Pandillas y violencia social - LJA Aguascalientes
22/11/2024

a problemática social en lo económico, en lo social y sobre todo en lo educativo, producto de la baja cobertura del Estado Mexicano de dar educación gratuita, cerca de nueve millones de jóvenes entre los 18 y 23 años en estos momentos no tienen acceso a la educación y menos al mercado laboral tan contraído por la crisis severa por la que atravesamos, los excesos de la alta burocracia: diputados, senadores, ministros, gobernadores, funcionarios de primer nivel de los tres niveles  de gobierno, donde se debe no sólo buscar la justa medianía en sus percepciones, sino que la sociedad debe exigir acabar con gobiernos ricos a costa de pueblos pobres, por el bien del país, justamente en días pasados la propia SEDESOL habla y se preocupa de que existe la probabilidad de un estallido social, que de hecho lo estamos percibiendo por los índices alarmantes del detonador social, la delincuencia organizada, que no finjan demencia  las autoridades federales, ellos  han propiciado el crecimiento alarmante del crimen organizado.

¿Quiénes lo conforman? ¿los banqueros?, ¿los empresarios?, ¿los estudiantes?, ¿las amas de casa?, NO, esto no es gratuito, son los miles y hasta millones de desempleados que son el caldo de cultivo de la delincuencia y en especial los jóvenes que provienen de hogares destruidos por la desintegración familiar, la emigración forzosa, la falta de oportunidades de empleo digno y todo esto producto de la pobreza de un país como el nuestro que no encuentra la salida, por la ineptitud de quienes ostentan cargos públicos por amiguismo, compadrazgo, etc., por todo esto, menos por capacidad, a los hechos me remito.

La Dra. Ailsa Winton, investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM habla de este fenómeno social que son las pandillas: “es urgente desarrollar un conocimiento más completo de las pandillas en México y Centroamérica, ya que sus efectos en la comunidad y en especial en los jóvenes pueden ser devastadores, las pandillas han florecido principalmente en Honduras, El Salvador y Guatemala, y se han extendido hasta el sur de nuestro país, tras los conflictos en Centroamérica, muchos jóvenes fueron deportados de Los Ángeles, donde las pandillas contaban ya con una larga historia, a sus países de origen”.

El fenómeno de Los Maras es un problema que adquiere amplias dimensiones, penetraron en Centroamérica durante la década de los 80 y 90, encontrándose en sociedades fracturadas por la guerra (también el narco es una guerra), violencia y pobreza, ¿nos dice algo esto?  La violencia organizada no es una novedad. En México, Los Maras no tuvieron el mismo auge, en los últimos años, han penetrado poco, pero paulatinamente en la frontera de Tapachula, Chiapas; aunque no manifiestan los grados de violencia que se dan en los países del centro, pero se pueden dar en las condiciones económicas, sociales y educativas en las que vivimos.

Los factores que inciden en la formación de pandillas son las exclusiones y desigualdades sociales, económicas y políticas pero sobre todo educativas, así como los impactos culturales de la globalización, que pueden ser  factores muy importantes en la creación no sólo de pandillas, sino de delincuencia organizada por la cual atravesamos en estos momentos tan difíciles para el país, ya que por medio de este fenómeno el joven encuentra la posibilidad de ejercer poder y exigir respeto por la razón de que en grupo se ofrece protección, sentido de pertenencia, posibilidad de venganza y en ella se refugian muchos jóvenes víctimas de la violencia intrafamiliar y social, por ser dentro de esta organización el integrante construye su identidad y desarrolla un sentido de pertenencia que suple las carencias afectivas, sociales y económicas.

Marginación, bajo nivel de integración y rechazo por parte de la sociedad, desintegración familiar, desarrollo desigual, mala distribución del ingreso familiar y desarraigo, son algunos de los elementos que llevan a los jóvenes a agruparse, sea en pandillas, en sicarios, en delincuentes organizados y muchas otras formas de delinquir en perjuicio de nuestra sociedad y parece ser que ya somos rehenes, no sólo de la delincuencia, sino también de los gobiernos panistas principalmente o de otro signo ideológico  que se sirven del poder para  sus intereses personales o de grupo y no sirven realmente a una sociedad, un pueblo que es el que al final de cuentas el que paga los sueldos estratosféricos, sus lujos y que se hacen no ricos, millonarios a costa de la pobreza de muchos conciudadanos.

En los países centroamericanos la respuesta de los gobiernos son mecánicas y la cooperación es puramente represiva, en las operaciones como: Plan Mano Dura y Súper Mano Dura (en el Salvador), Plan Escoba (en Guatemala), Plan Cero Tolerancia (en Honduras) y Plan Acero (en México) se realizan detenciones masivas, pero estas acciones no reducen la violencia de las pandillas y sólo aumentan el rencor y la imposibilidad de que los pandilleros se reintegren a la sociedad, por las razones de que los jóvenes son detenidos masivamente y maltratados, eliminando así la posibilidad de rehabilitación, lo que se debe hacer es primero, conocer las motivaciones y actividades y ver los factores que deben estudiarse e investigarse a fondo como son: la exclusión social, la falta de identidad y la organización, tanto a nivel local, como nacional y trasnacional.

Las propuestas y medidas para mejorar no deben ser soluciones represivas o violentas hacia los jóvenes, hay que tenderles la mano, algunas organizaciones conservan los bueno que tienen las pandillas; en Guatemala se llevaron computadoras a un barrio y se ofreció a los jóvenes capacitación en diseño, programas de educación y talleres de concientización para apoyar a la organización juvenil no violenta, dicho programa ha tenido éxito, ya que ofrece una buena alternativa laboral, tomando como ejemplo este tipo de acciones se buscará una mejor integración y que no provoquen marginación por la razón de que la violencia llevará  a una mayor violencia y a una desintegración más profunda de los jóvenes en la sociedad, lo vemos cotidianamente, reforcemos la educación y la preocupación de que ningún joven se quede sin escuela y se le brinden espacios laborales más seguros para bien de este país, porque el problema ya lo tenemos enfrente y la posibilidad de un estallido social está a la vuelta de la esquina.



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