¿Presidencialismo o caudillismo? | Así es esto por Rubén Díaz López  - LJA Aguascalientes
21/11/2024

La presidenta electa de México se enfrenta a un gran dilema en el contexto del sistema político mexicano: el presidencialismo o el caudillismo. Y es que, ante la figura de AMLO como “líder moral” o como él mismo se ha referido a su fuerza popular “Mi autoridad moral está por encima”, Claudia está en un gran problema pues la toma de decisión se pone en entredicho. Y aunque el presidente insiste en que se va “a la chingada” y que no será un maximato, a la menor provocación sale a relucir su enorme sombra. El ejemplo perfecto es la estupidez de elegir jueces por votación, podría afirmar que el 99% de los abogados de este país (más aún, de cualquier académico de cualquier área) no están de acuerdo en ello; estoy seguro que el equipo cercano de la presidenta, no está de acuerdo con ello; por eso, una vez electa declaró que iría con pies de plomo en el tema; corte a, desayuno con el presidente actual, declara ella que la reforma va en septiembre. 

Las reglas del viejo presidencialismo, que por cierto Andrés Manuel se encargó de fortalecer, dictan que el presidente es presidente hasta el último día, por ello, una vez que hay electo, la toma de decisión es una especie de diarquía. Pero una vez tomando protesta, hay un solo dedo flamígero en la toma de decisión y entonces las relaciones con el saliente adoptan dos posibilidades: el silencio (que puede traer algún cargo significativo) o el exilio, que puede ser desde el franco rompimiento (como Carlos Salinas de Gortari) o el alejamiento prudente (como EPN). En el caso pareciera que la cordialidad con que se manejan ambos, Claudia y Andrés Manuel, pudieran llegar a la primera opción, incluso el segundo ya se declaró listo si su presidenta lo llama. 

Sin embargo, nuestro actual mandatario también ha declarado que se reserva el derecho a disentir, es decir, deja abierta la posibilidad de salir a opinar, y aquí es donde vendrá el choque de trenes y veremos o la asunción de un nuevo maximato, obviamente con otras características, o el viejo presidencialismo y entonces Claudia tendrá que dar manotazo, como en otros sexenios: meter a alguien a la cárcel, y ya vimos que no le tiembla la mano, no en balde es evidente que la recién nombrada consejera jurídica de la presidencia en realidad está solo de paso esperando brincar a la Fiscalía General de la República. 

Y es que esta semana, en el resto de los nombramientos del gabinete, solo vimos grandes perfiles, no solo políticos sino académicos, en ese sentido no puedo creer que un Juan Ramón de la Fuente o una Alicia Bárcenas, conscientes de los peligros de un cambio tan radical como votar a los jueces, no le digan a la presidenta electa de los eminentes y evidentes problemas que puede arrojar para todas las áreas, para todo el país realizar semejante barbaridad constitucional. Incluso, la mismísima consejera jurídica recién nombrada dudo que pueda estar de acuerdo con semejante cambio que por donde se le vea, es inoperante. Los signos que ha mandado Claudia en torno a lo que será su mandato, dejan ver que no puede estar de acuerdo en ello, pero la encuesta recién mostrada y sus declaraciones dicen otra cosa. Estamos por ver un cambio en el régimen presidencial, ya sea a favor del nuevo caudillo tropical o de una presidenta fuerte que tendrá que cortar el cordón umbilical de forma tajante.  

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