Cronista del municipio de Aguascalientes
“Un futuro se agita en la placidez diocesana de nuestros hábitos. A veces creemos que va a morir el primor del mundo. Que la turbamulta famélica aniquilará los diamantes tradicionales, los balances del pensamiento, los finiquitos de la emoción.
¿Quedará prudencia a la nueva Patria? Sus puertas cocheras guardan todavía a los landós en que pasearon aquellas señoras, camarlengas de las Vírgenes, y las familias que oyen hablar de Lenin se alumbran con la palmatoria del Barón de la Castaña …
Bebiendo la atmósfera de su propio enigma, la nueva Patria no cesa de solicitarnos con su voz ronca, pectoral. El descuido y la ira, los dos enemigos del amor, nada pueden ni intentan contra la pródiga. Únicamente quiere entusiasmo
Admite de comensales a los sinceros, con un solo grado de sinceridad. En los modales con que llena nuestra copa, no varía tanto que parezca descastada, ni tan poco que fatigue; siempre estamos con ella en los preliminares, a cualquiera hora oficial o astronómica. No cometamos la atrocidad de poner las sillas sobre la mesa”.
El fragmento anterior pertenece al texto del poeta Ramón López Velarde Novedad de la Patria. Fue escrito en 1921, y retrata a una Patria que recién comenzaba a recuperarse de los estragos causados por la revolución.
En fin…
Hace años, cuando era parroquiano de la Plaza de la Patria, llegados los días de las fiestas patrias, contingentes de escolares eran llevados a la plaza, al Palacio de Gobierno, caracterizados como sus padres y maestros, o los comerciantes del ramo, creían que se vestía la gente en la época de la guerra de independencia, o simplemente con vestuarios tricolores.
Los llevaban a la plaza en una especie de iniciación patriótica. Quizá mientras les mostraban las alucinantes imágenes plasmadas en las paredes del edificio público, les contaban cosas que tal vez no alcanzaban a comprender a ciencia cierta, pero que ya sentían como propias, o les hacían sentir que eran parte del gran conglomerado que somos México y los mexicanos.
Supongo que sigue ocurriendo, pero el que falta en ese lugar soy yo, así que no me doy cuenta…
Esta fotografía la tomé en 2008… Los niños que aparecen en ella eran los mayores de un contingente compuesto por infantes más pequeños, luego de salir del Palacio de Gobierno.
Observo la imagen y me pregunto qué perciben hoy en día los niños a propósito de las turbulencias que vive el país, esta polarización extrema. ¿Sabrán algo, escucharán a sus mayores, esas discusiones que frecuentemente terminan a gritos y en enojo?; ¿entenderán algo, se sentirán eufóricos, tendrán miedo? ¿Qué les dice este México caótico, eufórico?; esta Patria novedosa en la que unos sienten que por fin llegó la hora de la libertad y la independencia, en tanto otros asumen que vamos derechito al despeñadero.
A final de cuentas, la Novedad de la Patria son sus niños; su esperanza, razón más que suficiente para animarla, y con ella a nosotros. (Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected]).