- “El estoicismo no consiste en no sentir, estriba en tener la capacidad de permanecer en el control de lo interno”.
Estimado lector de LJA.MX, con el gusto de saludarle como cada semana, aprovecho para agradecerle en demasía su tiempo y su atención por dar lectura a mis letras, un escritor no puede existir sin un lector. Esta semana he querido retomar nuevamente el tema del estoicismo y es que sin duda alguna no sé si se deba a la retrogradación de ciertos astros, pero las circunstancias en el mundo no son fáciles, el panorama es estridente, reacio y vituperable.
Al igual que John Sellars y Massimo Pigliucci considero que hay dos antídotos verdaderamente efectivos ante las diatribas que extiende el mundo moderno, uno es la meditación y el otro es el estoicismo. Aunque los dos están ligados de manera per se, cada uno tiene sus características y sus peculiaridades. En muchas de las ocasiones el estoicismo se confunde con una especie de técnica que tiene que ver con el aislamiento de las emociones y su respectiva limitación, pero no es así, esta filosofía aplicada fundada por Zenón de Zitio tiene que ver más con la aceptación de lo que se tiene y con la capacidad de dominar lo único que está dentro de nosotros, nuestros pensamientos.
Estimado lector, seguramente usted está pensando en que resulta fácil decirlo, pero seguramente también se pregunta: ¿Cómo se logra controlar los pensamientos? Bien, el texto es afable para poder dilucidar en cierto contexto el alcance de este mismo y sobre qué haría un estoico en una situación compleja.
Como bien le refería Zenón, el fundador de la primera escuela estoica, fue alguien que perdió toda su fortuna en una embarcación que fue destruida en el mar, ante esa situación se dedicó a aprender de su maestro Crates de Tebas, abrazó al destino, a dicha denominación los estoicos le llaman “amor fati” y se forjó en preparar su cuerpo, su mente, pero sobre todo el control de sus pensamientos. Hoy en día las personas se quitan la vida ante la pérdida del patrimonio, como si esta vida fuese únicamente material, no es un juicio de mi parte, es solo una reseña en donde alguien optó por esta filosofía aplicada y eso le generó la capacidad de salir adelante
¿Qué haría un estoico en un mundo como este? Seguramente se preocuparía menos de las cosas del futuro y disfrutaría más el presente, pues para los estoicos es el único tiempo que verdaderamente existe, del mismo modo no se tomaría las cosas personales, entendería que la crítica es un elemento esencial para la gestación de toda obra grandeza, y el hate que aparece en redes sociales es una simple expresión tan válida como otra, seguramente se reiría con el debido respeto.
Ante la constante presión que se genera en los trabajos, él haría mucho ejercicio pues el estoico entiende perfectamente que el físico es una expresión de la consciencia, y del mismo modo es el único templo que tiene el ser humano en esta vida y eso ayudaría a quitar la presión de su vida laboral.
Seguramente meditaría mucho y ocuparía tener la forma de adonis, pero al mismo tiempo el nivel ascendencial de la intelectualidad de Diógenes. Sin caer en la banalidad de su estética, pero sí en proporción de la disciplina y de los frutos que de ella emanen.
Un estoico destinaría gran parte de su tiempo a estudiar y poder leer, más que buscar la diversión y el entretenimiento, dentro de esta filosofía aplicada tomaría un modelo de constante aprendizaje para su mente estuviera ocupada, pero al mismo tiempo tendría mucho tiempo destinado a la mera contemplación, a observar el milagro de la dilación y también de cómo las nubes se mofan de las incordias proporcionales de la avaricia humana. Pondría atención a la pequeña hormiga que tiene una disciplina draconiana, también a observar el emerger de una rosa.
Así mismo tendría un libro propio, es decir, un diario, justo como el que tenía Marco Aurelio, en él plasmaría las enseñanzas de cada día, haría una introspección poco diplomática de las áreas de oportunidad, para trabajar en ellas y convertirlas en fortalezas, pues el estoico entiende que la vida es la oportunidad de cambiarnos y de convertir nuestra vida concebida como una piedra en bruto que con la constancia y fidelidad y con un porte justo amable y virtuoso se puede convertir en un piedra cúbica en la cual la se aduzca a la perfección y en la cual nunca se alcance, porque un verdadero estoico nunca termina su obra, pues deja una obra que va más allá de su vida.
Estimado lector, sonriamos más a la vida, la vida es muy corta para vivir en enojos existenciales, el pasado, está pisado, y el futuro no existe, solo tenemos este momento, por ello le agradezco su tiempo y le deseo que tenga una vida estoica.
In silentio mei verba, la palabra es poder.