Artículo 16.-Una Sociedad en la que no esté establecida la garantía de los Derechos, ni determinada la separación de los Poderes, carece de Constitución.
Declaración francesa de 1789
O al menos lo quieren asesinar ¿De qué otra forma podemos entender las palabras de Andrés Manuel López Obrador de que está moralmente por encima de la ley? Durante mis debates, participaciones y artículos de opinión, me he esforzado por defender algunas de las posturas del presidente, porque creo que tiene una genuina intención de hacer algo bien por este país (y creo que ha hecho muchas cosas buenas) pero no se puede más, sus últimas declaraciones despreciando el estado de derecho (de por sí tan lacerado en nuestro país) hacen que no se le pueda llamar sino un intento de dictador o peor aún, un mesías tropical. Sus palabras son lapidarias, increíbles e inconcebibles: “por encima de esa ley, está la autoridad moral y política…” por encima de la ley, L’État, c’est moi, y más aún, la moral soy yo, el pueblo soy yo, la verdad soy yo… Luis XIV le ha quedado espantosamente chico.
Los revolucionarios franceses sentaron las libertades básicas que nos preciamos de enarbolar en el mundo occidental, unas libertades que son tan valiosas, producto de años de estudio filosófico, que consideramos que son un piso mínimo urbi et orbi, es decir no solo nosotros, si para toda la humanidad, rechazamos totalmente el subjetivismo y consideramos que el solo ser humanos, en cualquier parte del mundo, tenemos estos derechos. Además, proclamaron las garantías para su protección, la principal, la primera y más importante es la división de poderes. Una división que se basa en la ley, no en la superioridad moral de nadie, sino en un documento objetivo que conocemos como constitución. Por eso, el epígrafe de este texto, me parece una de las creaciones más bellas de la humanidad, y tal vez el artículo más importante de la declaración francesa. Siempre en mis clases insisto en ello.
El gobernante debe hacer todo lo necesario para conservar el poder, decía en su momento Maquiavelo, de ahí que se le atribuya la frase de que el fin justifica los medios. Andrés Manuel al poner por encima de todo la moral, no solo cae en este maquiavelismo, sino que al mismo tiempo, destruye el concepto mismo de moral, en pocas palabras es contradictorio, porque la moral tiene implícito el cumplimiento de la ley, si la ley es valiosa porque coadyuva a la construcción de la sociedad, luego es valiosa, luego moralmente es necesario obedecerla.
El estado de derecho, como lo define el World Justice Proyect, es “un sistema de reglas en el que todas las personas, instituciones y entidades están sometidas a la ley, la cual se aplica de forma equitativa, justa, y con total apego a los derechos humanos”. Contrario a esta definición nuestro “redentor enviado por Dios para salvar a la humanidad” se ha encargado de emitir una nueva definición acorde con la 4T: “un sistema de reglas en el que todas las personas, instituciones y entidades están sometidas a la moral del presidente, la cual no se aplica de forma equitativa, ni justa, ni con apego a los derechos humanos”.
