Pecadillos, mal comportamientos y crímenes | Opciones y decisiones por Francisco Javier Chávez Santillán - LJA Aguascalientes
24/11/2024

Hoy conversamos acerca de un término casi oculto, prácticamente olvidado bajo el fragor de los acontecimientos políticos que nos han dominado ya por más de un intenso año “electoral”. Me refiero a la Bioética. Una disciplina que se antoja casi inexistente, una práctica paradójicamente “electora” por antonomasia, pero relegada a los ya fuera de moda recintos religiosos y, peor aún, confesionarios. La Bioética prácticamente no preocupa más que a algunas-os-es catedráticos y diletantes del no hacer nada. Es para las tertulias de las buenas consejas, tan amables y comedidas como las de las abuelas y las viejas tías de familia. Muy al estilo de las descritas por Carlos Fuentes en su libro Las Buenas Conciencias. En esta familia se respetan tres reglas: a la mesa no se habla de religión, ni de política ni de fútbol; ésta es la cultura de la gente buena, de la gente de bien, de la familia decente. Ah, pero afuera somos los más pintados para hacer eso. Costumbres, pecadillos, pecados y crímenes de las clases bien del altiplano central y del Bajío, no faltaba más. Y sí, le toca el turno a la Bioética.

Florencia Luna, doctora en Filosofía y especialista en Bioética, catedrática de la FLACSO, Argentina, afirma que la Ética de la Salud Pública está al centro de las miradas, el fenómeno mundial de la pandemia del covid-19, puso la salud pública en el núcleo de las decisiones prioritarias desde las políticas públicas impulsadas por un Estado. Se confrontan tanto los derechos individuales como los derechos colectivos. De esta vinculación se desprende la importancia de la solidaridad social. Que implica también la responsabilidad ciudadana. Es igualmente responsabilidad del Estado el impulso de la investigación y su vinculación con la Ética. Para ello es imperativo confluir con los expertos y especialistas en este campo, especialmente para afrontar nuevos desafíos, como aconteció con la pandemia, y se impuso la reclusión total de los ciudadanos. 

En México, a este respecto, tenemos un antes y un después. Se evidenciaron graves déficits tanto en la infraestructura como en el funcionamiento de la Salud Pública, a lo que se sumó un manejo gubernamental bastante errático, inadecuado y evidentemente deficiente para controlar la pandemia; 800,000 muertes, de las cuales 297,000 en demasía atestiguan el pésimo control del fenómeno pandémico y la inexcusable imputabilidad al gobierno federal en funciones. Afortunadamente, el ya existente informe de peritos y especialistas médico-clínicos lleva esta evidencia a conocimiento científico probado, no sólo a una retórica acusatoria de percepciones. 

En México, la Comisión Independiente de Investigación sobre la pandemia, está encabezada por el epidemiólogo Jaime Sepúlveda y la integran el académico Sergio Aguayo, la economista Mariana Campos, la bióloga Julia Carabias, el exministro del Supremo José Ramón Cossío, el exsecretario de Salud Julio Frenk, el biólogo Antonio Lazcano y la socióloga Sylvia Schmelkes, publica su Informe  que establece que en México hubo 808.619 muertes en exceso por todas las causas, “tanto de personas que fallecieron por covid-19 como las provocadas por la desatención de otros padecimientos, la saturación de los sistemas de salud y otros efectos secundarios”. Esto significa que 6,4 mexicanos de cada 1.000 murieron a causa de la pandemia. A pesar de la evidencia manifiesta, el oficialismo a una con su candidata a la presidencia desacreditaron los hallazgos del estudio y expresaron su desacuerdo con sus contenidos… Sin aportar argumentos.  

En América Latina existen enfoques alternativos para el abordaje de los ya mencionados Derechos Sociales y su fundamentación teórica y práctica para garantizarlos. Tenemos propuestas en la región del Pacto Andino de esta nueva formulación de Política Pública, a saber: Nuevos Paradigmas Éticos en Las Políticas y La Jurisprudencia Sobre Derechos De La Naturaleza, de la autora Gina Esmeralda Chávez Vallejo. El reconocimiento de los derechos de la Naturaleza en la Constitución ecuatoriana de 2008 plasmó una aspiración trascendental de importantes grupos sociales que venían resistiendo, desde décadas atrás, a las perspectivas del capitalismo ambiental. En estrecha relación con el concepto de Sumak Kawsay o Buen Vivir, los derechos de la naturaleza tienen el potencial de ser los pilares de la construcción de paradigmas alternativos a los vigentes modelos asentados en el antropocentrismo, la ética del individualismo, el desarrollo sin fin y el capitalismo depredador, al expresar esa constelación de creencias, valores y técnicas que nos permite vislumbrar otras formas de “ser” en sociedad, otras estructuras institucionales para la vida en común, otras metodologías para cubrir necesidades objetivas y subjetivas; y toda vez que los paradigmas del occidente capitalista han fracasado en su interpretación de la realidad. 

La  expresión quichua sumak kawsay, o su traducción castellana “buen vivir”,  Sumak significa lo ideal, lo hermoso, lo bueno, la realización; y Kawsay, es la vida, en referencia a una vida digna, en armonía y equilibrio con el universo y el ser humano. En síntesis, el Sumak Kawsay significa la plenitud de la vida. Luis Macas, otro dirigente indígena, aporta su visión: El Sumak es la plenitud, lo sublime, lo excelente, lo magnífico, lo hermoso, lo superior. El Kawsay es la vida, es ser estando. Pero es dinámico, cambiante; no es una cuestión pasiva. Por lo tanto, Sumak Kawsay sería la vida en plenitud. La vida en excelencia material y espiritual. La magnificencia y lo sublime se expresa en la armonía, en el equilibrio interno y externo de una comunidad. Aquí la perspectiva estratégica de la comunidad en armonía es alcanzar lo superior.

En el mundo indígena, es el deber ser individual y colectivo. Es una utopía, en los términos de Eduardo Galeano, esto es, que sirve para caminar. Tanto la versión ontologista de Kowi, como la versión organicista de Macas, se empeñan en demostrar que la forma de vida comunitaria de los pueblos andinos tiene fuertes y coherentes sustentos éticos y morales, y que éstos representan los principios sobre los que evalúan su vida en comunidad. Lo que nos presenta formas teóricas de fundamentar el imperativo de la Ética sobre las opciones y decisiones humanas y sociales, que bien pueden confluir y enriquecer la fundamentación valoral o axial de nuestros pueblos y países del hemisferio latinoamericano, del que también Colombia da interesantes muestras innovadoras. 

En espera, ojalá, de que nuestros diferendos ideológicos y políticos actuales nos permitan un diálogo de mayor encuentro y más enriquecedor de nuestras avenidas estratégicas para el desarrollo social integral. La visión regresiva y autoritaria de regímenes actuales muy señalados impiden por ahora esas visiones bioéticas de superior y mayor alcance. Regresemos a México. 

El estudio de especialistas: Aspectos Sociales de la Bioética. Memorias CNB 3. (Fuente: Comisión Nacional de Bioética,  conbioética, SSA. 2009. Compiladores. Guillermo Soberón, Dafna Feinholz. chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.conbioetica- mexico.salud.gob.mx/descargas/pdf/publicaciones/memorias/aspectossociales.pdf), presenta en su capítulo: Bioética en acción: fundamentos éticos de las políticas públicas en salud. Pp. 70ss. Julio Frenk y Octavio Gómez Dantés. En primer término deja por sentado que: Haciendo uso de un marco ético explícito, así como de evidencias técnicas y acuerdos políticos es posible implantar con éxito reformas de fondo. El antecedente de la reforma mexicana en Salud se implementó y evaluó utilizando lo que Michael Reich identifica como los tres pilares de las políticas públicas: el pilar técnico, el pilar político y el pilar ético. 


El pilar técnico se construyó haciendo uso intensivo de evidencias sólidas. Esos bienes públicos como el marco de la Organización Mundial de la Salud para la evaluación de desempeño de los sistemas de salud; métodos estandarizados, como las encuestas de ingreso y gasto de los hogares, y herramientas analíticas, como las cuentas nacionales de salud. Lo que reveló en el sistema mexicano una deficiencia crítica (como país en desarrollo): no ha podido responder de manera adecuada a las presiones derivadas de una transición epidemiológica caracterizada por la coexistencia de infecciones comunes y los problemas reproductivos con las enfermedades no transmisibles y las lesiones. En América Latina se constata que es una de las regiones con cifras más altas de hogares que sufren gastos catastróficos o empobrecedores por motivos de salud. 

Precisamente, para resolver esta paradoja, se introdujo un nuevo seguro público de salud denominado Seguro Popular. Iniciativa innovadora destinada a proteger a los 50 millones de mexicanos, la mayoría pobres, que hasta ahora habían sido excluidos de la seguridad social formal. Un proceso colectivo de grupos públicos y privados que culminó en 2003, como sistema universal de protección social en salud. 

El pilar político no concluye con la aprobación de la nueva Ley, debe extenderse a la implantación de la reforma. Sus resultados positivos fueron apoyados por una rigurosa evaluación externa, llevada a cabo por expertos de la Universidad de Harvard. Como refuerzo mutuo con el anterior.

El pilar ético que respecto de los sistemas de salud aporta una serie de supuestos éticos. La formulación de propuestas técnicas y estrategias políticas, comienza por preguntarse sobre los valores que se han de promover. Y éstos pueden hacerse explícitos y transparentes. T.H. Marshall reconoce tres tipos: los derechos civiles, los derechos políticos y los derechos sociales, que en la sociedad inglesa se consolidaron en los siglos XVIII, XIX y XX, respectivamente. 

  1. Su concepto rector: La atención a la salud no es una mercancía ni un privilegio, sino un derecho social. Respecto del cual la ciudadanía culmina con este último tipo.
  2. El proceso democratizador de México ha transcurrido por el ejercicio de los derechos civiles y políticos; su gran reto abatir las desigualdades, para asegurar el ejercicio universal de los derechos sociales; uno de los cuales es la protección de la Salud, y yo añadiría la garantía de la Seguridad Pública. Derecho de “protección de la población” que formalmente quedó reconocido en la Constitución mexicana, desde 1983. 
  3. Luego, en 2001 se creó la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios. A manera de asegurar el acceso a servicios de calidad con protección a las consecuencias financieras de la pérdida de salud. Renglón clave que fue suprimido con el acto político mismo de supresión del Seguro Popular. En ese rango de protección de la salud -no laboral- incluían aproximadamente 2.5 millones de familias de los segmentos más pobres de la población, que recibían un conjunto limitado de intervenciones preventivas. 
  4. Los valores que fueron discutidos en el marco de esta reforma a la Salud y contribuyen a la democratización, son cinco: inclusión social, igualdad de oportunidades, justicia financiera, autonomía individual, y responsabilidad social. 

Podemos concluir diciendo que estos valores crearon los fundamentos éticos para establecer un sistema que se concretó en el Seguro Popular, cuyo financiamiento proviene predominantemente de recursos federales, con aportación estatal y una pequeña contribución familiar, dependiendo del nivel económico de la familia, que es 0 para el caso de las familias pertenecientes a los Dos Deciles más bajos de la distribución del Ingreso. Lo que constituye las prestaciones garantizadas, en Inglés: entitlements. 

En donde, es evidente que la supresión simple y llana del Seguro Popular y su fallida sustitución por el esquema del INSABI, el Instituto de Salud para el Bienestar fue un organismo descentralizado sectorizado a la Secretaría de Salud que tuvo como finalidad proveer servicios de salud a las personas no derechohabientes. Sustitución que dio al traste con el órgano ya mencionado como garante de la salud para la población vulnerable en pobreza o insuficiencia económica para cubrir sus necesidades clínicas e higiénicas. 

Regresamos al concepto central de Bioética, y en este caso me refiero a la llamada “Bioética Total”, que es inclusiva tanto de lo Social como de lo Político. Existe hoy mucho alarde y gran petulancia acerca de que la Política como la Ciencia están “más allá de la Moral”, y en fuerza de ello se alardea de tomar decisiones y deslindar dilemas bajo el prurito de ocupar una posición por encima del “juicio moral”, algo quizá apropiado para mujeres devotas u hombres de poca voluntad, sujetos fácilmente a la sumisión y la obediencia. 

El poder, mejor dicho “la voluntad de Poder” es propia del hombre superior. Esta concepción sigue al “Superhombre” de Nietzsche, capaz de superarse a sí mismo y a su naturaleza. Para este filósofo, por ejemplo, ser cristiano es “ser humano, demasiado humano”, un hombre inferior. Si hay alguna Ética, ésta es la del Superhombre o no hay tal. Por ende, el que pretende ser un ‘ente político’ debe tasarse así mismo como el que es capaz de ejercer “su voluntad de Poder”, por encima de los demás, sólo así es un actor apto para la Política. La Moral no es opción para el que pretende ejercer el poder. Este superhombre sería una persona que alcanzó un estado de madurez espiritual y moral superior al que considera la del hombre común. 

Para efecto de reflexionar y ponderar este que parece el principio inapelable del ejercicio político, dejo a consideración, las palabras conclusivas de una obra excepcional de la hermenéutica y exégesis bíblica, cuyo autor Joachim Jeremias, nos legó en su obra Las Parábolas de Jesús, Ed. Verbo Divino, Pamplona, Navarra. 1976. En que abordó al hombre no sólo arquitecto ingenioso de “parábolas”, sino que él mismo en persona es parábola viva de su misión. 

Si intentamos recuperar el sonido primitivo de las parábolas, hay una cosa que ante todo se nos presenta clara: todas las parábolas de Jesús obligan a los oyentes a tomar posesión sobre su persona y sobre su misión (Mc. 4, 11), a saber, que la certeza de “la escatología que se realiza” (los últimos tiempos ya están aquí conmigo). La hora del cumplimiento ha llegado, ésta es su nota fundamental. El fuerte está desarmado, las fuerzas del mal tienen que ceder, el médico viene a los enfermos, los leprosos quedan limpios, la gran deuda es perdonada, la oveja perdida es conducida a casa, la puerta de la casa paterna está abierta, los pobres y los mendigos son llamados al banquete, un señor de una bondad muy profunda paga el jornal completo, la gran alegría domina los corazones. Ha comenzado el año de gracia de Dios. Pues ha aparecido Aquel cuya oculta majestad centellea tras cada palabra y tras cada parábola: el Salvador.

Desde aquí habría de comenzar a leer las parábolas de Jesús y entonces comenzaríamos a entender la crisis resolutiva de su mensaje, no es para mañana, es para que en cada decisión tuya de vida lo resuelvas HOY. Un viaje extraordinariamente humano, cuyo futuro se juega en el hoy que es decisivo, no el mañana que quién sabe si acontecerá. Los griegos le llamaron Kairós = Tiempo oportuno de actuar. Vive como si el futuro lo resolvieras: ¡aquí y ahora!.

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