“De estereotipos durante el mundial” - LJA Aguascalientes
15/11/2024

 Al final de la copa del mundo representa —en un plano estrictamente deportivo— la consagración del mejor equipo que aplicó, a ratos, un futbol absoluto; desde un punto de vista publicitario, es hora de mandar a la basura a un montón de espots torpes, sin cerebro y cargados de confusiones. Sobre este último punto es en el que ahondaré en esta ocasión y en concreto sobre los estereotipos que se reflejaron en dos casos que en líneas más adelante nombraré o, mejor dicho, denunciaré. 

Primeramente una reflexión: en Facebook existe un grupo que se llama “Yes i’m mexican and i don’t travel in a ‘burro’ or have a giant sombrero” que demuestra, claramente, la inconformidad de un sector de la sociedad con la forma de mirar a los mexicanos desde fuera. El burro y el sombrero, en realidad, son poca cosa en comparación con lo que se nos coloca, a nivel imagen, por parte de extranjeros que juegan —por el poder que les confiere un medio de comunicación— a señalar al otro como exótico y decadente (ejemplos de atributos faltantes, sobran: tequila en mano —por tanto borracho—, zarape, chaparro, etc.) Se podrá decir que, en efecto, hay gente que cumpla estas características meramente superficiales; pero una golondrina no hace verano. Además, el error más grave es cuando se configura a una persona con los ítems anteriormente mencionados y se le agrega un nivel intelectual bajo cero. Esta cuestión se vuelve un factor determinante en la publicidad de algunos productos (recordar los casos tan sonados de discriminación por parte de Burger King y Coca-Cola, ambos en 2009). 
Así entonces, que nos señalen de esta manera es una muestra soberbia de ignorancia. Pero, ay, ¿nosotros no hacemos lo mismo? Es decir, si continuamente nos quejamos al respecto, ¿cómo justificar que algunos mexicanos actúen de igual manera? Los estereotipos son representaciones absurdas, ridiculizadas y caricaturizadas de un cierto porcentaje de la realidad, finalmente convertidas en una imagen abstracta de un pueblo o de un sector. Por tanto, crear reduccionismos o generalizaciones —según se vea— es de mal gusto. Identifico que en la publicidad de Sol, y la escenografía y los actores de Primero Mundial aplicaron, justamente, el tema de los estereotipos en diferentes niveles. Primero, el último: Imaginemos las propuestas entre los productores de Primero Noticias, meses antes del evento: 
—Tenemos que hacer un programa que vaya en el mismo tenor que el mundial africano. 
—Sí, y, bueno, como es en Sudáfrica… ¿qué rasgos distinguirán a este país? 
—Ya sé: tribus, lanzas y animales salvajes. ¿Y si creamos el escenario bajo estos tres elementos? 
Si bien no ocurrió así —y si bien mi dramatización es poco divertida—, el resultado de una conversación cercana a ella pudo ser visto durante un mes en Televisa: Una botarga de simio, y personas que bailaban sin coordinación además de comunicarse en una lengua nonesense alrededor del equipo de Loret de Mola. Tanto la botarga como las personas no cumplían una función informativa, por el contrario, eran piezas que intentaban simular una suerte de representación del ser africano y, peor aún, estaban ahí para entretener al público mientras —claro está— Loret y los demás se burlaban de ellos. Si esto no es una muestra patente de cómo un equipo mexicano estereotipa a todo un país, entonces no sé qué sea. 
Eso me sugiere una teatralización de una tontería, no un intento de ambientar un escenario conforme a la cultura de un país. Creo que hay otras maneras de construir una escenografía que representara la cultura sudafricana. Pero sospecho que investigaron sobre África a través de Hollywood. 
Los espots de Sol también reprodujeron un estereotipo. Sólo que ahora no fue sobre un país, sino sobre las mujeres y en menor grado sobre los hombres. En la primera etapa, se veía a los hombres terminar con sus respectivas parejas a través de un engaño: necesitaban un tiempo a solas. La situación para las mujeres era de incertidumbre, para los hombres, de regocijo, ¿por qué? Porque los hombres, así, no iban a tener distracciones y podrían concentrar su tiempo exclusivamente al futbol. Efectivamente todos finalizan sus relaciones. Avanza el mundial y también lo hacen los espots. Los hombres llaman a sus -ahora- ex parejas diciéndoles que las “casi” aman. Ese casi condensa la propuesta del espot: no pueden amarlas porque sus amores, por el momento, están en el futbol. A punto de concluir el mundial se cambia la maniobra: los hombres tratan de contentarlas con un sinfín de estrategias. Las mujeres cierran siempre las puertas, lo cual demuestra, en cierta medida, que se enojaron; sin embargo, ¿qué ocurre cuando la copa del mundo se acaba? Los hombres regresan con sus —ahora sí— parejas, mientras la voz en off dice: Regresa con tu Ex, faltan cuatro años para Brasil. Hasta aquí medianamente la historia de estos cuatro espots. Esto exhibe el estereotipo, por un lado, de que la mujer no sabe de futbol, ni le interesa; y, por el otro, que el hombre se idiotiza con este deporte (además de que es el que controla las relaciones: corta cuando quiere; vuelve cuando le place). 
No entiendo por qué si el mundo tiende frecuentemente al combate y a la guerra, todavía insisten algunos en atacar, a través de estereotipos, las subjetividades de las personas. 
www.mexicokafkiano.com 


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