La Purísima... Grilla - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Peña Nieto llegó tarde al mitin, llegó tarde a la conferencia de prensa, ¿llegará tarde al 2012?

La  visita de Peña Nieto se comió todo ayer

Ya se cree presidente. Si usted es vecino del Barrio de San Marcos, no podrá negar que la visita del gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto, le causó varias molestias la mañana de ayer ante el despliegue de seguridad que se armó  en la zona aledaña al Jardín de San Marcos, donde se efectúo el mitin, cierres de calles, ruido ensordecedor y basura. Las calles Nieto, Manuel M. Ponce, Jesús F. Elizondo, Monroy y un tramo de Venustiano Carranza, cerradas, así como tres de los cuatro accesos al Jardín, provocando el rodeo de los parroquianos, a pie y en automóvil.

Entre la “faramalla” de seguridad se colocaron detectores de metales en los accesos a la zona donde se efectuaría el evento, y decimos faramalla porque los detectores sólo eran para apantallar, la gente podía entrar incluso con una barra de hierro en su bolso o mochila, ante la superficial revisión y el desdén de los elementos de seguridad ante la activación de la alerta del arco detector.
En su exageración por tener el control de los asistentes a del mitin priísta en una plaza pública, a donde cualquiera debería poder entrar, se dieron el lujo de segregar. Un señor que portaba cachucha del candidato del PAN y se ocurrió cruzar el andador J. Pani, por la puerta de seguridad para comprar algunos artículos en la tienda de abarrotes aledaña, le fue negado el acceso, claro para que no desentonara con los acarreados con sus playeras y gorras del PRI, ¿Qué diría el engominado gobernador ante tal desfiguro?

Para variar, los acarreados no se hicieron esperar, esta vez los priístas pretendieron maquillar la presencia de los camiones en los que los trasladaron desde sus colonias y comunidades, colocándolos en el bulevar San Marcos, haciéndolos caminar desde la zona donde se ubican los juegos mecánicos de la feria, hasta el Jardín. Los convidados al magno evento llegaron a las 10 de la mañana, aguantando los rayos del sol por espacio de dos horas y media, hasta que Peña Nieto acompañado por su “Gaviota”, Angélica Rivera, tuvieron a bien aparecer.

Esta vez la impuntualidad cobró  su factura entre los acarreados, que a la mitad del discurso del gobernador del Estado de México, empezaron a retirarse del lugar, ante los estragos del calor, que propiciaron que durante el discurso de Carlos Lozano, el aforo se viera sensiblemente mermado.

El éxodo de “simpatizantes”, no es más que una muestra de que el amor comprado no sabe querer y que esa fortaleza de la que se ufanan los partidos políticos no es más que un espejismo, y los adeptos que aseguran tener, no son más que un producto del clientelismo que han fomentado por años. A la gente del pueblo a la que dicen conocer, no le importan los discursos de Lorena Martínez, Carlos Lozano o Peña Nieto, a quien ni siquiera hacen en el mundo, -aun con un romance de telenovela-, pues viven al día, lo que les interesa es qué comerán sus hijos o cómo pagaran la renta, la luz o el agua.


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