- El miedo no anda en burro
- Reviran los empresarios
- Candidatos a diputados… sin propuestas, sin ideas
¿Miedo? ¿precaución? ¿ambas? Pues mientras se resuelve el secuestro, desaparición, transmutación o lo que sea del “Jefe” Diego Fernández de Cevallos, el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio decidió venir a Aguascalientes fuertemente escoltado.
Lo acompañaban al menos seis guardaespaldas y el convoy en el que llegaron él y el gobernador del estado, Luis Armando Reynoso era de al menos cuatro camionetas, algunas de ellas, se sabe, blindadas.
Muy diferente fue, pues, la segunda visita de Lujambio al estado, pues en la primera no fue un encuentro, sino un enfrentamiento el que tuvo con los medios, a quienes no quiso hablar de temas de la Secretaría porque el motivo de su visita era la feria. Aún así, el secretario sólo fue diplomático –que no amable- y cortó la entrevista cuando quiso y como quiso.
¡Esos son líderes, no pedazos! Tan grande es la insignia de líder del SNTE, que Heriberto Gallegos se atrevió a exigir a los gobiernos federal y estatal que se dejen de lamentaciones y se pongan a conseguir el dinero que falta para cumplir las peticiones de los maestros y garantizarles su sueldo de aquí a diciembre, cuando menos.
Aún cuando reconoce el monstruo burocrático que implica, el secretario ve como un deber del gobierno, o sea, de la gente, seguir creando plazas directivas cuando lo que hacen falta son plazas de educación física y que 500 normalistas logren colocarse; quiere que “compensen” a Aguascalientes del recorte del FAEB cuando fueron otras catorce entidades las que se vieron afectadas por ese recorte.
Además, alguien tendría que decirle que el FAEB se distribuye esencialmente en función de la cantidad de alumnos inscritos en
educación básica y los planteles existentes, lo que, si las normas de operación se aplicaran y el sindicalismo fuera lo que debe ser,
permitiría saber cuántas plazas y de qué tipo se requieren y no estar gastando en aviadores y prebendas absurdas el dinero que debería destinarse al mejoramiento de los programas de educación.
A los que les caló la mención por parte del candidato a la gubernatura por el PRI, Carlos Lozano de la Torre, fue precisamente los empresarios, que ni tardos ni perezosos esperaron para responderle al senador con licencia que el problema del FIADE no es una particularidad de la IP.
Le recordaron que el gobierno del estado tiene su parte responsable en todo este asunto, puesto que ellos son “los que ejercen los recursos”, pero como tanta rispidez en la relación entre empresariado y gobierno ha causado este tan polémico fideicomiso, Felipe González, presidente del CCEA no descartó que mejor se acabe con el proyecto y haya un replanteamiento.
Lo que se ve difícil por no decir que imposible, pues el famoso FIADE está puesto en garantía ante Banorte para que precisamente el gobierno del estado no se vaya a ir sin pagar su deuda de más de mil 500 millones de pesos en 20 años.
Y aunque parcialmente el candidato Lozano tiene razón, pues son los empresarios quienes deciden qué proyectos sí y qué proyectos no pasan, lo que por miedo, presiones, intercambios de favores o vaya usted a saber por qué, pero siempre aprueban todo lo que el gobierno les pide que aprueben.
Zapatero a tus zapatos, reza un buen dicho. Finalmente la ética política y el compromiso pleno (que incluye tiempo) son esenciales para ejercer, autorizar y VIGILAR el uso de recursos públicos, no se trata sólo de repartir.
Están tan escasas las ideas del qué hacer y sobre todo del cómo hacerlo en las campañas políticas, que ahora resulta que nuestros aspirantes se pelean por la autoría de las ocurrencias que no pasan de ser lugares comunes y ofertas fáciles de cualquier político. La situación más grave es la de los aspirantes a la gubernatura, uno insiste en las descalificaciones y remembranzas del “progreso de antaño”, pero sin sustancia de cómo hacer las cosas y otro que llegando tarde a la justa, no ha logrado conectar entre sus propuestas y los lugares que visita.
En los candidatos a la alcaldía se sigue viendo más idea y organización, soltando propuestas en concordancia con su agenda,
aunque la balanza pareciera inclinarse hacia el equipo de Lorena Martínez.
Todos los fuegos pirotécnicos de la campaña son el resultado de una antesala de conflictos entre los candidatos del PRI y del PAN a ocupar el Palacio Mayor. Y qué decir de los candidatos a diputados, cómodamente colgados de la figura de sus abanderados a la gubernatura, nada de posicionamientos sobre el principal tema de su competencia,
legislar.
No se habla del tema del aborto, del uso de recursos en fideicomisos, de proyectos de presupuesto de austeridad, de compromiso en la revisión de cuentas públicas. Los diputados deberían ser un perro vigilante del uso de los recursos que sus representados generan con el pago de sus impuestos, en cambio vemos aprobaciones de endeudamientos millonarios, sin que nadie pregunte en qué se gastaron.
Lamentablemente las campañas se limitan a agitar banderitas en cruceros y repartir volantes con su photoshopeada cara. Valoran la tarea legislativa, como unas vacaciones de tres años, con la que aspiran a hacerse de unos cuantos bienes para su retiro, sobre todo aquellos, que llegarán de “chiripa” a la curul.