Al panteón de La Purísima, un par de noticias llegaron, la burocracia carísima, la muerte se había llevado. Fue por diputados y regidores, por cada presidente o funcionario, que andan haciendo favores, a costillas del erario.
Para al otro mundo partir, a Palacio Legislativo acudió, comenzando por los del PRI, que nunca dicen que no. Cargó a Tagosam el del aguinaldo, después a Enrique el influyente, siguió con Luis David el ocupado, y cerró con Solís el displicente.
De Lozano boys atragantada, a los panistas la Parca les cayó, y ni siquiera la persignada, ni el agua bendita los salvó. A Jesús por “simpático”, y a Jaime Gallo por santurrón, a Martín del campo por errático, a Colmenero por “figurón”.
Para la chiquillada arrasar, se cargó a Vicente el covergente, a quien le gusta cantar, al son que Caro le suelte. A Nora por aguerrida, también la muerte se la fregó, pues ya de tanta iniciativa, voluntad anticipada le aplicó.
A palacio de gobierno se trasladó, para llevarse al góber Reynoso, pero su cita tanto tardó, que del coraje echó al Taco al pozo. A Luis Fernando no lo dejó ir, pues era muy trabajador, de San Vicente no quiso prescindir, pues necesitaba de un desempleador.
Como la calaca llevaba prisa, siguió su recorrido en una patrulla de las de CIPOL; quien casi la mata involuntariamente de risa, fue el pobre Fernando Pol. Preocupada por sobrepoblación del panteón, solicitó unos cuantos terrenos al FIADE, y a Manuel Cadena le dio un levantón, pues dicen que ese todo gestionar sabe.
Pero como la Parca es muy plural, tocó el turno del palacio menor, y por el sano equilibrio echó al costal, a Joel Castañeda y al contralor. Con el muñeco Gabriel, la muerte no batalló, pues su equipo le es tan fiel, que en charola de plata se lo sirvió.
Cansada de que nadie la hacía batallar, la muerte un buen pleito buscó, pensó: ¿A quién le gusta pelear?, y sus pasos al PRI dirigió. Isidoro “no la haces” boxeador, Varona “kid” empujones, ninguno tuvo su perdón, ni Fernando “Gutierritos” Gómez.
En el PAN rápido acabó, pues tan pocos militantes son, que con el padrón terminó, sin necesidad de afiliación. Para reunir a la gente, Fernando Herrera fue el invitado de honor, y con las despensas enfrente, fulminó a los blanquiazules sin ningún pudor.