La astucia con que Luis Armando Reynoso Femat logró encubrir el asalto a la nómina de la burocracia estatal es sólo una más de las cuentas en el largo collar de injusticias que caracterizan su paso por el gobierno estatal. No deja de llamar la atención cómo la rapacería y la falta de imaginación, es decir, la ambición y una capacidad limitadísima para gobernar, pueden seguir a pesar del descontento que provocan.
Una de las claves para que el gobernador pueda seguir llevando al límite a la ciudadanía, es el mecanismo perverso de complicidad en que se desvanecen los malos actos de gobierno, que tiene como centro el silencio.
Silencio por parte de todos los miembros del gabinete ante los
excesos o las injusticias, ya sea porque reciben los beneficios de
pertenecer al círculo íntimo del gobernador o bien porque están más
preocupados en su propia carrera política; a los trabajadores del
gobierno estatal no se les puede pedir que se manifiesten porque corren
el riesgo de perder su fuente de ingreso, no sólo eso, además quedar
estigmatizados, con la posibilidad de nunca más encontrar trabajo en
dependencia alguna pues quedan marcados como revoltosos, por decir lo
menos, ¿cuántos en esta administración no pueden si quiera acercarse a
las oficinas de gobierno por haber levantado una demanda?, ¿cómo
pedirle a quien sea que se arriesgue?.
Una vez impuestas las vacaciones forzadas, en diferentes
dependencias se organizaron grupos para ir a quejarse a los medios, sin
embargo, los intentos no prosperaron, un caso: cinco mujeres acudieron
a una estación de radio, el locutor les preguntó si estaban dispuestas
a llegar al final, les expuso algunas de las consecuencias de su
denuncia, de todas, sólo una se animó, ¿razones?, a diferencia de sus
compañeras, es soltera, no tiene hijos, vive en casa de sus padres y
cuenta con otro empleo, esas son sus ventajas, esas las
particularidades que le permiten arriesgarse, sin embargo, al final
sabría que tendría que vérselas solas en contra del aparato de
comunicación, que es efectivísimo para apagar las quejas. ¿A quién
recurrir?, ¿a los líderes agachones que gustan del golf o son buenos
para la declaración de ocho columnas pero no para defender los derechos
de sus agremiados?
Como opción de defensa ante los abusos los trabajadores tienen a sus
representantes populares. No, esos tampoco sirven. Una vez que el
gobernador anunció la “especie de paros técnicos”, la respuesta de los
diputados locales fue salir a declarar que las medidas adoptadas por el
Poder Ejecutivo, el Congreso del Estado estaba considerando reducir el
salario de los legisladores. El 29 de agosto, el presidente del Comité
de Administración del Poder Legislativo, Tagosam Salazar Imamura López,
declaró que seguían considerando la medida “como un gesto de
solidaridad” con los burócratas. Hace unos días el diputado Jesús
Martínez me indicó que él lo propuso antes que nadie… El ofrecimiento
sigue sin concretarse en medida alguna, a los trabajadores a los que
les descuentan su salario no requieren de gestos solidarios, no les
sirve de nada la pantomima mediática con la que politiquitos creen
ganar puntos en la encuesta de preferencias. Incluso si los diputados
se redujeran el sueldo (que no harían mal en hacerlo), quedaría
pendiente reparar el robo que sufren los trabajadores de la
administración estatal.
Así que mientras los diputados locales siguen considerando qué
podrían hacer, pasa el tiempo y siguen los descuentos. ¿Qué les resta a
los burócratas? Pareciera que nada, seguirán siendo esquilmados.
Mientras los descuentos se aplican, al tiempo que no se cuestiona
que las vacaciones obligatorias necesariamente tendrán un efecto
negativo en la administración, gran parte del tiempo mediático se
dedica a las escaramuzas de los pretendientes a gobernador, por sus
declaraciones a los medios, por las inútiles y costosas demostraciones
de fuerza, pareciera que las elecciones fueran mañana.
Bien se podría cuestionar a los pretendientes a gobernar
Aguascalientes porqué no hacer, desde ahora, algo por aquellos con
quienes van a trabajar. Sí, cuando cambie la administración serán
despedidos secretarios, directores, los “jefes”, pero en el gobierno
tendrán que trabajar con una amplia base de trabajadores a los que
ahora despojan de su salario.
No se necesita de un grupo de asesores ni de encuestas para
contabilizar los beneficios que le traería al candidato o candidata,
defender desde este momento los derechos del personal que tendrá a su
cargo. Ante la nulidad de los diputados locales, ¿cuánto rendiría
políticamente proponer el reembolso de su salario a los trabajadores a
cambio de, por ejemplo, una negociación con Banorte?, demostrar la
capacidad de gobierno y el interés por los trabajadores mucho antes de
las elecciones sería mucho más redituables que lonas gigantescas con el
rostro del aspirante.
A Carlos Lozano (bueno, él cree que puede ser gobernador) no se le
puede pedir nada a favor de los burócratas, nada en contra de Luis
Armando Reynoso Femat, pues más tardaron en implantar los descuentos
que el priísta en salir a declarar que estaba de acuerdo con las
“dolorosas” prácticas de austeridad que ayudan a ahorrar 30 millones.
El senador Rubén Camarillo, enemigo en papel de este gobierno, el
mismo día que los diputados prometieron algún día meditar sobre sus
sueldos, envió una carta al gobernador en la que le pedía reconsiderar
las medidas impuestas por la Secretaría de Gestión e Innovación. De
inmediato desde la oficina de comunicación social estatal lo
descalificaron, en esos casos sí aplica la pronta respuesta, lo
reprobaron de tal forma que no mereció la respuesta del gobernador, ni
siquiera la de la coordinadora de comunicación, si todo son señales, el
mensaje fue: que le conteste un director, para subrayar la
consideración que le tenemos. El asunto quedó en si Camarillo andaba o
no por los pasillos de palacio de gobierno en espera de audiencia. Aquí
tiene una oportunidad de hacer algo que muestre su capacidad como
gobernante.
De Raúl Cuadra, ni hablar, el recién estrenado legislador está
demasiado ocupado en vivir a la sombra del gobernador. Pretendientes a
la silla sobran, espacio de esta colaboración no, las últimas líneas
sean entonces para Lorena Martínez, quien gusta de presumir el apoyo de
la dirigencia nacional y realizar multitudinarias muestras de apoyo a
su candidatura, aquí tiene una oportunidad de hacer algo por aquellos
que, de llegar al gobierno, trabajarán por usted, ¿qué espera?
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