En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo del presente año, tuvimos el gran honor de recibir como ponente magistral de la decimocuarta sesión del Seminario Permanente de Ética Ambiental y Animal, a la Dra. Elisabeth Von Brand, profesora investigadora de la Universidad Católica del Norte, en Chile, y coordinadora de la Red Latinoamericana de Biointegración Agro-acuícola para una Economía Circular Sostenible (SibiolatPlus), quien nos complació con la conferencia titulada “Sistemas Biointegrados de producción: una forma de cuidar el agua y el medio ambiente”, de la que se presenta una reseña a continuación.
La Dra. Von Brand comenzó su disertación señalando que una de las problemáticas mundiales más alarmantes en la actualidad es la carencia del agua potable o agua dulce, recurso natural que apenas comprende el 2.5% de la cantidad de agua existente en planeta Tierra, y que en su mayoría, se encuentra congelado en glaciares, dejando una mínima parte a los ríos, lagos y mantos acuíferos subterráneos a los que los seres humanos y demás especies podemos acceder. Sin embargo, a pesar de que este recurso no sea inagotable, el riesgo de que se acabara en el pasado no era tan alto como lo es hoy en día, pues, de acuerdo con el World Resources Institute, para el 2040 se estima que la cantidad de agua disponible por país será insuficiente para mantener a la población; esto es muy preocupante, ya que nuestra vida y la del resto de las especies se verán directamente afectadas por la escasez de este recurso, lo que en nuestro caso derivará en problemas de salud y mortandad, debido al incremento de enfermedades; bajas en la educación, pues se reducirá la escolaridad por cuestiones de higiene; e inestabilidad económica, ya que, de acuerdo con la UNESCO, alrededor de 78% de los empleos en el mundo dependen del agua para funcionar.
Retomando el Imperativo Bioético de Fritz Jahr de 1927, bajo el principio de que se deben tratar a todos los seres vivos como fines en sí mismos y no solo como medios, la Dra. Von Brand señaló que desde esta perspectiva “al agua también se le consideraría un ser vivo”, por lo que se adoptaría una actitud de compasión, pragmatismo, prudencia, cuidado y respeto hacia ella. Lamentablemente, esto no sucede así, y es que, a pesar de que el agua es el pilar fundamental para la vida en la Tierra, las acciones en favor de su conservación siguen siendo pocas, mientras que el estilo de vida de la sociedad contemporánea empeora cada vez más la situación. Pensemos, por ejemplo, en las grandes ciudades, donde prácticamente todo el suelo está cubierto con pavimento; así que, el agua de lluvia que cae en estas zonas no es absorbida por la tierra debido a la falta de vegetación, lo que implica que los bolsones de agua subterránea no se rellenan ni se crean nuevos, afectando así el curso normal del ciclo del agua, lo que, por otro lado, provoca daños colaterales como desertificación (que avanza permanentemente) o mortandad de la vida silvestre. Además, a las causas que afectan la disponibilidad del agua se suman otros factores como la contaminación, la mala utilización del recurso hídrico y el calentamiento global, los cuales, si bien son responsabilidad de todos, ciertamente tienen mucho que ver con la presencia de industrias que explotan sin cuidado los recursos naturales para su propio beneficio y no están haciendo nada por reducir su huella ambiental.
A continuación, y con respecto a este último punto, la conferencista desarrolló el tema de los tipos de huellas; es decir, indicadores que nos permiten conocer el impacto de nuestras acciones sobre el medioambiente natural, para así identificar riesgos potenciales, fomentar la concientización de la población y la toma sensata de decisiones de consumo. Fueron abordados dos tipos, siendo el segundo el de mayor interés para la conferencia: primero, la huella de carbono, que mide la cantidad de Gases de Efecto Invernadero (GEI) emitidos a la atmósfera; y segundo, la huella hídrica, que se ocupa de medir la cantidad de agua dulce consumida y contaminada directa o indirectamente por la población. Acerca de la huella hídrica a nivel mundial, la Dra. Von Brand refirió que: “la agricultura usa alrededor del 70% del agua, y en los próximos años se espera que el consumo aumente más debido a nuestra explosión demográfica”, lo que implica la necesidad de desarrollar nuevas tecnologías que ayuden a disminuir la cantidad de agua requerida para la producción de alimentos y también en otras áreas como la pesca, la ganadería, la industria textil, etc.
Y, ¿por qué es necesario conocer todo este preámbulo acerca del uso eficiente del agua y la huella hídrica? Todo esto deriva en la implementación de los sistemas biointegrados que, en palabras de la Dra. Von Brand, “son una reinvención de las chinampas o los jardines de babilonia”, con los cuales se busca generar círculos virtuosos donde se integre el cultivo o crianza de diferentes especies, de manera que la presencia de una beneficie a la otra, y así mutuamente. Con ayuda de este tipo de sistemas, por ejemplo, es posible cultivar lechugas por medio de técnicas provenientes de la hidroponía, al mismo tiempo que se crían truchas con la misma agua empleada para su cultivo; de este modo, las plantas sirven como filtro que limpian el agua, y los peces aprovechan los nutrientes que son generados, así no se botan tantos desechos al ambiente y se consume menos agua en el proceso. Por supuesto, como todos los sistemas de producción, un ciclo de hidroponía tiene sus defectos: uno es que, después de dos o tres cultivos, el agua debe verterse en el exterior por el desbalance de solución nutritiva, y el otro es que requiere de bombas que funcionen las veinticuatro horas del día, lo que se traduce en un gran consumo energético (aunque siempre es posible sustituir la energía eléctrica por fuentes renovables como la captación de energía solar por medio de paneles). Finalmente, la Dra. Von Brand explicó que la acuaponía genera menor huella hídrica y de carbono, pues “produce 40% más que otras formas de agricultura, usa 90% menos de tierra, sólo usa el 10% del agua que se usaría en otras condiciones, no se usan agroquímicos, no produce residuos tóxicos y usa energías renovables”, a lo que se suman otros beneficios como la independencia de clima y de suelo.
La conferencia terminó con una invitación al público general para que internalicemos nuestra huella hídrica y de carbono, de manera que seamos conscientes acerca de las consecuencias que implican ciertas acciones como lavar el auto empleando chorros de agua con la manguera, en vez de usar solo una cubeta con agua o ducharnos sin cerrar la llave del agua. Es importante que nos motivemos para realizar acciones en favor del cuidado del agua, desde el cambio de nuestros hábitos de consumo, hasta la implementación de leyes o normas que regulen el uso eficiente de este recurso vital. No hay que olvidar que la escasez del agua es un problema que nos afecta a todos (humanos y no humanos), por lo que es necesario que comencemos a tomar en serio el enorme riesgo que esto representa para la vida general del planeta Tierra, ya que, de lo contrario, terminaremos lamentándolo cuando sea demasiado tarde. Debemos ser responsables y tener empatía por el mundo en el que vivimos.
Quienes estén interesados en visualizar la grabación de la conferencia, podrán encontrarla a través del siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=E2ovi7SCBUM.