulnerables ante las voces críticas basadas en la envidia y el recelo, voces con mentes limitadas y retrógradas moviéndose en la mediocridad, a quienes inexplicablemente y de forma errónea se les tiene que demostrar que los empresarios son quienes en realidad mueven la economía y le dan estabilidad a una entidad o a un país.
La soledad del empresario, ineludible compañera, es algo que todos hemos vivido alguna vez. Nadie nos enseña cómo actuar en situaciones de las que nunca nos han hablado con anterioridad. La relación y contacto con otros empresarios nos hace ver que cada uno tiene algo nuevo que contar, y eso es lo que nos enriquece, lo que nos alienta a seguir adelante.
No olvidemos que sin el empresario nunca nacería un negocio, y una sociedad carente de negocios es una sociedad inmersa en la pobreza y en el rezago. Sin duda, el empresario está ligado a la soledad y a los sacrificios, pero ser empresario por supuesto que vale la pena. Transitar por el camino del emprendimiento cuando las condiciones son favorables es fácil, pero emprender o iniciar un proyecto de esta naturaleza cuando un sinfín de factores están en contra, es un riesgo que no cualquiera está dispuesto a tomar.
Es aquí cuando surgen las mentes brillantes que son capaces de sobreponerse a cualquier obstáculo o adversidad, con el único objetivo de transformar sus sueños en realidad. Este es el ADN de las empresarias y empresarios de Aguascalientes, personas con hambre de triunfo, personas que todos los días luchan por demostrar que en México y en Aguascalientes hay talento y capacidad para competirle a cualquiera, personas que quieren demostrar que podemos hacer las cosas mejor que cualquier otro; sin embargo, para lograr este nivel de competitividad nos necesitamos todos, gobierno, universidades, organismos empresariales, empresarios, emprendedores, instituciones públicas y privadas, y todos los que de alguna manera están conectados con el desarrollo económico de Aguascalientes y de México.
Ojalá todos los organismos empresariales tuviéramos la madurez para unirnos con un solo objetivo y soñar que este tipo de eventos se realicen varias veces al año aquí, en nuestra ciudad, o, ¿por qué no?, realizar este tipo de eventos en otros estados o en otros países, donde podamos demostrar el potencial que tiene Aguascalientes.
Ojalá todos pudiéramos coincidir en un punto de convergencia en el futuro, porque si en solitario hemos alcanzado grandes logros, no imagino a dónde podríamos llegar si nos unimos todos con un objetivo en común. Les pido por favor que no perdamos el tiempo en banalidades; hagamos que nuestro esfuerzo diario valga la pena; hagamos que nuestro paso por este mundo valga la pena.
Si tienen miedo de tomar una decisión importante, tómenla, con todo y el miedo que en ocasiones nos paraliza, pero hay que avanzar, nunca se queden en el mismo lugar, deben seguir desarrollando proyectos y creciendo, pero siempre creando alianzas estratégicas, como, por ejemplo, trabajar de la mano con el gobierno, el estado y el municipio. Expo MAEN no solo ofrece la oportunidad de mejorar las condiciones comerciales de cualquier negocio o empresa, también ofrece la oportunidad de conectar con más personas que viven a diario lo mismo que cualquiera de quienes estamos aquí presentes. Podemos sentir empatía, pues todas y todos tenemos la misma sensación de soledad.
Insisto, ser empresario no es fácil, pero es nuestro ADN, y si en algún momento de sus vidas las condiciones no les favorecen, entonces hagan una pausa y replanteen los objetivos y metas, pero no renuncien, solo hagan una pausa y respiren, para luego seguir transitando por este sendero. Y si es necesario pedir ayuda, no están solos, no se ahoguen como muchos de nosotros lo hemos hecho en algún momento en nuestras vidas. Hay muchas personas que están o estamos dispuestas a escuchar y, más aún, a apoyar a quienes necesitan ayuda para seguir transitando por este sinuoso camino del emprendimiento.
Disfruten el viaje, compañeras y compañeros, porque nadie sabe cuándo puede terminar. Les deseo el mayor de los éxitos a todas y a todos. Y que Dios los bendiga.