Dice Weber que hay tres tipos de poder o autoridad: la autoridad tradicional, la autoridad legal o racional y la autoridad carismática. La primera tiene que ver con el respeto de los padres a hijos, a figuras heredadas en la cultura y la historia de las sociedades.
La legal racional tiene que ver con las sociedades modernas que requieren de leyes y reglas de convivencia para poder articularse. La tercera figura, que es la carismática, tiene que ver con el deseo del ser humano por ver y creer en alguien que pueda realizar hazañas épicas, como algunos personajes heroicos de la historia.
Esa necesidad por encontrar a un líder que pueda ser capaz de realizar proezas que el ciudadano común no puede, se exacerba en momentos de desesperación y crisis de las personas. Cuando la gente está en momentos de gran angustia es cuando aparecen aquellos personajes que ofertan las soluciones más descabelladas o innovadoras y se conjuntan esos dos factores para construir un líder que surge de este momento de desesperación.
Por lo tanto, una buena parte de estos liderazgos son construidos por las situaciones y las circunstancias como es el caso de Javier Milei y algunos otros, casi todos.
A diferencia del caso mexicano este es un líder de extrema derecha, populista de derecha. Ferviente creyente del capitalismo liberal como sistema perfecto para resolver los problemas de la sociedad. Junto a este extraño cóctel se suma una vena anarquista al que él mismo denomina anarcocapitalista.
Aquí se junta la necesidad del pueblo argentino por tener gobiernos menos corruptos y más eficaces y por el otro un personaje fuerte y carismático que promete resolver de tajo los problemas del país. Así es como el 10 de diciembre del 2023 llega Milei a la presidencia de Argentina.
Su promesa de campaña fue reducir en 5 puntos el PIB con medidas como: 1) Reducir a la mitad los Ministerios y Secretarías, 2) Frenar nuevas obras públicas, 3) Recortar subsidios y publicidad institucional, 4) Frenar transferencias discrecionales a las provincias.
También emitió un decreto para que se aplique el mismo presupuesto del año anterior a pesar de la tremenda inflación que enfrentaba y aún enfrenta Argentina.
Pero la medida más extrema y contundente fue devaluar su moneda, el peso argentino, en un 50% respecto al dólar. Con esta medida desplomó de facto el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones. Todo, antes de terminar el primer trimestre de su gobierno.
Él jura, al igual que Adam Smith, que esto es temporal y que sus medidas van a ir corrigiendo poco a poco la economía Argentina. Sin pensar siquiera en el costo que representan para los ciudadanos que gobierna.
De acuerdo a consultores nacionales y extranjeros se estima que las medidas de Miley recortaron un 38% del acceso a las jubilaciones y pensiones, que es el principal gasto del Estado.
Redujo en un 27% los salarios de los funcionarios públicos y en un 64% los subsidios, principalmente en energía y un 86% en obra pública. Todo de golpe y sin medidas paliativas.
Además, la fuerte devaluación del peso argentino aceleró la inflación que se duplicó en los primeros meses del 2024. Estamos hablando de que estas medidas se tomaron en los primeros 6 meses del 2024. Los argumentos desde la perspectiva de Milei y las consecuencias inmediatas de sus reformas las retomaremos en la siguiente colaboración. @normaglzz