Inmersos en una realidad en donde el deseo y la desmesurada necesidad de consumir son el motor de nuestras vidas, velozmente, nos encaminamos a un infarto colectivo, global, del cual no despertaremos más.
Inconscientes, ajenos a lo que nos rodea y seguros de que somos nosotros, los humanos, quienes debemos dictar y establecer el orden que debe regir el planeta, ignoramos que ante éste grandioso sistema llamado Tierra, tan sólo somos un pequeño componente, no más importante ni necesario que otros seres que habitan este mundo, pero sí con el mayor poderío destructivo.
Equilibrio, diversidad y unidad son las tres palabras clave para estar en armonía y sintonía con el planeta que habitamos.
Pero nada de esto parece importarnos, seguimos arrasando con lo que hay a nuestro paso, como una especie de plaga cuya voracidad acaba por volver estéril el lugar que toca.
Bajo esta perspectiva nada alentadora y pesimista cabe resaltar el trabajo de una persona que desde principios de los noventa, se ha ocupado en recuperar el Arroyo El Cedazo para beneficio de los aguascalentenses.
Mario Saúl Pérez Chávez, biólogo por la Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco, ha dedicado parte de su vida personal y trayectoria profesional, a cuidar y defender uno de los espacios urbanos vitales para mantener el equilibrio ecológico y evitar inundaciones dentro de la ciudad en su parte oriente, el Arroyo El Cedazo.
Breve historia
En un estudio (1) realizado por los paleontólogos José R. Guzmán Gutiérrez, Oscar E. Acosta Rincón y Francisco R. Palomino Sánchez, publicado en 1996 en la revista Investigación y Ciencia, número 19, de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, refieren que durante la
gestión del Ingeniero Luis Ortega Douglas (1956-1962), se delimitó la zona de El Cerrito de la Cruz, incluyendo la presa, de El Cedazo y su arroyo, como Parque Estatal, ya que era la parte verde a la que más acudían los ciudadanos en sus paseos dominicales.
En su estudio, los autores mencionan que el deterioro del arroyo se da a partir de la indiferencia de las administraciones posteriores a la de Ortega Douglas, por la construcción del Instituto Tecnológico de Aguascalientes en terrenos del arroyo, a finales de los sesentas, y principalmente, por el crecimiento de la ciudad de Aguascalientes.
Cabe mencionar que este arroyo además de ser importante en términos ecológicos para el Estado, es también de interés paleontológico, ya que como lo comentan los paleontólogos Guzmán, Acosta y Palomino en su estudio, en este lugar se encontraron nuevas especies de animales fósiles, correspondientes a mamíferos del Pleistoceno de Norteamérica.
De acuerdo con este estudio, en 1993, el Gobernador Otto Granados Roldán, dio a conocer la construcción de un parque cultural y recreativo, El Cedazo, en un área de 87.5 hectáreas, 43.75 de éstas para el parque recreativo, 8.4 para el parque cultural-comercial, y 11.75 has. para el Parque Arroyo Vivo, que incluía la presa, la cortina, el Caracol y los basamentos de un puente considerados como patrimonio histórico, así como El Cerrito de la Cruz y parte del arroyo El Cedazo, de interés paleontológico.
Datos publicados en dicho estudio, refieren que para la construcción del parque El Cedazo, se extrajeron aproximadamente 350 mil metros cúbicos de tierra, escombro y basura, para lo cual fueron necesarios 49 mil viajes de camiones de volteo, así como el uso de maquinaria pesada para la excavación, con lo que el daño provocado a este bioma —tan importante para el equilibrio ambiental y para conocer más sobre la vida en otros tiempos—, fue irreparable.
De nueva cuenta, lo que parecía una medida extraordinaria para proteger y preservar esta área no lo fue tanto, de no ser por el mal olor del agua de la presa con algunas zonas cubiertas de una nata color azul cobalto, patos alimentados con toda clase de comida chatarra, y rejas azules rodeándolo, podría ser un paraíso.
Restauración del Arroyo El Cedazo
Antes de que el biólogo Mario Pérez iniciara la restauración del afluente, el mal olor, la flora y fauna nocivas alimentadas por los despojos humanos, basura y aguas negras provenientes de las colonias aledañas, caracterizaban el arroyo, impensable era un paseo en este lugar por el temor a contraer alguna enfermedad, ahora, aunque el trabajo no ha terminado, el sitio luce distinto, limpio, sin malos olores, un pequeño jardín en la jungla de asfalto.
El biólogo Mario Pérez Recuerda: Cuando llegamos a vivir aquí, este arroyo era la orilla de la ciudad, y era un basurero que además llevaba drenaje. Empecé a recorrer el arroyo y vi que ésta era una de las chambas que tarde o temprano tendríamos que atacar, fue así como a principios de los noventas, junto con otro compañero del INEGI, conseguimos árboles y nos pusimos a sembrar los primeros mezquites en el arroyo, y a hacer los primeros intentos de limpiar, pero nos dimos cuenta que estaba en chino, no era una tarea para dos personas, así que lo único que hicimos fue jorobar al municipio para que lo entubaran.
Los predios de la zona de El Cerrito de La Cruz, la presa y el arroyo El Cedazo fueron invadidos, por lo que la basura y aguas negras tenían como destino este afluente, situación que aunque ha sido resuelta en una pequeña parte con el entubamiento del drenaje, sigue generando problemas, ya que con el crecimiento de la ciudad, las localidades y las nuevas colonias ubicadas en el oriente de la ciudad, continúan arrojando sus desechos al arroyo.
(1).- Estudio: Dictamen Técnico Sobre el Deterioro de la Zona Paleontológica de El arroyo El Cedazo, Aguascalientes. Investigación y Ciencia 19, Cuatrimestral, Año 1996, Centro Agropecuario, Artes y Humanidades, Básico Tecnológico, UAA, Depto. de Apoyo a la Investigación. Autores: José R. Guzmán Gutiérrez, Oscar E. Acosta Rincón y Francisco R. Palomino Sánchez, investigadores del Centro INAH e INEGI.