- La mano detrás de “Geny”
- Sucesión en la UAA, empieza el golpeteo
- Para dónde va resolución del Trife
A unos cuantos días de que el empresariado local decidiera sobre su presidente electo, Salvador Esqueda Esqueda, pudieron darse cuenta que realmente no estaban tan blindados a intereses ajenos, como ellos pensaban.
Primero, creían que Miguel Ángel Godínez, ex presidente de la CMIC, sería el enviado de Carlos Lozano, pero la jugada era totalmente distinta. Ya con la cabeza fría, los empresarios dieron razón de que la rapidez con la que María Eugenia Sánchez llegó a registrarse, tenía un trasfondo político.
A ella se le impulsó desde la CANACINTRA, empezó a cabildear su candidatura una semana antes de las votaciones, pero a pesar de ello sólo perdió con un voto de diferencia, lo que para muchos resultó extraño.
Tanto, que varios comenzaron a confesar que la ex presidenta de la CANADEVI, estaba apadrinada nada más y nada menos que por la ex candidata a diputada federal, Patricia Muñoz y el presidente de la CANAIVE, Juan Carlos Gutiérrez.
Mientras todos miraban con detenimiento a Miguel Ángel Godínez, por la puerta trasera se les venía colando la enviada del PRI, que por poco queda y con ello, toda la búsqueda de contrapeso hubiera terminado.
Y en la UAA empiezan a hacerse olas. Apenas se anunció de manera, digamos, formal el arranque de la sucesión, los golpeteos empezaron a darse. En política no hay coincidencias. Ahora, algunos alumnos acusan a Mario Andrade, quien ya se inscribió desde el lunes al proceso de elección de rector, de represor. Aunque radio pasillo de la UAA dice que ese movimiento está planeado por otra persona que aspira al cargo de Rafael Urzúa.
Mientras esto se da, aseguran, Andrade no se distrae en grillas y más bien se enfoca en su propuesta para ser elegido por la junta de gobierno. Y su propuesta, es concreta: lograr la internacionalización de la UAA. Si la carrera de ingeniería civil fue la primera en lograrlo, ahora sigue certificar al resto, para lo que Andrade enfocaría buena parte de sus baterías. De entrada parecería atractivo.
Habrá pues que seguir de cerca el caso de la expulsión por la presunta intolerancia de la jerarquía de la UAA, pero con todos sus matices e interpretando los momentos y las coyunturas. La primer pregunta que se lanza es ¿por qué esperar a que se inicie el proceso formal de sucesión para hacer este tipo de denuncias?
¿Qué sigue en el Trife? Bueno, la orden fue clara: que el tribunal local revise el total de impugnaciones del PAN contra la elección del pasado 4 de julio. Entonces el tribunal tiene que decidir si hay argumentos o no para anular, repetir o cambiar el destino de la elección, lo que se antoja difícil.
Seguramente el PAN no estará conforme con la resolución y pedirá al Trife que revise a fondo sus quejas y entonces sí el Trife tendrá que revisar renglón por renglón los argumentos de Martín Orozco.
Y todo esto hacerlo en menos de dos meses para que pueda haber una sucesión de “terciopelo” el 1 de diciembre y Aguascalientes ya no dé más de que hablar, al menos en este tema, al cierre del sexenio.
Trascendidos de pasillos en los poderes legislativo e incluso en el propio ejecutivo (fuego amigo, pues), aseguran que la deuda que heredará Carlos Lozano, si el TRIFE no decide otra cosa, no será de los más dos mil millones de pesos que se reportan en transparencia.
Dicen esas malas lenguas que la deuda es mayor por un adeudo que tiene con los proveedores (esas empresas locales cuyo impulso presume periódicamente el secretario de desarrollo económico) y calculan que asciende a mil millones. Aunque hay quienes aseguran que entre todos los adeudos se tendrían que pagar alrededor de 5 mil millones de pesos.
A ojo de buen cubero, parece una cantidad difícil de maquillar. Habría primero que confiar en que los diputados locales de la próxima legislatura sí revisen como manda la ley las cuentas públicas –porque los actuales ya demostraron que nunca ha sido así- y esperar que esa información la confirme el Órgano Superior de Fiscalización.