Cuando Claudia Sheinbaum Pardo apareció en la pantalla gigante colocada frente a la entrada del Teatro Metropólitan, apenas unas cuantas personas gritaron lo que ella ha escuchado desde su destape el 1 de julio el 2021: “¡pre-si-den-ta, pre-si-den-ta!”.
Dos horas antes de que la exjefa de gobierno de la Ciudad de México comenzara su festejo por recibir su Constancia de Mayoría como presidenta electa de la República Mexicana, afuera del recinto de la avenida Independencia, en el centro de la capital, un hervidero de gente iba y venía tratando de conseguir un boleto o una pulsera para poder entrar.
Entre banderas de Morena, de algunos alcaldes electos en la CDMX y de grupos que se formaron para apoyar a la morenista en su campaña, varios gobernadores llegaron al Teatro:
Layda Sansores de Campeche, Américo Villarreal de Tamaulipas, Cuauhtémoc Blanco de Morelos, Alfredo Bedolla de Michoacán y Evelyn Salgado de Guerrero, entre otros invitados especiales que tenían pase directo.
Por el contrario, a unos metros de la entrada, decenas de personas formadas gritaban: “¡déjenos entrar!”. El reclamo era porque llevaban horas esperando en la fila, después de que los trajeron desde alcaldías como Tláhuac e Iztapalapa.
“Yo llegué desde las ocho de la mañana a formarme, no se vale que nos tengan esperando tanto”, dijo a Proceso una mujer de mediana edad al momento que le permitieron el paso en un grupo de 10 personas. Eran las 12:44 horas.
Entre los reclamos y los empujones para entrar las personas rompieron el vidrio de una de las mamparas del Teatro. No hubo personas heridas.
El evento de celebración de la morenista generó caos vial alrededor del Teatro, así como personas que se concentraron en la entrada no para pasar al recinto, sino “¡para saludar a Claudia!”.
En la pantalla ya había terminado el discurso de Sheinbaum Pardo y en el Metropólitan ya sonaban las porras “¡Se ve, se siente, Claudia está presente!”.