Nada justifica el comportamiento de Raúl Cuadra en el estadio Victoria, las fotografías de Germán Treviño en La Jornada Aguascalientes y el video transmitido por Televisa muestran con claridad la calaña del exsecretario de Finanzas de Luis Armando Reynoso y ahora diputado federal panista. Las imágenes son de una claridad apabullante, incapaz de control alguno, el legislador se involucra a gritos con la porra del equipo contrario y termina aventando patadas y cerveza desde el palco hacia la tribuna. Su séquito lo controla, lo contiene de forma innecesaria, es evidente que Cuadra agrede desde el conocimiento de que los cuerpos de seguridad responderían por él.
No es de extrañar la indigna bravuconería de Raúl Cuadra, es un rasgo común a los miembros del gobierno luisarmandista, de hecho, estas imágenes son una representación exacta del comportamiento de esta administración, acostumbrada al desplante desde el palco, negada para el diálogo y descargando su furia contra aquellos a los que considera sus enemigos. No es de extrañar porque así han actuado desde el inicio de este sexenio, cuando desde la pomposamente llamada Secretaría de Gestión e Innovación, Florentino Reyes Berlié y su equipo se encargaron de despedir a quienes no rendían pleitesía al gobernador, o bien cuando demostró su ineptitud para administrar los recursos aplicando descuentos a los burócratas, capricho brillante del que al final recularon y todavía hoy no han sido capaces de explicar; habría que ver si Reyes Berlié, perdedor que no fue candidato a alcalde, sigue defendiendo estas medidas ya sin la cobija de su puesto.
Raúl Cuadra pateando desde el palco evidencia la descomposición de fin de sexenio, cuando ya poco importa la rendición de cuentas y los funcionarios luisarmandistas están más ocupados en jugar a Judas para acomodarse en la siguiente administración, ya saben que están solos, que los han dejado a su suerte y miran el desperdicio de su lealtad incondicional a un gobernante que desde hace un año dio por terminado su tarea y sólo está buscando cubrirse las espaldas, que lo premien con un puesto en la diplomacia y salirse del estado, donde difícilmente podrá darse los baños de pueblo que tanto le gustan sin riesgo de sufrir la agresión de una sociedad a la que una y otra vez le ha negado su atención.
Las agresiones de Cuadra son también una muestra de la nula capacidad que tienen los panistas de comprometerse con el servicio público, no entienden lo que significa el ejercicio de la política y degradan esa actividad sin importar lo que representan y olvidando para quienes trabajan.
Quizá lo más grave de la exhibición del diputado es que anuncia lo que nos espera este final de sexenio: la impunidad encubierta por nubes de humo que (creen) los exime de cualquier explicación. ¿De qué otra manera entender el boletín de prensa con que Raúl Cuadra intentó explicar su comportamiento? El obsceno comunicado en que el diputado responsabilizó a Martín Orozco, acusándolo de encabezar a la porra con la que tuvo el altercado: “Lamento mucho que Martín Orozco, al haber sido mi adversario, tenga una visión tan equivocada para considerarme su enemigo, con odio tal, que se atreva a agredirme no sólo a mi sino a mi familia, seguramente por el estado de desesperación política en el que se encuentra y del que sólo él es responsable”.
Hoy resulta que ese texto fue enviado por “alguien” que no era Raúl Cuadra, que “alguien” robó su cuenta de correo electrónico, que “alguien” intenta desprestigiarlo (como si no se bastara solo), lo que sigue es una estrategia tan torpe que da pena ajena, pues una vez asestado el golpe a otro miembro de su partido, de lo que se tratará es de aclarar la identidad de quienes desean dañar la imagen del diputado, en un intento por dejar a un lado su comportamiento en el estadio. Es obvio que Raúl Cuadra no puede explicar sus agresiones, así que busca distraer a la opinión pública mediante un viejo truco. No será fácil que se le deje de ver como Kung Fu Cuadra, pero lo intentará.
Finalmente, hace unos días, el coordinador de la bancada panista en el Congreso estatal, Jesús Martínez, “pidió” al gobernador que considerara renunciar a su partido, ya que “si no simpatiza con los proyectos del PAN, si no lleva una buena relación con el partido tanto a nivel nacional como local, aquí lo más recomendable es que el gobernador visualizara la posibilidad de renunciar al PAN”, ¿se lo va a sugerir también a Raúl Cuadra? porque hacer leña del árbol caído es simple, si tanto le preocupa la imagen de su partido lo menos que podría hacer es pronunciarse públicamente acerca del comportamiento de su compañero ideológico, exigir la disculpa pública con quienes pagan el sueldo del diputado federal, a los que dice representar. Habrá que esperar sentado, mientras llega el siguiente capítulo del diputado karateca y Aguascalientes vuelve a ser nota en los medios por el comportamiento imbécil de alguno de sus políticos.